Lo que somos como nación en el mundo, es cultura
José Jiménez, crítico de arte
Así decía el crítico de arte una vez preguntado por el tema. Consultado también el Director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, dijo que sería un retroceso eliminarlo porque es necesario para impulsar y difundir las actividades artísticas, musicales, literarias… y César Antonio Molina, escritor y ex ministro de Cultura, afirmó rotundamente que no solo debe mantenerse, sino consolidarse y potenciarse, porque la cultura es el futuro. Y los tres coinciden en que, bien gestionado, un Ministerio de Cultura, resulta muy necesario no solo por las aportaciones económicas y sociales que proporcionan las actividades encuadradas en el marco “cultural”, sino porque esas manifestaciones forjan con el patrimonio cultural compartido, el entramado fundamental de una nación.
Surgió la pregunta porque se han elevado diversas voces pidiendo la supresión de dicho ministerio por el incumplimiento esencial de sus funciones al no desarrollar una política cultural de Estado que cuide y potencie la Cultura española desde su pluralidad, se marque unos objetivos, las estrategias para llevarlos a cabo y coordine las acciones necesarias para representar a España con todas las garantías en los organismos nacionales e internacionales.
Resulta por ello muy significativo la cantidad de oportunidades que el gobierno ha perdido para dar a conocer, exponer o defender personajes esenciales no solo en la historia de España, sino mundial por la repercusión que sus hechos tuvieron. Estas son las ocasiones perdidas de haber cumplido con su obligación:
*Como recordamos no hace mucho, entre el 20 de septiembre de 2019 y el 6 de septiembre de 2022 se cumplirán los 500 años de la impresionante gesta que supuso dar por primera vez la vuelta al mundo. No se pregunten por los actos previstos en España para su celebración.
Ante las protestas surgidas por tal inacción, el ministro Guirao ha dicho que habrá 126 proyectos que han sido aprobados ya por la Comisión de la Primera Circunnavegación global, tanto a nivel nacional como de entidades locales, de las que solo conocemos la asociación AGNYEE, quienes, indignados por la abulia del gobierno, impulsa el Proyecto 500 años después. Tras la senda de J.S. Elcano, con el que pretenden, haciendo de nuevo la misma derrota y a través de conferencias, poner de relieve la personalidad de Elcano.
Portugal sin embargo, se afana, desde hace tiempo, en sacar adelante lo que llaman la Ruta de Magallanes como Patrimonio de la Humanidad reconocido por la UNESCO, aunque en ningún momento se plantea un reconocimiento patrimonial conjunto que contemple en armonía tanto a España como a Portugal y eso que, Magallanes, nacido allí, pero nacionalizado español −quizá por el desengaño sufrido con el monarca portugués−, no pudo completar la derrota del viaje por haber muerto en combate en Filipinas. La vuelta al mundo la hizo Elcano quien llegó a Sanlúcar con solo 18 hombres.
*Otro acontecimiento importante fue el hecho de que un extremeño dotado de grandes valores militares, estratégicos, políticos y diplomáticos al mando de un puñado de hombres y tres barcos, conquistara Méjico derrotando al poderoso imperio azteca entre 1519 y 1521. Con grandes dotes diplomáticas debido a su gran elocuencia, dotes de persuasión y sugestión, pronto logró reclutar a más de 600 hombres para su causa y atraerse la ayuda de las tribus dominadas por los sangrientos aztecas.
El autor de la hazaña: Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano, I marqués del Valle de Oaxaca quien conquistó para nuestra nación una superficie enorme que posteriormente llegaría a englobar los territorios de España en América del Norte, América Central, Asia y Oceanía. Expansión en la que confluyen los éxitos de ambos españoles, Cortés y Elcano, los cuales permitieron añadir a la corona española, además de México, los actuales estados de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Florida y partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Luisiana por parte de los actuales Estados Unidos así como la parte suroeste de la Columbia Británica del actual Canadá, más la Capitanía General de Guatemala que incluía Guatemala, el estado de Chiapas, Belice, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, más la Capitanía General de Cuba, que comprendía Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago y Guadalupe, así como la Capitanía General de Filipinas que además de en las Filipinas, gobernaba las islas Carolinas y las Marianas. Posteriormente, desde 1626 hasta 1642 los españoles se establecieron en el norte de la isla de Taiwan, entonces llamada Formosa. Quizás observando las conquistas españolas en un mapamundi se aprecia mejor la grandeza de estos hombres.
