Aunque la Asociación que tengo el gusto de presidir es apolítica, la situación que se vive en los centros escolares no siempre puede comentarse al margen del aparato político. Hace dos o tres años, con el cambio de color en los gobiernos de muchas comunidades, y del propio país, tuve la ilusión de que algunas cosas cambiaran en el escenario educativo.
Esa ilusión se fue viniendo abajo al ir comprobando que el adoctrinamiento escolar se ha mantenido con los actuales gobiernos de derechas; y además con los mismos formatos y en los mismos frentes que se daban con la izquierda.
Y como muestra presentaré el caso de Cantabria, aunque la situación a la que me refiero presenta réplicas en casi todas las provincias. La comunidad cántabra ha sido una de las comunidades en las que los populares obtuvieron la confianza ciudadana necesaria para gobernar. En lo que respecta al interés de la Asociación ADVCE, este actual gobierno se ha hecho cómplice de la mala educación sexual que en muchos centros cántabros se proporciona a los alumnos. Y lo ha hecho dando continuidad a los mismos programas que venían desarrollándose. Y es que con los gobiernos anteriores de izquierdas se introdujo en las aulas una educación sexual aberrante cuyo mensaje de fondo al alumnado es que puede hacer lo que le venga en gana.
Una prueba la tenemos en la ya tradicional ayuda otorgada por el Gobierno de Cantabria a la Asociación ACCAS y que ha publicado recientemente su bodrio de “Guía de Educación Sexual para Jóvenes”. Una guía que legitima la promiscuidad sexual, que trata de convencernos de que lo mismo da ser homosexual que heterosexual, que la sexualidad parece tener como fin principal la obtención de placer, que anima a practicar la masturbación si te apetece, que no existe problema en tener varias parejas sexuales si todas ellas consienten. En fin, una guía tan poco seria que te indica que cortes un preservativo por la mitad para efectuar un cunnilingus, que desprecia los métodos naturales de regulación de la natalidad proporcionando datos falsos y poco claros, que esconde que la píldora del día después puede conllevar un aborto, que muestra su acuerdo con el falso derecho al crimen del aborto y, como no podía ser de otra forma, aprovecha la ocasión para promocionar páginas web de colectivos LGTB.
Así las cosas, tenemos en los centros escolares una guía nada científica, exenta de rigor, que te induce a hacer lo que quieras con el sexo y en la que nada importa mientras no atentes contra los derechos de otra persona y te protejas para no contraer enfermedades o embarazos.