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Análisis

La progresía institucionaliza la pedofilia. (Ponen  lobos a cuidar corderos)

Cuando se encuentre usted un pedófilo  podemita, socialista o independentista no espere que se mencione su origen.

A partir de la segunda mitad del siglo XX se ha incrementado el número de denuncias por abuso sexual infantil en todas sus variedades siempre que los acusados hayan sido religiosos católicos. En los últimos años, han cobrado relevancia los casos de Irlanda, Estados Unidos, Alemania, Chile y España; Las autoridades locales han encontrado culpables a sacerdotes de varios casos de acusaciones de pedofilia y el papa Benedicto XVI reconoció públicamente los casos cometidos por sacerdotes, ha pedido perdón a las víctimas y sostenido que se trataba de actos criminales que dañaron a las víctimas y a la imagen de la Iglesia en el mundo; actos por los cuales los sacerdotes “deberán responder —dijo el papa— ante Dios y los tribunales debidamente constituidos”.​

Es un tema grave y doloroso que entristece e indigna a los católicos y perjudica mucho a la Iglesia católica, así que las izquierdas han mordido firmemente y no sueltan el hueso. Puede parecer por ello que el daño solo es causado por miembros eclesiásticos, pero, reprobando los casos ciertos que ellos hayan producido, es necesario, por mor de ser objetivos, referir aquellos que, por el poder que les da ser miembros de gobierno, o relacionados con él, o pertenecer a  entidades no gubernamentales organizadas en una confederación internacional, tratan de ocultar.

Con el nombre de United Nations International Children’s Emergency Fund (Unicef en español), se creó en 1946 el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia, para ayudar a los niños de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Se financia a través de: Contribuciones que hacen los países que forman parte del Sistema de Naciones Unidas. Fondos que se recaudan a través de alianzas con empresas, de eventos especiales y de la venta de productos, tarjetas UNICEF, y donaciones de personas individuales que, naturalmente, no pueden suponer que  su esfuerzo sirva para fines tan obscenos como pagar a individuos pedófilos. Debe regirse por una Ley que es la fundamental sobre la que basa todo su trabajo: la Convención de los Derechos del Niño. UNICEF intenta convertirla en una norma internacional de respeto de los derechos del niño. Busca la transformación social y por ello compromete en su trabajo a todos aquellos sectores sociales que puedan contribuir al desarrollo de sus objetivos. Estos son los puntos básicos:

  • Supervivencia y desarrollo del niño: apoyo tanto en situaciones normales como de emergencia y de transición. Trabajo en los programas básicos de salud, nutrición, agua y saneamiento y asistencia materno-infantil en los planos familiar y comunitario, así como de prestación de servicios y de políticas.
  • Educación básica e igualdad entre los géneros: una escuela accesible y de calidad para todos los niños y niñas. Aumento del acceso y de la escolarización y de la finalización de los estudios, especialmente de las niñas. El VIH/SIDA y la infancia: no más muertes prevenibles: énfasis en la mejora de la asistencia y el aumento de los servicios para los niños huérfanos y vulnerables como consecuencia del VIH/SIDA. Promoción de la ampliación del acceso de los niños y las mujeres al tratamiento. Prevención de las infecciones entre niños y adolescentes.
  • Protección del niño contra la violencia, la explotación y los malos tratos: fortalecer los mecanismos y políticas que favorecen un entorno protector para proteger al niño contra la violencia, la explotación, el abuso, la negligencia y los efectos de los conflictos.
  • Promoción de políticas y asociaciones a favor de los derechos del niño: la infancia como centro de políticas, legislaciones y presupuestos y fomento de la participación de los niños y los jóvenes como colaboradores para el desarrollo

Esos fines, dedicados a mejorar la vida de los niños son muy loables en la teoría; lo malo es que no solo no respetan su principio “Protección del niño contra la violencia, la explotación y los malos tratos” sino que son sus propios miembros quienes la incumplen por un “mirar a otro lado”, una dejación de funciones de aquellos encargados de dirigir y controlar estas instituciones. No se entiende, por ejemplo, que contrataran como asesor, (uno de los principales en 2007), a Peter Nevell, coautor del Manual de Aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño, derechos que posteriormente aplicarían todos los gobiernos del mundo en la protección de los menores. Durante 9 o 10 años fue coordinador de Approach, una organización benéfica para niños, activa en Europa, África, América Latina y Asia hasta que surgieron las acusaciones en 2016.