En el caso de Elcano, su ciudad de origen, Guetaria, al menos si le homenajea. En Medellín, los festejos en conmemoración de Cortés, ni están ni se les espera, a pesar de que su alcalde afirma que Medellín no tiene el reconocimiento patrimonial y turístico que merece, no aprovecha la magnífica ocasión de lanzar su población al mundo conmemorando a su paisano y sus gloriosas hazañas.
No lo hará. No se enfrentará a la superioridad. El ministro de Cultura, José Guirao se cubrió de gloria el día 25 de enero al presentar los planes previstos por el Gobierno para impulsar la cultura (española) en el mundo, según se contempla en los Presupuestos Generales del Estado. ABC preguntó al ministro por la ausencia de cualquier mención a los 500 años de la llegada de Hernán Cortés a México, en abril de 1519. Y ahí llegó la sorpresa, sobre todo por la respuesta del ministro: «Es que allí ese tema es complicado«. Y por lo que se ve en España también, apostilló ABC. A continuación, el ministro anunció, quizá como compensación, que tendrá un protagonismo especial la conmemoración de los 80 años del exilio español producido al final de la Guerra Civil en 1939. No aclaró si en ese homenaje incluirá biografías de los individuos explicando con objetividad las causas que les obligaron a huir.
Ante la sorpresa generada tuvo que salir Borrell a echar un capote a Guirao: «Se hará algo, no lo dude, aunque fuera complicado, porque no debemos dejarlo caer en el olvido. Fue un encuentro entre dos mundos. Debemos mantener contactos con intelectuales mexicanos, ellos saben que la llegada de los españoles y la guerra contra los aztecas alumbraron el México moderno».
En efecto, el México, que no fue español ni indígena, sino mestizo desde Cortés y Malinche, ¿habría sido el mismo país, o habría sucedido lo que en el norte de América, masacres de las que tan orgullosos se sienten que nos abruman con su relato a través de películas o tendrían corralitos, ghettos, o reservas para encerrar a los que sobrevivieron?
Creo que podría decirse que el propio gobierno español alienta la leyenda negra contra España.
Así lo ha entendido el Grupo Parlamentario Ciudadanos por lo que ha registrado en el Congreso de los Diputados una Proposición no de Ley en la que insta al Gobierno a que incluya en la agenda del Ministerio de Cultura la conmemoración del quinto centenario de la llegada de Hernán Cortés a México, porque asegura que el Ejecutivo trata de silenciarlo lo que es irresponsable e ingenuo. «No imaginamos a Italia tapando la imagen de Julio César o a Grecia obviando a Alejandro Magno. No nos resignamos a ser los únicos que dan la espalda los personajes más importantes de nuestra historia, que en este caso fue el núcleo de la de la humanidad», se afirma en el documento.
*El 11 de noviembre de 2018, fue retirada la estatua de Cristóbal Colón de Los Ángeles después de haber celebrado durante 45 años con grandes cabalgatas, la celebración del Descubrimiento a instancias del concejal Mitch O’Farrell porque según dice que «Colón fue responsable de atrocidades y su imagen no se tiene que celebrar en ninguna parte» ya que «sus actos contribuyeron al mayor genocidio jamás registrado». Este concejal, que tanto nos recuerda con su incultura otros más próximos, nos hace ver que no conoce la historia de España, pero tampoco la de América. Aún peor, el hecho, por cuanto ha sido en sede académica, en una de las principales y más prestigiosas universidades católicas de EEUU, la de Notre Dame, en Indiana. Esta se dispone a cubrir doce murales del siglo XIX porque reflejan escenas de la vida del Almirante ya que según el rector, padre John Jenkins[1] en años recientes, muchos consideran que los murales son como mínimo ciegos a las consecuencias del viaje de Colón sobre los pueblos indígenas que habitaban este nuevo mundo y, en el peor de los casos, denigrantes.
El concejal Joe Buscaino, de ascendencia italiana, expresó sus reservas sobre la cancelación del Día de Colón e intentó hacer un esfuerzo infructuoso para conseguir la retirada de la moción. «Con o sin Colón, los italianos continuarán celebrando sus sacrificios y contribuciones a este gran país y nuestra gran ciudad», declaró Buscaino. ¿Y España? Ni cónsul, ni agregado cultural, ni embajador, ni por supuesto el ministro, han hecho la más mínima declaración en defensa del Almirante. NADIE en todo el escalafón se ha tomado la molestia de defender la historia de España.
