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Análisis

Llamamiento urgente para resistir a la traición y la ruina de occidente

El Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y las organizaciones hermanas autónomas en los cinco continentes ofrecen su análisis del peligro y su mensaje de restauración esperanzadora.

Imagen con licencia Pixabay

La triple crisis del Covid-19, la agitación civil y el desastre económico están sacudiendo las bases espirituales y materiales de Occidente y del mundo. Ésta no es una crisis común, pues cuestiona nuestras certezas desgastadas por el tiempo, cambia nuestra vida diaria y restringe la libertad de la Iglesia. Ante esa crisis, muchos quedan perplejos y se preguntan qué fue lo que causó estos daños. ¿Hacia dónde está yendo Occidente? ¿Es posible evitar el caos que se aproxima?

En medio del gran peligro para Occidente, como laicos católicos que desde hace mucho defienden la civilización cristiana contra los errores del comunismo y del socialismo, el Centro Cultural Cruzada y las organizaciones hermanas autónomas en los cinco continentes ofrecen su análisis del peligro y su mensaje de restauración esperanzadora.

I. La situación actual

La crisis actual se manifiesta de varios modos. Sin embargo, todos ellos presentan una unidad de propósito que tiene por fin destruir las estructuras que restan de la civilización cristiana occidental. Podemos dividirlos en tres categorías principales.

1. Una crisis de salud que afecta todos los aspectos de la vida

El mundo enfrenta una epidemia viral cuyo origen y diseminación señalan sospechosamente a China. Este virus afectó, más que todo, a las naciones cristianas de Europa y de las Américas, tanto en sus graves riesgos a la salud cuanto en el profundo impacto económico, social y psicológico de las draconianas medidas de salud y de confinamiento.

La llamada nueva normalidad también está afectando la vida de cientos de millones al restringir la libertad de movimiento, interrumpir el trabajo y la educación, prohibir o limitar las reuniones y eventos culturales y, finalmente, restringir el acceso a la misa dominical y a los sacramentos.

Las personas son orientadas a acostumbrarse con un mundo de tristeza, aislamiento y subconsumo controlado por tecnócratas, no muy diferente de la pesadilla distópica de la novela 1984 de George Orwell.

2. La pandemia mostró las deficiencias estructurales de nuestro mundo globalizado

Con enormes consecuencias políticas, sociales, culturales y psicológicas, una grave crisis económica golpea a la puerta. Analistas de nivel mundial prevén que será mucho peor que la Gran Depresión que comenzó en 1929.

La pandemia reveló la monumental dependencia económica de Occidente -el fruto descompuesto del traslado imprudente de su base manufacturera, sobre todo, hacia China.

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El resultado es una gran debilidad política en Occidente. Éste se encuentra muy degradado en un mundo “multipolar” en el cual China comunista está asumiendo el papel de un dragón. Muchos autores denuncian la disminución gradual e inevitable del poder político, militar y diplomático de Occidente en el escenario internacional. El mundo, como lo conocíamos, parece estarse acabando.

3. La inquietud debilita todavía más a Occidente

Occidente está debilitado por focos de agitación que surgieron simultáneamente en todo el mundo, como desencadenados por una dirección común. Esos puntos incluyen:

  1. a) Un mal importado es la inmigración descontrolada, que favorece la formación de enclaves extranjeros dentro de las naciones. Muchos recién llegados (especialmente migrantes musulmanes) rehúsan la integración y la asimilación, lo que crea un separatismo interno de hecho. Eso transforma a Occidente en un “espacio abierto” multiétnico, multirreligioso y multicultural sin una identidad o propósito común.
  2. b) Otro foco es el surgimiento de políticas de identidad e ideologías de izquierda que buscan arrasar todos los restos y estructuras del pasado cristiano; esos ideales sociales “deconstruccionistas” tienen como blanco la sociedad burguesa capitalista. Muchos izquierdistas se aprovechan de las diferencias raciales y culturales para promover la lucha de clases por medio de la violencia en las calles y de la destrucción urbana. La rebelión promovida por el movimiento Black Lives Matter en los Estados Unidos es un ejemplo típico.

Una consecuencia de la agitación es que lleva a un radicalismo que, con la ayuda de los medios de comunicación, asusta y paraliza a la mayoría silenciosa. En países donde la mayoría reacciona, la consecuente polarización ideológica lleva a una parálisis de las instituciones democráticas, y muchas voces llegan a mencionar el riesgo de una guerra civil.

II. El Hombre Occidental ante este panorama

Occidente no está preparado para enfrentar esta crisis triple. Sus cimientos son corroídos por la terrible debilidad estructural de una revolución cultural masiva, como se puede ver, por ejemplo, con la crisis en la familia, la cultura de la muerte representada por el aborto inducido y una ideología LGBT agresiva que se impone a toda la sociedad, inclusive a niños inocentes.