¿No es un contrasentido −denuncian−, que un importante asesor de la organización creada para proteger a los niños se dedique a pervertirlos? Según informa la BBC, los fines de la Asociación para la Protección de la Infancia, a la que Newell pertenecía, tiene como objetivos “prevenir la crueldad y el maltrato de los niños”, así como evitar “el castigo físico y de todos los demás daños, ya sea dentro o fuera del hogar”. Ante la perplejidad e indignación de la sociedad, la BBC se ha apresurado a afirmar que no existe ninguna evidencia de que UNICEF supiera del comportamiento de Newell, olvidando su responsabilidad “in vigilando”. Posiblemente sea cierto porque estos hechos no suelen airearse, pero la organización tiene la obligación de estar vigilante con los comportamientos de quienes tienen relación con los niños.

El “activista de los derechos de los niños” admitió cinco agresiones sexuales a un menor de apenas 12 años entre 1965 y 1968, antes de entrar a la ONG, por las que la Justicia británica le condenó a seis años y ocho meses de cárcel y recientemente ha sido encarcelado en el tribunal de la corona de Blackfriars después de admitir cinco cargos relacionados con la violación y el asalto indecente a un niño. El policía que ha llevado el caso, el detective Michael Lam-Hang, comentó, según recoge el Daily Mail, que “Newell cometió una serie de delitos sexuales horribles que con razón le han llevado a la cárcel”. Este caso de abuso sexual ha salido a la luz después de que 125 activistas ingleses cooperantes en ONG’S en protección y cuidado de la infancia fueran acusados de pedofilia. Entre estos acusados se encuentran las decenas de trabajadores de Oxfam, Save the Children y Médicos Sin Fronteras porque, al parecer, abusaban sexualmente de menores en los países en los que se encontraban, según decían, realizando labores humanitarias.

A juzgar por las cifras publicadas por el citado periódico, Oxfam registró 87 casos de pederastia el año pasado, Save the Children 31, de los cuales 10

“fueron puestos en conocimiento de la policía y las autoridades civiles”. La organización Christian Aid registró 2 incidentes, a uno lo apartó y contra otro tomó acciones disciplinarias. La Cruz Roja en el Reino Unido admitió que “ha habido una pequeña cantidad de casos de acoso“, que el periódico cuantifica en cinco. La mayoría de los abusos se habrían producido en misiones de las ONG en el extranjero. El periódico The Observer revela acusaciones de un antiguo trabajador de Oxfam al detallar cómo los cooperantes utilizaron a prostitutas en el Chad en 2006 y en Haití tras el terremoto de 2010 según The Sunday Times. En ese momento, el jefe de la misión en el país era Roland van Hauwermeiren, quien dimitió en 2011 tras admitir la explotación sexual de mujeres (no todas mayores de edad) tal como denunció el citado periódico.

Esta última organización, vinculada con su filial en Reino Unido, se aprovechó de la situación de devastación que había en Haití tras el terremoto de 2010 que dejó más de 220.000 muertos y 300.000 heridos para organizar “orgías dignas de Calígula” con prostitutas locales que “no se puede descartar que fuesen menores”. “Así lo ha revelado una investigación llevada a cabo por el diario británico “The Times en la que se asegura además que la ONG, lejos de desconocer los hechos, llegó incluso a encubrirlos ante la Comisión de Caridad cuando se llevó a cabo la investigación a pesar de que sí que los tenía recogidos dentro del informe interno que se había llevado a cabo. Hablaban de ello diciendo que eran ‘barbacoas de carne joven’[1].

Oxfam Gran Bretaña, que recibe 330 millones de euros en donaciones y ayudas gubernamentales cada año, permitió a tres hombres dimitir discreta y gradualmente además de despedir a otros cuatro tras llevar a cabo una investigación que implicó directamente al director de Oxfam en la zona, Roland van Hauwermeiren. Al belga de 68 años, que admitió haber utilizado los servicios de prostitutas en la villa que la ONG había alquilado para él cerca de Port-au-Prince, la directora ejecutiva de ese momento, Barbara Stockin, le ofreció una “escalada y digna salida” porque de haberle despedido “habría habido serias posibilidades de que se hubiesen visto comprometidos” el trabajo y la reputación de la organización. Y del sufrimiento de los niños, ¿se preocupó alguien?