No son las únicas dejaciones y abandonos. Recuerden la reacción que hubo ante el abandono del gobierno de la reivindicación de Gibraltar durante las negociaciones del brexit. Como este tema, aunque eminentemente histórico y cultural, afecta más por sus implicaciones internacionales al ministerio de AAEE, solo diremos que han vendido como triunfo un reconocimiento sin valor jurídico, de que Gibraltar es una colonia, y sin pudor, se sienten orgullosos de ello, es decir, volver a la situación del Tratado de Utrecht, sin sacar siquiera partido de una situación que nos podía haber beneficiado, ni poner coto y límites a su expansión territorial, es para ellos un hito.
Pero queremos recordar las dejaciones por parte del Ministerio de Cultura que tanto han perjudicado y siguen perjudicando a los españoles, a los que, al menos, prometieron servir. Hablaremos, por tanto, del abandono de la defensa del derecho a los tesoros de los pecios.
Atrapados en los fondos oceánicos repartidos por todo el globo yacen miles de barcos hundidos (conocidos como pecios) a lo largo de los siglos. Más de un millar navegaron bajo pabellón español y son, en rigor, parte de nuestra historia militar, política y cultural y por ello son preciados para empresas privadas que buscan obtener un amplio beneficio de los tesoros que algunos aún transportan, aunque sus restos reposen en el fondo del océano.
Con el objetivo de terminar con las disputas entre actores privados y estatales en relación a los barcos hundidos, además de con la misión de impedir el pillaje y saqueo de reliquias históricas de gran valor cultural y arqueológico, la UNESCO desarrolló a principios de siglo, en 2001, la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Muchos de los estados asumen que los barcos hundidos privados y no salvados o reclamados en un periodo de tiempo pasan a ser de su propiedad. En el caso de España, son tres años. Si nadie reclama su propiedad (en el caso de los privados, es más sencillo), a nivel legal su uso, explotación y comercialización está permitido. Esto puede ser siempre revocado por una instancia superior. O no. Uno de los casos más celebres es el de los barcos El Juno y La Galga. También en 2001, el Tribunal Supremo de EEUU dio la razón al Estado español en relación a la propiedad de ambos barcos situados frente a las costas de Virginia. Contenían grandes tesoros que iban a ser recogidos por una empresa de cazatesoros, obteniendo Virginia un 25% de las ganancias. España se opuso, llevó el caso a la Corte, argumentó que no eran barcos abandonados sino de su propiedad y, en este caso, ganó.
*En su momento (1978), España no hizo lo propio con el Nuestra Señora de Atocha (1622), y perdió la posibilidad de protegerlo y retener los tesoros que contenía. El galeón formaba parte de la flota que surcaba los mares entre La Habana y España en el siglo XVII. AL momento de zarpar llevaba 24 toneladas de plata en 1038 lingotes, 180.000 pesos en monedas de plata, 582 lingotes de cobre, 125 barras y discos de oro. Se hundió frente a las costas de Florida. Tras 16 años de trabajo, Mel Fisher y su tripulación Treasures Salvators descubrieron el 20 de julio de 1985 el pecio con un cargamento importante de oro y plata, valorado en 600 millones de euros. Actualmente, los artefactos y tesoros del Atocha y Santa Margarita constituyen la parte principal de la colección del Mel Fisher Maritime Heritage Society Museum. Esto perdió España por apatía, desgana o incumplimiento de su obligación.
*Uno de los casos más dolorosos es el relativo a los restos del mercante «Notre Dame de Deliverance», ya que España ha conocido largamente el pleito e incluso ha sido requerida numerosas veces para verificar su posicionamiento. El barco pertenecía a la compañía francesa de las Indias Orientales, pero fue fletado en 1755 por Carlos III para traer un importante cargo a España. A bordo iban también kilos y kilos de oro y plata que pertenecían a los españoles. El valor actual de aquella carga se calcula en unos 3.000 millones de euros (500.000 millones de pesetas), con lo que se convertiría en el mayor tesoro submarino de la historia.
El abogado que representó al Gobierno español en esta ocasión también fue James Goold, el del Caso Odyssey y el mismo que ganó para España el pleito del «Juno» y «La Galga», según se relata en el «informe Lancho». Pero en este pleito, interpuesto por la empresa Sub Sea Research ante un juzgado de Florida, España nunca se personó. Desde el 22 de enero de 2003, cuando el abogado Goold informa de que el Gobierno está tratando de documentar el pecio, no se ha vuelto a saber nada. Como no se presentó documentación alguna, el juez ha dado el caso por cerrado el pasado 24 de julio de 2007, en plena crisis de Odyssey. Ya no hay nada que hacer, a pesar de que en este pleito se pedía opinión a España -en atención al antecedente del «Juno» y «La Galga»- e incluso el magistrado reconoció que se hablaba de un buque «del XVIII llamado Notre Dame de Deliverance».
