En los peores momentos florecen las dificultades. Nos encontramos con un Estado destruido por el liberalismo, portando una errónea bandera de libertad y democracia.
Llaman libertad a que el Estado piense por ti, te eduque, y te exija lo que debes hacer. La verdad que es una manera peculiar llamar libertad a no ser libre de pensamiento, palabra y acto.
Un Estado sin Dios, sin ley moral, sin patria, es decir, una república con corona.
Este Estado exige como debes plantear tu vida, sin Dios, sin Familia, sin Patria, sin solidaridad. Entre estas exigencias costosas y actuales estamos sufriendo la prohibición de estar en la calle, donde cada día muchos negocios echan su cierre.
La verdad que los más obedientes a este Estado, son sus tentáculos laborales llamados sindicatos, que entendemos por “recomendación sanitaria”, no expresan esta boca es mía en las calles, en cuanto a la defensa de los trabajadores, en el peor momento laboral en España. Cada uno obedece a quien le otorga privilegios.
Solo unos pocos tienen el beneplácito para tomar las calles, aquellos llamados “antisistemas” que paradójicamente son miembros serviles de este sistema.
Otros que pueden tomar las calles, son aquellos lobbies subvencionados por el sistema. Tanto es su poder que en aquellos territorios donde no han podido tomar la calle, el Estado toma su ataque a través de la moción de censura, para echar a ese miembro del Estado Liberal que no comulga con sus intereses.
El tomar las calles violentamente con la excepción, de que no sea contra el Estado que los subvenciona, es lo que actualmente se denomina actuar democráticamente.
La gran mentira de obligar a las personas de estar en sus hogares, pero mirar a otro lado cuando energúmenos salen para destrozar, gritar y usar la violencia por bandera.
El mal llamado “feminismo”, es una de las mayores mentiras que nos intentan meter con calzador en esta democracia. Un movimiento tan revolucionario, que se lo apropian diversos grupos enfrentándose entre sí.
Un movimiento revolucionario que tiene como propósito enfrentar al hombre y a la mujer, con la finalidad de destruir a la familia convencional, renegando de lo más básico e intelectual.
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Solo hay que leer y escuchar a los antiguos grupos feministas rechazando toda esta parafernalia.
Cabe recordar que a la mujer se la protegía por valiosa, ahora la quieren proteger por débil ante instituciones inventadas, que solo sirven para “enchufar amigos del sistema estatal”.
Como ya es evidente, un hombre no mata, matan los asesinos, un hombre no viola, violan los violadores, un hombre no roba, roban los ladrones. Por lo tanto, se puede sacar la conclusión de que no estamos gobernados por hombres.
Al Estado democrático para nada le importa las mujeres, como tampoco le importa los ancianos y los niños. Solo le importa su supervivencia.
Y para que el Estado actual sobreviva, necesita destruir lo que nos une.
Por eso se rechaza a Dios, utilizando cristianofobia en la sociedad, mediante la destrucción de todo símbolo cristiano y persiguiendo todo lo relativo a ello.
Se odia al hombre y a la mujer, enfrentándolos entre sí, para destruir lo más básico, la Familia.
Y se rechaza la Patria, intentando trocear cada parte de esta santa tierra.
Si tienen que dejar atrás a sus ciudadanos lo harán, todo por sus privilegios liberales.
El único objeto del Estado es dominar al “pueblo durmiente” con la toma de las calles. Bienvenidos a la evolución del liberalismo moderno con toques marxistas.
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La única defensa que tenemos los ciudadanos contra este Estado junto a sus esclavos gritando y quemando las calles, es retomar y fortalecer los valores tradicionales que más odian, Dios, Patria y Familia.
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