La directora de Oxfam Novib, Farah Karimi, reconoce que la filial holandesa sabía de este escándalo sexual por lo que inmediatamente ordenaron una auditoria y al comprobar que no había ningún fraude con el dinero holandés  ni tampoco ningún holandés implicado, la señora directora de esta organización cuyo fin principal es defender a los niños, no hizo ningún movimiento en su ayuda; solo se preocupó del “honor” de su empresa y de su dinero; ninguna referencia  a paliar el dolor causado a los niños; la solidaridad con ellos brilla por su ausencia.

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Ante este cúmulo de abusos un ex trabajador de Cruz Roja y Naciones Unidas, Andrew MacLeod, confirmó al periódico que existe una falta de respuestas contra la “pedofilia institucionalizada” entre los cooperantes en misiones internacionales. La ministra británica de Cooperación Internacional, Penny Mordaunt, ha escrito a todas las ONG que reciben fondos públicos para que clarifiquen las medidas que van a adoptar para evitar estos abusos: “En relación a Oxfam y cualquier otra organización que tenga problemas de protección (contra esos casos), esperamos que cooperen por completo con las autoridades. Dejaremos de aportar fondos a cualquier organización que no lo haga, afirmó. Siempre prioridad al dinero y a proteger la ONG, pero nunca hablan de proteger a los niños. En el escándalo de corrupción moral y sexual de Oxfam ha pasado desapercibida la denuncia de un veterano desencantado del activismo “buenista”: “los pederastas llevan años entrando en las ONG para disponer de ‘carne fresca’ con impunidad”. Pedro Fernández Barbadillo se pregunta si, viendo estas actuaciones, las ONG no son cubiles de pederastas.

Hoy la ‘solidaridad’ se ha convertido en una profesión y una actividad extracurricular valorada en las entrevistas de trabajo y no todos participan por un “buenismo desinteresado hacia los débiles; más bien se ha convertido en una profesión. La ONU, entonces dirigida por Kofi Annan, premio Nobel de la Paz, conocía estos abusos y apenas hizo algo para castigar a los violadores o erradicar esa conducta. La Policía británica advirtió ya en 1999, por boca de Andrew McLeod, antiguo jefe de operaciones del Centro de Coordinación de Emergencias de la ONU, que cientos de pederastas usaban las ONG para practicar su vicio en el Tercer Mundo porque las leyes en Europa, EEUU y Canadá ya castigan el sexo con menores de edad y en los países del Tercer Mundo a donde suelen ir a ‘hacer el bien’ o no existen esas leyes o el asunto se soluciona con un fajo de billetes. Añade que esta gentuza forma una mafia que se apoya entre sus miembros y se encubre hasta el punto de que, según los veteranos, activistas sexuales pueden ser contratados en las ONG sin problemas porque no se les pide que aporten sus antecedentes penales para darles trabajo, de modo que las ONG que les descubrían les solían despedir como medida más dura, sin evitar que luego se recolocaran en otras. El cerrar los ojos, la hipocresía como solución.

De modo que los casos proliferan por todo el mundo. Hasta en el Nepal, país ubicado en el Himalaya, rodeado en el norte por la República Popular China y en el sur por la India, de naturaleza montañosa en su territorio se encuentran, total o parcialmente, algunas de las cumbres más altas de la  Tierra, destacando el monte Everest, así como otros siete de los llamados “ochomiles”. Allí llegó Peter Dalglish, un ciudadano canadiense que lleva décadas dedicado a labores humanitarias, ya sea fundando ONG infantiles, representando a organizaciones como Naciones Unidas o asesorando a otras como la Organización Mundial de la Salud. Este individuo, de 60 años, que se presentaba como defensor de causas justas y buenas, ha sido detenido en Nepal por haber explotado sexualmente a dos niños  de 12 y 14 años bajo el pretexto de ser un trabajador humanitario que les proporcionaba educación y el apoyo que necesitaban. “Hemos desarrollado una red para rastrear y detener a los pedófilos que entran en Nepal. Habíamos estado siguiendo las actividades de Dalglish durante las últimas dos semanas después de que nos llegase un aviso”, dijo el subinspector de policía, según el diario The Kathmandu Post.