España se enfrenta con desidia jurídica a la mayor crisis arqueológica de su historia, según el abogado José María Lancho, experto que ha analizado la situación y el tratamiento legal que se da en Estados Unidos a los restos arqueológicos sumergidos de origen español y ha logrado documentar un buen número de expolios comparables con el presuntamente llevado a cabo por Odyssey. Aporta documentación diversa, desde 1965, relativa a la «tolerancia» de España con estas actividades y afirma que se trata de una crisis cultural grave.
*Tampoco se tomó ninguna medida contra la explotación de la empresa Mississippy Group que durante once años estuvo realizando ricas extracciones: 4.500 libras (más de 2 toneladas) de reales de a 8 de plata; 500 libras (más de 200 kg.) de pequeñas monedas; casi 2 toneladas de metal entre cañones, ajuares, pertrechos…
*Los cazatesoros de la empresa Marine Salvage con la excusa de “investigar” para identificar pecios, expolió tres en la costa de Miami con la aceptación del Tribunal sin que España hiciera ningún movimiento para evitarlo. Lo curioso aquí es que un sólo interdicto, según demuestra el abogado en su informe, cubría el expolio de tres pecios. Y eran españoles, puesto que lo afirmaban cuando prestaron piezas para una exposición, en 2002, para el Treasures of Gulf Museum. Por cierto, la muestra reemplazaba a otra sobre el Atocha, expoliado por Fisher.
*Una dejación más. Otro de los antiguos buques españoles hundidos en las costas de EE.UU, fue el excavado por Eurisco Corp. desde 1997 en el Santuario Marino de los Cayos de Florida. España no se personó y el caso acabó en acuerdo de Eurisco con el Gobierno americano. Lo curioso es que la empresa afirma que recibió una carta de la embajada española por la que no se autorizaba ninguna extracción. Sin embargo el Reino de España nunca se personó en el proceso. ¿Por qué?
*Y, por último está el caso del galeón San José hundido en las costas de Cartagena de Indias. Tras 16 años de procedimiento dormido el Consejo de Estado de Colombia ha sentenciado sobre el galeón San José, demostrando que los tres poderes del Estado colombiano: ejecutivo, legislativo y judicial pueden coincidir, en perfecta sincronicidad, cuando le hace falta al presidente, para poder pagar con parte de la carga a quien se encargue de la excavación y comenzó este proyecto con empresas de conocidos cazatesoros. Deciden, saltándose los acuerdos de la UNESCO, que los restos del galeón son colombianos y que la selección que haga un órgano gubernamental, llamado Consejo Nacional de Patrimonio cultural, decidirá cuántos tienen carácter cultural y son protegibles, excluyendo cualquier virtualidad al derecho internacional aplicable. Según Colombia, España no tiene legitimidad ni bases para reclamar los naufragios históricos, porque el contenido es fruto del expolio.
Santos diseñó el proyecto de explotación comercial del tesoro del galeón con una empresa (Maritime Archaeology Consultants Switzerland, por sus siglas MACS), amparado en el secreto de Estado con el fin de repartirse el botín con conocidos cazatesoros y financieros de la City londinense. Además, empleó el hallazgo para agitar sentimientos antiespañoles que ayudaron a difuminar sus problemas en la economía doméstica. Pese al trato humillante, impropio de un país amigo y aliado en tantos asuntos -especialmente en el terreno cultural-, durante tres años una España paralizada no ha sido capaz de presionar, ni de presentar proyectos alternativos o explorar posibilidades para que Colombia aceptase un proyecto conjunto.
La grave falta de iniciativa y de estrategia que el Gobierno de España ha manifestado durante los últimos años para salvar de un expolio casi seguro a los galeones hundidos en los mares del mundo. El Gobierno de Sánchez ha permanecido en una pasividad pasmosa; a lo más que ha llegado es a preparar un borrador de dos folios para un Memorando de Entendimiento, que tampoco resuelve nada, según los expertos.
