Día tras día, año tras año, los medios de comunicación, las asociaciones feministas y los políticos nos hablan sin cesar del feminismo y de la igualdad.
Cada vez que leo este tipo de cosas y hablo con mujeres de ideología más radical sobre estos temas, me hierve la sangre, porque no alcanzo a comprender su afán por eliminar nuestro derecho a ser madres. Un derecho que nos es inherente puesto que hemos sido “fabricadas” para generar vida.
Actualmente muchas son contrarias a crear vida con la excusa de desarrollarse en sus profesiones o porque las empresas no dan facilidades y o no nos contratan por este hecho o nos despiden cuando esto sucede.
Respetando cualquier tipo de opinión, me resulta del todo inconcebible que se politice el hecho de que las mujeres estemos dotadas para generar vida, y más grave aún si cabe es el hecho de que se politice el derecho de un padre a serlo cuando la familia creada se deshace por medio de la separación o el divorcio.
Nosotras tenemos un don maravilloso que debemos de preservar. La vida no se crea por generación espontánea sino que necesita de dos seres, uno masculino y otro femenino para poder engendrar esa vida. Con posterioridad se producen esos maravillosos momentos que suponen el llevar un ser vivo dentro de nuestro ser, sentir cómo crece dentro de nuestro cuerpo y se mueve. Al nacer, ése vínculo permanece durante la lactancia. Y aquí los padres tienen un papel muy importante: dar el biberón al bebé, cambiarle los pañales, bañarlo, mimarlo, dormirlo…. Un vínculo especial que comparten tanto la madre como el padre, siempre que nosotras no seamos egoístas y lo queramos todo para nosotras, como suele suceder en algunos casos.
Muchas mujeres se quejan de que el padre de sus hijos no les ayuda o no se implica en su crianza: ¿pero realmente es así o es fruto de su egoísmo? ¿no será que quieren tener al niño todo para ellas sólo porque lo han llevado dentro de su cuerpo durante 9 meses y les resulta imposible poder separarse aunque sea unos minutos de él?
Esto mismo sucede en un proceso de separación o divorcio. Muchas mujeres que se llaman a sí mismas madres pretenden eliminar la figura paterna aparentemente como venganza, pero lo más probable es que en su fuero interno piensen que ellas lo han engendrado y lo han llevado en su cuerpo y el padre no. ¿Y qué culpa tienen ellos de no poder llevar una vida en su interior? Estoy convencida de que muchos se cambiarían por nosotras sólo por tener esa maravillosa experiencia que únicamente nosotras podemos sentir.
Esto sería feminismo. Defender la vida, defender a los hijos, defender la familia, y defender por supuesto, la obtención de los mismos derechos y oportunidades que cualquier otro ser humano.
Ponen como excusa que las que somos madres no tenemos esos mismos derechos. ¿Los tienen las mujeres que no lo son? ¿O ellas consiguen mejores puestos de trabajo que las que sí lo somos?
Si buscamos igualdad de derechos y oportunidades, estos tendrán que ser también iguales entre nosotras mismas.
¿Y para conseguir una igualdad, hay que machacar al hombre por el mero hecho de serlo? Porque según el feminismo, las mujeres hemos sido sometidas por nuestra condición femenina. Si se busca una igualdad, habrá que actuar en consecuencia y no hacer lo mismo que dicen que han hecho con nosotras, porque entonces dejaría de ser igualdad para pasar a denominarse venganza.
¿Y qué mejor forma de vengarse que eliminando la figura paterna de la familia? ¿qué mejor forma que hacer del divorcio un negocio? ¿qué mejor forma que inventarse una ideología diabólica incluyendo en estos entresijos a los medios de comunicación, políticos, abogados, jueces, fiscales con la base de una publicidad subliminal y machacona para absorber a la parte de la sociedad que no sufre esta lacra de separaciones no amistosas?
¿Por qué politizan nuestras vidas? ¿Por qué politizan nuestra esencia biológica?
Se ha legalizado el aborto. Algo que desde mi punto de vista no debería de ser, puesto que ya existen en el mercado los suficientes productos y artilugios para evitar un embarazo no deseado.
Es comprensible la detención del embarazo en casos de gravedad, por supuesto: una violación, la salud de la madre, una enfermedad grave…. Pero detener un embarazo por negligencia propia, existiendo medios para evitarlo, es auténticamente inconcebible.
Nos llenamos la boca hablando de educación. ¿Pero de qué educación estamos hablando, de la que conviene por negocio o de la realmente necesaria y lógica?
Ahora resulta que el progresismo es lo contrario de la constitución biológica. Hay quien incluso se permite la ligereza de decir que las mujeres llevamos a cuestas “una carga biológica”, pero resulta que la persona que ha hecho esta afirmación nunca ha sido madre. Entonces, ¿quién es ella para hacer semejante aseveración, si ha elegido libremente no tener descendencia?
¿Realmente hablamos con coherencia o nos dejamos llevar por nuestros miedos y frustraciones internas? ¿por qué se politiza y se legisla a favor del fracaso?
Recordemos que la frustración y la ira van íntimamente relacionadas.
Por Blanca Escaño Olazagoitia, Presidenta de AMYHIR (Asociación de Mujeres y Hombres en Defensa de la Igualdad Real)