Dalglish lleva más de tres décadas dedicándose a distintas labores humanitarias en Asia y África. Es uno de los fundadores de Street Kids International, una organización que nació en 1988 con el objetivo de dar oportunidades a niños pobres que vagan por las calles de grandes ciudades. En los años 80 trabajó en Sudán con el Programa Mundial de Alimentos, coordinando la ayuda humanitaria para mujeres y niños desplazados por la hambruna. Más tarde se uniría UNICEF. En la última década, ha ejercido como representante del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (conocido como ONU-Hábitat) en Afganistán hasta 2014, antes de unirse a la Misión de Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia contra el Ébola (UNMEER) en Liberia, el mismo país en el que ha sido asesor urbano de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante aquella epidemia. Dalglish, que imparte conferencias ante jóvenes de todo el mundo (Catar, Hong Kong, Yakarta…), ha recibido condecoraciones civiles en Canadá por su labor humanitaria.

Nepal es uno de los países más pobres del mundo y ha sido tradicionalmente un destino habitual para aquellos que pretenden dar rienda suelta sus deseos sexuales más retorcidos. La situación de pobreza conduce a una vulnerabilidad que aprovechan los extranjeros a la hora de atraer a los niños ofreciéndoles algún tipo de ayuda. El modus operandi suele repetirse: los adultos foráneos acuden a centros de rehabilitación infantil u orfanatos legales o ilegales, donde los menores carecen de protección familiar, y ahí comienzan a establecer vínculos con los pequeños, a quienes ofrecen dinero, comida o ropa. Una vez que la confianza ha echado raíces se acaba produciendo el delito sexual en algún hotel de Thamel, la zona mochilera de la capital nepalí.

Es de sobra conocido que el riesgo de que aumente el tráfico y la violencia sexual infantil se dispara tras momentos críticos, como los conflictos (Nepal vivió una guerra civil que acabó en 2006 tras diez años de enfrentamientos) o los desastres naturales como los terremotos. Después de aquellos que sacudieron el país hace ahora tres años, las organizaciones de derechos humanos advirtieron una vez más de la necesidad de fortalecer el control y seguimiento de este tipo de delitos en situaciones en las que se producen numerosos desplazamientos, desapariciones y fallecimientos, así como se amplían las necesidades más básicas. En los últimos años la policía nepalí ha llevado a cabo numerosos arrestos de ciudadanos extranjeros acusados de viajar al país del Himalaya para abusar sexualmente de menores. En septiembre, un austriaco de 47 años fue detenido cuando la policía entró en su habitación de hotel, en Thamel, y le descubrió con un menor desnudo en la cama. Meses antes una escena similar tuvo lugar con un ciudadano alemán de 63 años, del mismo modo que un estadounidense de 48 llamado Kenneth Joseph Coombs se encuentra en prisión cumpliendo una pena de 9 años por abusar sexualmente de varios niños.

Puede leer:  Se presenta el informe “Evolución de la Familia en España 2014”

Los numerosos casos de abusos sexuales y el encubrimiento por las ONG y la Administración inducen a pensar en negligencia y también en complicidad. Intermón-Oxfam y Médicos sin Fronteras también han reconocido varios casos, de los que no habían informado a sus donantes, privados o públicos. De las 24 denuncias recibidas en Médicos sin Fronteras, seis afectaban a la sección española de la ONG. En medio del gigantesco escándalo por abusos sexuales y corrupción en Oxfam, mientras otros Gobiernos, como el del Reino Unido, cierran el grifo de las subvenciones y se desmarcan de la desacreditada ONG, más conocida por su marcada ideología anticapitalista que por su labor social, el Gobierno español a través de su secretario de Estado de cooperación, la respalda con un entusiasmo sorprendente, confirma con orgullo que es socio de esta organización y que lo seguirá siendo y publica un mensaje de adhesión incondicional en el que dice que “el daño de unos abusadores no debe empañar una trayectoria honesta y eficaz” (máxima que no aplican cuando los casos se producen en la Iglesia).