El Gobierno ha estado puntualmente informado a lo largo de los años, tanto por la legación española en Bogotá como por otras fuentes, sobre la importancia que el caso del galeón San José tendrá sobre las decenas de galeones españoles hundidos en aguas americanas, que son el objetivo de la industria cazatesoros, pero la falta de estrategia del Gobierno de España ha impedido durante estos años decisivos valorar el impacto positivo para la imagen de España que tendría el estudio conjunto, con países como México y Colombia, de los restos de los viejos navíos de Indias, y de las nuevas vías de cooperación científica e innovación tecnológica que se abrirían ante un proyecto de tanto calibre. Esto se ha despreciado. De hecho, con México también se firmó un Memorando de Entendimiento y cabe decir que ese documento es el único resultado de la cooperación sobre galeones. Ni un proyecto, ni la posibilidad concreta y futura de un proyecto han asomado todavía. Es como si España no pudiera pasar de esos primeros documentos.
Confirmadas las crónicas españolas de la conquista de México
Tras la salida de Santos y la llegada de Iván Duque a la presidencia colombiana, el proyecto de explotación del tesoro del San José quedó congelado. Mientras, el director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia Nacional (ICAHN) ha protagonizado una gira de conferencias y actos académicos en un intento de aportar pátina científica al dudoso proyecto que patrocinó. (¿Y qué hace la asesoría jurídica del Ministerio de Cultura? NADA. Los expertos opinan que por la pasividad mostrada por España no se ha planteado una estrategia a la altura de un proyecto como ese porque un Memorando de dos folios no es bastante. El abogado José María Lancho, experto en patrimonio subacuático, lamenta que «si aceptamos que la localización y el descubrimiento del galeón generan derechos para Colombia estamos reconociendo no solo los derechos de Colombia sino de la empresa que originalmente lo localizó y la que luego se asoció con Santos, que también hizo esas labores de “descubrimiento”», lo que condicionará todo nuestro legado sumergido en aguas americanas».
Políticamente, entre los grupos más sensibilizados está Ciudadanos. Su diputado Guillermo Díaz declaró a ABC que «renunciar a participar en el futuro del galeón San José es dar la espalda a nuestro pasado, a una oportunidad de cooperar con Colombia. Nuestro grupo está muy pendiente de este tema. No vamos a cejar en nuestro empeño para que el San José sea tratado como lo que es: historia de España, por tanto, de interés general de todos los españoles». Para Díaz, “la dejadez a la hora de defender los intereses de España y proteger el legado de nuestra historia es preocupante. La inacción de los sucesivos Gobiernos cuando se trata de asuntos como el galeón San José denota el escaso valor que dan a nuestra historia común. Se trata de un tesoro que debe ser estudiado por científicos e historiadores. No puede ser objeto de especulación ni debe caer en manos de cazatesoros”. A su modo de ver, “en estos tiempos en los que somos objeto de nuevo de una campaña de desprestigio por parte de quienes quieren una España más débil, proteger y reivindicar el pasado en el que se cimenta el Estado es una obligación del Gobierno”.(Jesús García Calero en Espejo de Navegantes).
El tema es tan importante que Manuel Lucena, historiador del (Instituto de Historia, CCHS-CSIC) respecto al pecio San José, llegó a afirmar que “la alternativa sería tratarlo como un tipo de delito contra el patrimonio que debe ser considerado un crimen contra la humanidad». (¿Incurrirán en él aquellos políticos que han hecho dejación de sus funciones?)
Los políticos preocupados por conseguir su escaño en las próximas elecciones, el gobierno por mantenerse en el poder a toda costa, las instituciones como la Academia de la Historia sin ánimo de recordar para que nadie se moleste, da como resultado que nadie se preocupe por evocar y ensalzar los hitos históricos y culturales de la nación ¿Para qué sirve un Ministerio que debería estar dedicado a promocionarlos? Terminaremos pensando que solo son pasmarotes figurativos a los que pagamos, para….?
Siendo así no podemos extrañarnos que personalidades como Félix de Azúa, filósofo y escritor, a la pregunta de si es necesario un ministerio de cultura, conteste no sin cierta ironía: “¿Un Ministerio responsable, objetivo…? Haría una colecta por él”.
Más drástico es Fernando Sánchez Dragó, quien contesta: cómo voy a estar a favor de un ministerio tan innecesario y peligroso como me lo parece el de Cultura?
[1] ¿Será descendiente del pirata Robert Jenkins, aquel que fue apresado por el capitán español Juan León Fandiño, lo ató al mástil de su propio barco y de un certero tajo con su espada le cortó una oreja al tiempo que le decía —según el testimonio del inglés—: «Ve y di a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve», luego lo dejó marchar, después de desarmar y saquear su barco. ¿Guardará por ello rencor a los españoles? La historiografía inglesa conoce el episodio como Guerra de la Oreja de Jenkins.