Esta historia se puede conocer cada vez mejor en El secreto de Fátima de Dalí , el título de un documental premiado ( que se puede comprar aquí ) y un libro del mismo nombre escrito por Paul Perry ( que se puede comprar aquí ).
Salvador Dalí es considerado uno de los más grandes artistas del siglo XX y el surrealista más famoso. En el apogeo de su popularidad en 1960, fue contratado por el llamado “Ejército Azul de Nuestra Señora de Fátima” para pintar la visión del infierno, como lo habían visto Lucía, Jacinta y Francisco durante la aparición del 13 de julio de 1917. , en Fátima. La idea de la pintura vino de un protestante que, después de leer sobre la visión en las Memorias de la hermana Lucía , se convirtió al catolicismo y entró al seminario.. Se pensaba que con este mensaje Dalí podría llegar a los jóvenes y a los incrédulos de manera mucho más eficaz que cualquier sermón o relato de los santos los domingos por la mañana. Este cargo cambiaría la vida y la obra de Dalí, sacándolo de su profeso ateísmo y devolviéndolo a sus raíces católicas [1].
Dalí creció en España, cerca de la frontera francesa, en Cataluña. Su padre era ateo y anticlerical, y su madre una devota católica romana. Nacido apenas nueve meses después de la muerte de su hermano epónimo, Salvador solía escuchar de sus padres que él era su hermano reencarnado. Al tener que reconciliar las diferentes influencias que recibió, de fe en Dios y al mismo tiempo de incredulidad, Dalí se volvió confuso e inseguro, afirmando una vez: “El cielo debe encontrarse en el centro mismo del corazón del hombre que tiene fe. En este momento, todavía no tengo fe y temo morir sin el cielo ”.
Tras su primera exposición en los Estados Unidos en 1934, se convirtió en una sensación inmediata, y la fama de Dalí creció a lo largo de las décadas de 1930 y 1940. Su famoso cuadro La persistencia de la memoria , con la imagen de los relojes de bolsillo fundiéndose, ayudó a definir su método de trabajo. creatividad y surrealismo, el “método crítico-paranoico”. La creatividad de Dalí surgió a partir de imágenes que extrajo del subconsciente mientras caía en un estado de semi-vigilia, o hipnogogia .
A lo largo de su vida, Dalí luchó con la idea de su propia muerte, un miedo que no pudo vencer . Estudió nuevos descubrimientos relacionados con la tercera dimensión, lo que lo llevó a buscar el acceso a la cuarta dimensión y la inmortalidad. Sus obras están impregnadas de temas de erotismo, muerte y decadencia, pero también de temas religiosos y cuestiones relacionadas con el progreso científico.
Tenía 55 años cuando el Ejército Azul se le acercó para pintar una visión del infierno. El cofundador de la asociación, John Haffert, recibió una carta del seminarista animándolo a presentar la idea al artista. También puso los ahorros de su vida para pagarlo. Haffert se reunió con Dalí en el hotel donde se hospedaba en Nueva York y le contó sobre la misión del Ejército Azul de difundir el mensaje de Fátima. John le leyó la historia de Fátima en los escritos de Lucía y la descripción de la visión del infierno.
“Depende de usted presentar esta visión de una manera verdadera y vívida”, le dijo Haffert. “ Estás siendo elegido para ser el artista de Nuestra Señora. Un intérprete visual de Dios ”.
Dalí escuchó con atención y pidió un plato de caracoles . Cuando llegó, comenzó a ensartar los caracoles con tenedores de caracoles , y le explicó a Haffert que los grandes artistas siempre usaban tridentes para representar a los demonios en el infierno, pero él usaba tenedores de caracoles . “ El alma de un pecador es como un caracol ”, explicó. ” Se enrosca y se esconde dentro del caparazón , ¡y la única forma de obtenerlo es usando un tenedor de caracol !”
Los dos acordaron los términos del contrato y firmaron el acuerdo en una servilleta de papel.
“El alma del pecador es como un caracol. Se enrosca y se esconde dentro del caparazón, ¡y la única forma de conseguirlo es con un tenedor de caracol! “
Haffert decidió intentar un encuentro entre Dalí y la hermana Lucía, quien en 1960 era una monja carmelita de clausura en Coimbra, Portugal. No tuvo éxito, incluso después de escribirle en persona. Dalí le dijo a Haffert que no había ningún problema. Estudiaría lo que ella dijo sobre la visión y armaría su propia versión , diciéndole: “Voy a pintar lo que veo”.