Sobre todo, Occidente está debilitado por una crisis espiritual. Muchos abandonan la Fe y viven sin Dios o su Ley, no buscan más la gracia de Dios ni la vida sacramental. Nuestra decadencia moral nos debilitó y olvidamos nuestras raíces cristianas.

Privadas de apoyo espiritual y social, la reacción de muchas personas a nuestra triple crisis es de recelo y conmoción. Muchos psicólogos llaman eso de “trauma colectivo”. Poderoso, sólido, tecnológicamente perfecto y autoconfiante, nuestro mundo fue sacudido hasta sus fundamentos por un nuevo coronavirus.

En pocos meses, junto con la economía occidental, muchas certezas se derrumbaron. Esas certezas habían alimentado el optimismo de las masas en el progreso indefinido. Hoy, la crisis corroyó la confianza en la prensa, en la ciencia, en las autoridades políticas e inclusive en los líderes religiosos.

El optimismo, trazo característico de nuestro tiempo, está desapareciendo. El optimismo que dos guerras mundiales no pudieron sacudir se está disipando, llevando a una creciente ansiedad por el futuro.

En ese contexto que causa aprensión, muchos comienzan a cuestionar las premisas de Occidente. Ellos se preguntan: ¿Qué factor produjo esto? ¿Hay alguna solución? ¿Existe una luz que pueda guiarnos durante esta tempestad, tranquilizarnos y restaurar la confianza en el futuro?

Esas preguntas cargan la semilla del remordimiento y unas vagas ansias por el camino abandonado de la virtud.

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III. Una inmensa orfandad espiritual

En medio de la crisis, haríamos bien en ir a la fuente de la cultura cristiana para redescubrir los valores espirituales que nos formaron. De esa fuente espiritual vienen el orden, las instituciones y las gracias cristianas que nos sacarán de la actual triple crisis. Sólo ese retorno de los hijos pródigos a la casa Paterna puede regenerar a la sociedad en la escala y amplitud necesaria.

No obstante, nuestra incapacidad de lidiar con la crisis triple proviene del hecho de que una crisis paralela dentro de la Iglesia mina nuestras certezas, principios y valores. Esa crisis espiritual es mucho más destructiva, pues nos priva de los medios que nos ayudan a encontrar soluciones.

En esta hora suprema del Cristianismo, los fieles alzan la mirada naturalmente hacia la Cátedra de Pedro, la Autoridad Suprema de la Iglesia Católica, en busca de una palabra de conforto y orientación. No obstante, en lugar de ser el baluarte de Occidente, la Santa Sede parece indiferente a su destino. A veces, hasta parece favorecer a aquellos que atacan a Occidente con una intensidad incomparable. La inmensa orfandad espiritual de Occidente es el aspecto más terrible de la situación actual.

Consideremos estos hechos recientes (entre muchos que podrían ser citados) que solapan los fundamentos de la Fe:

1. Mientras el Catecismo de la Iglesia Católica reiteró que los actos homosexuales “son contrarios a la ley natural” y “en ningún caso ellos pueden ser aprobados” (n° 2357), y una declaración del Vaticano posterior de 2003 condena “el reconocimiento legal de las uniones homosexuales”, una declaración divulgada recientemente por el Papa Francisco afirma que “las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia (…) Tenemos que hacer una ley de convivencia civil, tienen derecho a estar cubiertos legalmente”.

Portada de la Carta Encíclica “Fratelli Tutti” por la editorial Palabra

2. Con la intención de construir un “mundo nuevo” multipolar, el Papa Francisco lanzó Fratelli Tutti, una encíclica que, del punto de vista religioso, coloca a la Iglesia Católica y la Sagrada Escritura en pie de igualdad con otras religiones y sus libros fundamentales. En nombre de una fraternidad naturalista universal y de su correspondiente “amistad social”, Fratelli Tutti proporciona las bases doctrinarias y psicológicas para un “mundo abierto” sin principios o fronteras, sin religión definida, donde los recursos están disponibles para todos por igual, y en que los conflictos deben ser resueltos por medio del “diálogo”.

3. La encíclica favorece la invasión descontrolada de migrantes a Occidente (en el caso de Europa, eso significa principalmente musulmanes). Pide la sumisión de los países a organismos internacionales como las Naciones Unidas, que resolverían problemas globales, especialmente los relacionados al clima y al medio ambiente.

4. Además de eso, y contradiciendo la doctrina social de la Iglesia, Fratelli Tutti restringe la propiedad privada y la economía de libre mercado de forma tan extensa que, en la práctica, niega la licitud moral de esos dos fundamentos de la economía occidental. Otros puntos de la encíclica preocupan. El Papa Francisco los repitió a lo largo de su pontificado y probablemente está en vías de reiterarlo en los eventos del Pacto Global sobre Educación y Economía. Por ejemplo, “decrecimiento sustentable”, economía de energía sin carbono (o sea, pauperismo como padrón de consumo) y la propiedad y gestión comunales practicadas por movimientos populares de izquierda.