Más allá de la enorme gravedad del escándalo, resulta llamativo el entusiasta apoyo del Gobierno a una organización que mantiene este comportamiento tan execrable, miente en sus informes sobre España y mantiene una actitud beligerante contra el propio Gobierno al que acusa de fomentar la pobreza y la desigualdad en España. Así las cosas, ni Alfonso Dastis, ministro de Asuntos Exteriores en la época, ni el actual, Sr. Borrell, parecen darse por enterados. A pesar de que nuestro país es uno de los principales actores en el campo de la cooperación al desarrollo, el responsable de la diplomacia y las relaciones internacionales guarda silencio ante la cascada de informaciones que estamos conociendo. Repetimos la pregunta: ¿Quizá porque en estos abusos no está implicada la Iglesia?

Ante estos sucesos, mientras el Reino Unido corta el grifo a Oxfam,  el Gobierno español calla. Han callado todos, derechas e izquierdas influidos por la “filosofía” que se impuso a partir de la  revolución de mayo de 1968 francés. Aunque tuvo muy poco efecto en términos políticos, sin embargo, si lo miramos desde una perspectiva social y cultural, las protestas de mayo de 1968 se convirtieron en todo un mito, en una suerte de representación de una época. Algunos lo ven como la última gran revolución romántica en busca de la libertad individual, representación del último canto a la libertad (“está prohibido prohibir”) y de la necesidad de luchar por una sociedad mejor, la imagen idealizada de los acontecimientos que, transformados en una suerte de ideal romántico y utópico, sigue muy presente en pleno siglo XXI.

Sin embargo, debemos reseñar que aquella exagerada exaltación de la libertad reivindicada por el mayo francés, desembocó en el atropello y falta de libertad de los menores abusados. Lo terrible es que no era cuestión de un individuo o dos, sino fruto de las progresistas ideas liberalizadoras del 68 que propugnaba liberar la sexualidad de los niños[2], aunque esto equivalía a entregar a los niños al deseo sexual de los adultos y la depravación se generalizó. El pensamiento del mayo del 68 abrió la puerta a desenfrenos posteriores y sirvió como cobertura a los depredadores. Jean Claude Guillebaud, periodista en el Nouvel Observateur escribía acerca de los años setenta:”Aquellos cretinos llegaban hasta a predicar la permisividad en este terreno sin que eso suscitara protestas. Pienso en aquellos escritores que exaltaban en las columnas de “Libération” lo que llamaban la aventura pedófila”. Entre los “cretinos” estaban Daniel Cohn-Bendit y Alain Robbe-Grillet quien se quejó de que la censura que el gobierno impuso después de las revueltas, le impidieran, no realizar el abuso, sino  contarlo.

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Un caso soliviantó hace pocos años las conciencias: el del eurodiputado verde, el mencionado Daniel Cohn-Bendit, icono de Mayo del 68, que reconoció haber abusado de menores. Dani el Rojo lo confesó en su libro “Le Grand Bazar”. Quien más luchó por airear el tema fue Bettina Röhl, hija de la terrorista alemana Ulrike Meinhof, de la famosa banda Baader-Meinhof. En 2001, Bettina, hija abandonada, pidió explicaciones a los viejos portavoces de la marea del 68: Joscchka Fischer y Daniel Cohn-Bendit, entre otros y para confirmar su denuncia, publicó fragmentos del mencionado libro en los que se podía leer  con claridad meridiana la relación íntima del autor con menores. El escándalo a que dio lugar, hundió las expectativas de Bendit.

Veinte años tardó la” intelectualidad” en comprender por fin, aunque no atajar, que la pederastia era un problema social real. Importancia capital en ello tuvo el médico belga Marc Reisinger, célebre por su compromiso contra el maltrato infantil quien luchó contra los grandes medios franceses que enfocaban el tema convirtiendo a Cohn-Bendit, (al fin y al cabo “uno de los suyos”) en víctima. Reisinger clamaba porque las verdaderas víctimas fueran considerados los niños y  agradecía a la hija de Ulrike Meinhof que exigiera responsabilidades a la generación de sus padres, pero a pesar de ello, como vemos, la situación no ha mejorado; el virus ha infectado a laicos y eclesiásticos porque como dijo Reisinger: bajo el pretexto de liberar la sexualidad infantil, se ha entregado a los niños al deseo sexual de los adultos.

