Se proclaman los resultados de las elecciones andaluzas y las reacciones son automáticas: Sánchez sale corriendo de España, y Pablo Iglesias trata de presionar a los totalitarios independentistas diciéndoles aquello de “no están en juego unos presupuestos, sino frenar a la extrema derecha” y llamando a la “gente” a la lucha antifascista.

En la larga noche del domingo pasado todos los partidos de la izquierda llamaron al miedo, al miedo a una supuesta ultraderecha que viene a restringir nuestras libertades; a una ultraderecha que tiene que llevar al pueblo español a entregarse a los demócratas y liberales partidos del nuevo frente popular.

Sin duda alguna VOX ha metido miedo, pero no a los ciudadanos, sino a los defensores de lo políticamente correcto, a los defensores de mentiras con patas muy cortas, mentiras como que la violencia de género es el principal problema de nuestro país, mentiras como aquella que la invasión descontrolada de miles de inmigrantes musulmanes no pondrá en peligro nuestra sociedad, mentiras como aquella de que a mayores impuestos, mayores niveles de vida …

VOX ha metido miedo en el cuerpo, pero no en el cuerpo electoral, si no en el cuerpo de la clase política, de una clase política que ya estaba acomodada en una praxis sencilla: subir impuestos, pagar los favores recibidos al independentismo, borrar nuestra historia, y controlar nuestras vidas a través de las mentiras del feminismo y del ecologismo.

Y en este estado de complacencia VOX les ha venido a dar un meneo de sujétate y no te sueltes, un meneo que según ellos viene de la ultraderecha, sin que sepamos que significa esto, pues ¿han oído ustedes decir a VOX que van a desmontar el Estado? ¿los han oído hablar de los cuerpos intermedios? ¿los escucharon hablar de los gremios, y colegios profesionales?, ¿tal vez en algún discurso se les ha escapado aquello de apoyar a la familia natural? ¿quizá escucharon eso de que la educación no es competencia ni de las Comunidades Autónomas, ni del Estado, que en realidad es una competencia exclusiva de los padres? ¿les escucharon que es necesario prohibir el aborto, y el divorcio? ¿les escucharon aquello que España es católica no será España?

No se para ustedes, pero para mi la ultraderecha es otra cosa que todavía esta por venir y que esperamos con ansia.