Puede leer:  “¡Están cambiando el agua de la pecera sin que los peces se enteren!”

5. A eso se suman los horizontes indígenas propuestos en la encíclica Laudato Si y en la Exhortación Apostólica Querida Amazonia, que presentan el modo de vida tribal como modelo de vida y comunidad sustentable. Para no mencionar los horrendos actos de culto a la Pachamama en el Vaticano. Todo esto confirma trágicamente las previsiones del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira sobre las tendencias pauperistas y tribalistas en la Iglesia, hechas en la tercera parte de su libro Revolución y Contra-Revolución, en 1976, y en su obra Tribalismo Indígena: Ideal Comuno-misionero para el Brasil del siglo XXI, publicado en 1977.

6. La pasividad de la Jerarquía durante la crisis de salud quedó evidente cuando muchas autoridades religiosas fueron más allá de las políticas, prohibiendo la celebración de misas e imponiendo la Comunión en la mano. Por primera vez en la historia, el clero católico celebró la Pascua sin fieles. Muchos entre estos últimos no están volviendo a la Iglesia, agravando la apostasía creciente.

Panorama desolador durante la bendición Urbi et Orbi el pasado Domingo de Pascua

IV ¿Existe el derecho de resistir a un papa que abandona al Occidente cristiano?

La Iglesia Católica es universal su nombre dice eso. Su misión es bautizar todas las naciones, enseñándoles a observar lo que Cristo ordenó (ver Mt 28: 19–20). En ese sentido, no se identifica con esta o aquella área geográfica, etnia o cultura. No obstante, durante dos mil años, la civilización Cristiana occidental fue el fruto más visible y duradero del apostolado de la Iglesia. Su santidad, espíritu evangelizador, profundidad filosófica y teológica, hospitales, universidades, obras de caridad, vigor económico y floreciente efecto en las artes y en las ciencias llevaron al Papa León XIII a escribir: “Hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba lo estados” (encíclica Immortale Dei, n° 28).

Los soberanos pontífices, que precedieron a los papas conciliares, siempre reconocieron a la civilización cristiana occidental como “el único orden verdadero entre los hombres” (Revolución y Contrarrevolución, parteI, cap. VII, 1, E) y procuraron defenderla. Qué Madre desnaturalizada sería la Iglesia si, viendo este orden en peligro de muerte, le diese la espalda. Peor aún sería si colaborase con sus enemigos agrediendo este orden hasta que perezca. Si así lo hiciese, la Iglesia estaría actuando como un falso pastor que entrega el rebaño a los lobos que quieren devorarlo. Lamentablemente es ésta la actitud demostrada por muchas de nuestras más altas autoridades eclesiásticas.

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Ante este escenario apocalíptico, una cuestión penetrante brota en las almas de innumerables católicos: ¿es lícito reaccionar y defender con orgullo la civilización cristiana, sus tradiciones religiosas y temporales, inclusive cuando eso implique oponerse a ciertas orientaciones emanadas de esas altas autoridades? ¿Es legítimo resistir, en toda la extensión permitida por el Derecho Canónico, a las políticas seguidas por el Papa Francisco que amenazan la integridad, seguridad e identidades culturales de Occidente?

No tenemos miedo de asumir este estado de resistencia porque su licitud moral fue implícitamente reconocida por el silencio del Papa Pablo VI y de numerosas otras autoridades eclesiásticas a la declaración de la TFP sobre la política de distensión del Vaticano con los regímenes comunistas. El documento de 1974, obra del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, fue firmado y publicado por todas las TFPs entonces existentes. En él, leemos:

“En este acto filial, decimos al Pastor de los Pastores: Nuestra alma es vuestra, nuestra vida es vuestra. Mandadnos lo que quisiereis. Sólo no nos mandéis que crucemos los brazos ante el lobo rojo que embiste. A esto, nuestra conciencia se opone”.

“Sí, Santo Padre, San Pedro nos enseña que es necesario “obedecer a Dios antes que a los hombres” (Act 5, 29). Vos sois asistido por el Espíritu Santo y amparado – en las condiciones definidas por el Vaticano I – por el privilegio de la infalibilidad.

Esta política de distención con los gobiernos comunistas es ratificada en el actual pontificado con los acuerdos firmados entre el Vaticano y China.

Pero eso no significa que, en ciertos asuntos o circunstancias, la debilidad a que todos los hombres están sujetos no pueda influir e inclusive determinar su conducta. Uno de esos campos en que su acción está sujeta a errores – tal vez por excelencia – es la diplomacia. Y es precisamente aquí que se sitúa su política de distensión con los gobiernos comunistas.