Y ése es el gran pecado de los progres de ayer. ¿De ayer, como si fuese cosa pasada? No, de ayer, no. De los progres de ayer y de los de hoy. Siguen igual, protegiéndose y ocultando los abusos de los suyos. Esto parece haber sucedido con los conocidos comentarios que la ministra de Justicia Dolores Delgado realizó en un almuerzo con el ex comisario Villarejo, el ex juez Baltasar Garzón y otros cargos policiales, al contar que en un viaje de trabajo a Colombia vio cómo «una serie de jueces y fiscales españoles terminaron con menores de edad[3]». Reconoce que fue testigo de una escena que como fiscal, que en aquel momento era, debería haber denunciado: «Nos vamos a cenar, ella y yo solas, palabra de honor, y nos vamos a tomar mojitos allí a un sitio que nos dicen que vayamos. Y nos vamos allí las dos (ella y una magistrada de la Audiencia Nacional). Estamos sentadicas las dos solas y cuál es nuestra sorpresa cuando vemos al grupo de tíos del Supremo, de la Fiscalía General… La excusa que pusieron jueces y fiscales es que eran “camareras de hotel”.

Estas declaraciones han sido muy debatidas, incluso muchos españoles no dudan en acusar a Dolores Delgado de ser cómplice de pederastia y se preguntan por qué ocultó este grave delito[4]. El PP, Ciudadanos, UPN y Foro Asturias, presentaron una moción de censura contra la ministra por varias de sus actuaciones, entre ellas las ya mencionadas conversaciones en las que se hablaba incluso de redes de prostitución para obtener informes. También fue denunciado ante los tribunales de Justicia pero el Tribunal Supremo ha archivado[5] esas denuncias por supuesto encubrimiento y omisión del deber de perseguir delitos en relación con el contenido de dichas conversaciones. Ni en el Congreso ni en el Tribunal Supremo han debido de encontrar motivo de investigación en el tema del referido abuso sexual de menores.

Esta vez no ha podido ser ocultado totalmente, pero se trata de que no se airee en la medida en que el suceso lo merece. Y es que, como siempre, unos a otros se tapan pudorosamente las vergüenzas hasta el punto de que se trata de ocultar el feo asunto en el que según la ministra hay miembros implicados de la Judicatura y de la Fiscalía. Son “compis” y funciona el corporativismo y el “hoy por ti mañana por mí” por si acaso. Y como con la Iglesia no les liga ningún compañerismo ni afinidad, han decidido aplicar aquello de “al indiferente la Ley vigente” y ha pedido a Fiscalía que informe sobre el número y el estado de las diligencias abiertas actualmente sobre agresiones y abusos sexuales a menores cometidos en el seno de congregaciones, colegios o cualquier otra institución religiosa” y  recuerda al Ministerio Público que las congregaciones religiosas han ocultado, en muchos casos, los delitos. Es fariseísmo que hable de ocultación quien tuvo la obligación de denunciar el hecho del que fue testigo y no lo hizo aunque sí le sirvió para comentar con atrevida naturalidad los abusos sexuales que con menores mantenían algunos compañeros. Pero claro, es sabido que la progresía tiene bula en todo; especialmente en la destrucción de la sociedad. Son campeones; especialmente se ceban con aquellos sectores más débiles que no pueden defenderse y así justifican como avance y progreso el matar al nasciturus (aborto), a ancianos, enfermos de larga duración, etc. encubiertos bajo un eufemismo (la eutanasia) y la inocencia de los niños con el engaño de la libertad de su sexualidad (pederastia)…