Durante más de un año Dalí estudió detenidamente la visión del infierno, como la describe Lucía, buscando imágenes en su subconsciente, pero todo fue en vano. Haffert sugirió que fuera a Fátima en busca de inspiración. Parte del problema de Dalí era que no sabía cómo presentar a la Santísima Virgen María . Su esposa Gala siempre había sido el rostro de la mujer en sus pinturas.
En Fátima, fue llevado directamente al lugar donde apareció la Santísima Madre y donde los niños vieron abrirse la tierra, revelando el infierno. La clave para entender la visión del infierno , según su guía, el canónigo José Galamba de Oliveira, fue la llamada a la conversión . Y el Inmaculado Corazón de María es un signo de esperanza para todos los que responden a su mensaje de conversión.
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Durante este viaje, bajo la influencia de Galamba, Dalí finalmente pudo conocer a la Hermana Lucía. Pasó algún tiempo con ella, hablando a través de los barrotes del pasillo. Dalí comentaría más tarde lo especial que era “respirar el mismo aire que un futuro santo” , como estar frente a una presencia celestial. Dalí finalmente tuvo la inspiración para pintar la visión del infierno.
Antes de salir de Fátima, Dalí le pidió al canónigo Galamba que escuchara su confesión. Más tarde, el sacerdote le dijo a Haffert que era “la confesión más conmovedora, sentida y profunda” que había escuchado en sus muchas décadas como sacerdote .
El 13 de marzo de 1962, Haffert recibió la noticia de que el cuadro estaba terminado y el señor Dalí quiso presentarlo. Sin embargo, no pudo estar presente en ese momento, pero monseñor Harold Colgan, cofundador del Ejército Azul junto con Haffert, fue en su lugar. Por la expresión de su rostro cuando se desarrolló la pintura, Mons. Colgan se sorprendió por la vista según Dalí. No fue lo que esperaba .
Sin embargo, tras un estudio y un examen más a fondo, se cree que Dalí se retrató a sí mismo en la visión, pintando su propia conversión. La pintura muestra a un moribundo, su alma roja y traslúcida, torturado y atormentado por demonios en el infierno, que lo ensartan con tenedores de caracoles , tratando de extraerle el alma. Abajo, la tierra agrietada se abre al lugar del infierno. Arriba, la Santísima Madre, angustiada por el horror de un alma perdida, revela su corazón dolorido y amoroso . Una figura solitaria en oración sostiene un crucifijo apuntando al cielo.
Los niños de Fátima dijeron que les habría aterrorizado la visión del infierno si María no hubiera estado con ellos. Les dijo a los niños: “Habéis visto el infierno, adonde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón ”. Durante la aparición de agosto les imploró: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que muchas almas van al infierno porque no hay quien sacrificar y pedir por ellas “.
Nadie sabe lo que la hermana Lucía le dijo a Dalí en su breve visita, pero tenía la habilidad de decir exactamente lo que cualquiera necesitaba escuchar para volver a Dios, incluidos los comunistas acérrimos. Ella debe haberlo ayudado a conocer el amor de Dios y de su Santísima Madre y a ver que su Inmaculado Corazón es un refugio para los pecadores. En la visión que pintó, Dalí no usó a Gala como modelo para el rostro de María. Regresó a sus raíces católicas y a su fe en Dios y enfrentó su mortalidad.
En 1997, cuando finalmente la Hermana Lucía vio la imagen de la visión de Dalí, la estudió de cerca y le dijo a su intérprete: “El infierno es espiritual y no físico, y es imposible que alguien haga una imagen del infierno . La pintura proviene lo más humanamente posible de una representación del infierno ”.
Salvador Dalí murió de insuficiencia cardíaca el 23 de enero de 1989, a los 84 años. Mantuvo sus sentimientos religiosos en secreto del mundo. Sin duda, la hermana Lucía debe haber rezado por él.
Su pintura Vision of Hell se exhibe en la casa de un coleccionista de arte de Connecticut que la compró del Apostolado Mundial de Fátima en 2007.
- Al menos en ocasiones es posible afirmar esto, porque, como se narra en el texto, mientras buscaba inspiración para pintar su Visión del Infierno , Salvador Dalí se confesó efectivamente a un sacerdote católico. Si permaneció o no en estado de gracia hasta el final de su vida es otra historia. Como se explica al final de este mismo texto, el artista “mantuvo en secreto al mundo sus sentimientos religiosos”. Por otro lado, no se informa que muchas de sus pinturas obscenas hayan sido retiradas de circulación. Lo único que nos queda, por tanto, es confiar su alma a la misericordia de Dios, ofreciendo nuestras oraciones por él (NT).
Este artículo se publicó inicialmente en portugués en padrepauloricardo.org
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