“Entonces, ¿Qué debemos hacer? Los límites de esta declaración no nos permiten mencionar todos los Padres, Doctores, moralistas y canonistas de la Iglesia -muchos de ellos elevados a la honra de los altares- que afirmaron la legitimidad de la resistencia. Este género de resistencia no es separación, no es rebelión, no es virulencia, no es irreverencia. Al contrario, es fidelidad, es unión, es amor, es sumisión”.

V. Resistencia

Resistir significa que vamos a animar a los católicos a reafirmar su amor por la civilización cristiana occidental y su deseo de defender sus remanentes y cultura. Más allá de eso, promoveremos su restauración con mayor brillo y solidez, para que Occidente recupere el liderazgo mundial que merece, no por ser occidental, sino por ser católico. La civilización cristiana occidental se basa en un pasado bimilenario y en el hecho de tener como centro la Sede de Pedro en Roma.

Resistir significa convidar a líderes y pueblos occidentales a estudiar las profundas razones de su declinio, analizadas en Revolución y Contra-Revolución, obra maestra del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, e implementar los remedios que sugiere para librar a Occidente de esta crisis existencial.

Resistir significa que la muerte de Occidente no es la conclusión inevitable, pues como nos recuerda el fallecido líder católico brasileño en el mismo libro: “Cuando los hombres resuelven cooperar con la gracia de Dios, se operan las maravillas de la historia: la conversión del Imperio Romano; la formación de la Edad Media; la reconquista da España, a partir de Covadonga; todos los acontecimientos que resultan de las grandes resurrecciones de alma de que los pueblos también son susceptibles. Resurrecciones invencibles, porque no hay nada derrote a un pueblo virtuoso y que realmente ama a Dios”.

Resistir significa publicar respetuosamente nuestro análisis y juicio en situaciones como la encíclica Fratelli Tutti o el endoso del Papa Francisco al reconocimiento legal de las uniones homosexuales -un golpe mortal para lo que resta de la civilización cristiana occidental.

Resistir significa denunciar con franqueza filial y respetuosa la peligrosa contradicción entre el trato privilegiado dispensado por la Santa Sede a China Roja (cuyo régimen comunista no condena) y el desdén del Papa Francisco por los grandes países de Europa y de las Américas, que él ataca sin piedad en sus soberanías y sistemas económicos basados en la libre iniciativa y la propiedad privada. Sin embargo, este sistema está ampliamente de acuerdo con la ley natural, los Diez Mandamientos y la enseñanza bimilenaria de los papas, conforme se haya en el Supremo Magisterio de la Santa Madre Iglesia.

Resistir significa proclamar con indomable confianza que más allá de las tempestades espirituales, de los desafíos materiales y de todos los ataques de sus enemigos, Occidente y la civilización cristiana volverán a erguirse, cumpliendo las palabras proféticas de Nuestra Señora en Fátima: ¡“Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”!

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30 de octubre de 2020

  • LISTA DE LAS ENTIDADES FIRMANTES
  • Instituto Plinio Corrêa de Oliveira (Brasil)
  • Sociedad Civil Fátima la Gran Esperanza (Argentina)
  • Australian TFP, Inc.
  • Österreichische Gesellschaft zum Schutz von Tradition, Familie und Privateigentum (Austria)
  • Canadian Society for the Defence of Christian Civilization
  • Acción Familia por un Chile Autentico, Cristiano y Fuerte
  • Centro Cultural Cruzada (Colombia)
  • Sociedad Colombiana Tradición y Acción (Colombia)
  • Circulo Beato Pio IX (Ecuador)
  • Société Française pour la Défense de la Tradition, Famille, Propriété
  • Federation Pro Europa Christiana (France)
  • Deutsche Gesellschaft zum Schutz von Tradition, Familie und Privateigentum e.V. (Germany)
  • Irish Society for Christian Civilisation
  • Associazione Tradizione Famiglia Proprietà (Italy)
  • Stichting Civitas Christiana (The Netherlands)
  • Sociedad Paraguaya de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP)
  • Tradición y Acción por un Perú Mayor
  • Philippine Crusade for the Defense of Christian Civilization, Inc.
  • Fundacja Instytut Edukacji Społecznej i Religijnej im. Ks. Piotra Skargi (Poland)
  • Instituto Santo Condestável (Portugal)
  • Family Action South Africa
  • Tradición y Acción (Spain)
  • Helvetia Christiana (Switzerland)
  • Tradition, Family, Property–United Kingdom
  • American Society for the Defense of Tradition, Family, and Property (U.S.A.)

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Plinio Corrêa de Oliveira escribió en diciembre de 1958, de un tirón, en apenas unos días, su obra magna «Revolución y Contra-Revolución» (que citaremos...

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