Y no cejan en el empeño. Últimamente han saltado a la prensa dos casos protagonizados por  individuos vinculados a partidos de izquierda, como ellos se califican, “progresistas”. Uno, en el que el actor, un  “educador” de un centro de menores abusó reiteradamente de una niña de 13 años que, al estar acogida en el centro, quedaba bajo su tutela. La niña declaró que para poder actuar con libertad, dicho “educador” había conseguido que tuviera trato de privilegio, disponiendo de una habitación individual, de modo que el atropello, a pesar de las denuncias de la niña, se prolongó dos años declarando la menor que “creía se debía a que nadie la creería por el parentesco del condenado con “personas importantes”. Llevaba razón. El hecho ha ocurrido en Valencia y el pederasta, el ex marido de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra de Compromís el cual ha sido condenado por hechos probados, a cinco años de prisión, diez de inhabilitación para ejercer cualquier oficio que conlleve contacto con menores, así como la medida de libertad vigilada durante 5 años más, con prohibición de acercarse a la menor a menos de 200 metros o de comunicarse con ella. Además, deberá indemnizarla con 6.000 euros. El otro “progresista”, un concejal del PSOE en Torrejón de Ardoz (Madrid), de 43 años Marcos Gallego Alonso, fue detenido y posteriormente fue puesto en libertad a la espera de ser citado por el juez instructor. Durante el registro policial, se habrían encontrado más de 64.000 archivos de contenido pedófilo (fotos y vídeos) en los que aprecian menores e incluso bebés. El PSOE madrileño ha declarado:”Tolerancia cero en un tema de tanta gravedad como este”, a pesar de lo cual le han suspendido de militancia solo provisionalmente.

Cuando se encuentre usted un pedófilo  podemita, socialista o independentista no espere que se mencione su origen. Si además estaba colocado en un puesto a dedo por su esposa podemita, socialista o separatista, no espere una explicación pública, y mucho menos una dimisión. Repele hasta la náusea que, siendo seres deleznables, (autores y sus protectores) pretendan darnos lecciones de ética y moral.

La progresía de la que se sienten tan orgullosos ha desarrollado una sociedad pragmática en la que triunfan los poderosos y quedan rezagados los débiles. Una sociedad materialista que busca el placer y el bienestar por encima de todo y con todos los medios, una sociedad que ha perdido el sentido de la trascendencia, la capacidad para cuestionarse las razones de la propia vida, una sociedad en la que la publicidad está suprimiendo las diferencias entre lo verdadero y lo falso, está disfrazando la ética de estética, una sociedad mercantilista que considera a los jóvenes un gran mercado para el consumo y propone “lo joven” como modelo a través de numerosos eslóganes: “estilo joven”, “tarjeta joven”, una sociedad en la que el hedonismo, el culto a la imagen, la apariencia y el afán de gustar se convierten en obsesión[6]. Según Ramón Gil Martínez en su obra referida anteriormente, un trabajo sobre valores humanos, ese proceso de destrucción que viene desarrollando la progresía, parece encaminado a conseguir un ser humano “light”, mucho menos responsable y más manejable que el hombre “sólido” que se asienta firmemente en valores trascendentes.

¿Y quién está detrás de esa diabólica manipulación de las sociedades para, legalizando lo aberrante, aniquilarlas? Aquellos interesados desde hace tiempo en destruir al ser humano con valores, especialmente si éstos son los transmitidos por la Iglesia Católica, objetivo básico a dinamitar. Utilizan para ello una oscura técnica iluminista, la “Ventana de Oberton” por la que poco a poco, taimadamente, van introduciendo la idea de que lo que ellos proponen es bueno, aunque esto signifique matar a su futuro hijo, a su padre, tener mujeres a las que se embaraza con menos respeto que a gallinas en ponederos, o legalizar la prostitución de menores para satisfacer la perversión de sádicos narcisistas.


[1] https://www.elmundo.es/internacional/2018/02/09/5a7d4eb7ca4741634b8b460f.html

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[2] Ahora, 51 años después, también, aunque lo encubren bajo la apariencia de “formación en valores” [3] La acusación fue grabada por Villarejo y las ha desvelado a la opinión pública el digital Moncloa.com.

[4] www.abc.es/espana/abci-dolores-delgado-acuso-companeros-jueces-trato-mujeres-menores-colombia-201809260928_noticia.html

[5]https://www.elindependiente.com/politica/2019/03/20/supremo-archiva-la-denuncia-la-ministra-delgado-comidas-villarejo/

[6] Gil Martínez, Ramón. Valores Humanos y Desarrollo Personal. Escuela Española. 1999

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Licenciada en Geografía e Historia, fue profesora hasta su jubilación.

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