SÍ, se puede legislar para prevenir el fracaso: observando, remediando a tiempo las dificultades de muchos niños en su aprendizaje y progreso escolar; dificultades que se pueden tratar y superar. El secreto está en IR AL ORIGEN, A LA RAÍZ, A LAS CAUSAS; pero eso no está en las leyes educativas, no saben cómo hacerlo. Otros sí sabemos. 

La clave de todo está en los comienzos, cuando empiezan la Escuela Primaria y antes, durante la etapa educativa (0 – 6 años).

En esos comienzos están todos los niños; y de ese todos, la mitad necesitan atención y ayuda específica, concreta, personalizada. Hablamos de MUCHOS niños, hablamos de LA MITAD DE LOS NIÑOS a los 6-7 años, cuando inician la escolaridad Primaria.

Hablamos de los niños que necesitan ayuda, que no se defienden por sí mismos en el aprendizaje convencional que es el escolar. 

El otro 50% de los niños, solo necesitan presencia, medios y ambiente favorable. Disponen de las orientaciones, las facilidades y el control normal que realizan los maestros, con eso les basta.

Hablamos de desarrollo, de madurez, de preparación; mejor dicho, de HABILITACIÓN: Estar habilitado, tener habilidades; haber adquirido habilidades para APRENDER ESCOLARMENTE, convencionalmente. Lo opuesto es aprender naturalmente, pero para eso los niños traen consigo al nacer un buen paquete de recursos (reflejos primitivos) con los que aprenden, desde el primer minuto de su vida, a ir integrando la realidad.

Aprender las BASES ESCOLARES es la clave; la lectura, la escritura, el cálculo no son cosas naturales, son convencionales; no tenemos genes lectores, no hay reflejos primarios para escribir, pero sí los hay para mamar y para moverse, para mirar y para ir captando la realidad, para lograr hitos en su desarrollo.

Como principio – siempre se debe empezar por el principio -, para la escolaridad hay que tener en cuenta que los niños no son robotitos todos hechos por un mismo patrón, que funcionan todos igual cuando se aprieta el “botón edad”; que todos siguen el mismo desarrollo como los pollitos de granja, todos a la misma edad. Es esencial la aptitud observadora del maestro y tener los medios, los recursos para aportar la imprescindible ayuda específica para cada una de las diferencias y dificultades personales, que son muchas.

Los niños adquieren distintas habilidades, a edades diferentes, con madurez distinta, con funcionalidad diversa; no son tarros idénticos en los que metemos información para conservar en cantidad, calidad, textura y temperatura iguales ¡¡NO!! Y ahí radica el gran error del sistema que hay que REFORMAR; reformarlo empezando por el principio, no al final, tampoco a la mitad. Empezar bien es tener medio camino recorrido.

Los niños son individuos únicos, necesitan ser mirados con ojos humanos, no con leyes, con bien entrenada observación para saber cómo tratar a cada uno, antes y durante su entrada al mundo del conocimiento escolar, académico, técnico y social que les rodea. 

A la escuela Primaria llegan todos; los inmaduros, los desentonados, los atentos, los que escuchan sin entender, los que miran solo con los ojos, los que se enteran, los ausentes, los movidos, los que aprenden, los lentos y los de allende …

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¡Todos igualitos, como está legislado! Lo llaman INCLUSIÓN ¿…?

¿Cómo llegar a cada sujeto? ¿Cómo llego a ESTE aprendiz? Uno es rígido otro es suave, aquel de plástico, este de cristal, uno con tapa otro sin ella; con boca ancha o necesita embudo; el que debe desplegarse y el que parece un globo; de plastilina uno, de acero el otro; el que mira y capta, el que escucha y retiene, el que hace y lo repite; cada uno a su manera, para algunos muy difícil todo, y se van quedando atrás…

Bebés unos y hombrecitos de seis años otros; esponjas golosas y plásticos impermeables.  Para todos la escuela IGUAL-COMPRENSIVA-INCLUSIVA-INEVITABLE; te haces igual o te destruye, pasas por el aro o te quedas estancado (el 25% +). ¡Demencial, lo llaman escuela inclusiva!

Hay mucho que reformar porque hay SOLUCIONES. Hay soluciones reformando lo mucho que hay que reformar: Padres cegados por la tradición o por la propaganda progre, maestros desbordados por todas partes, sistema unicorde, autoridades y sindicatos… a lo suyo. La enseñanza envejecida, atrasada y cada vez más ¡sálvese quien pueda! Aunque ahora viene el “salvemos a todos por igual”, igualar a la baja: ¡fuera el éxito!  

A mí me preocupan los niños. Pienso en los que tienen problemas porque claman por ayuda y podemos ofrecérsela, pero no esa ayuda desorganizada, improvisada, anticuada, siempre tarde, sin prevención ni solución; solo con parches o con ¡más de lo mismo! El fracaso sigue aumentando, aunque se tape.

Hay otras ayudas, otras prevenciones, otros remedios, otros desarrollos, otras formas de mirar al niño que no va bien: ¿Por qué no va bien?

Sin etiquetas, poner al niño en situación, habilitarle para que camine por su propio pie. Hoy esto es posible, sabemos cómo hacerlo, con alternativas prácticas, que funcionan, personalizadas desde la raíz (si te interesa, contacta: igge38@gmail.com). 

Con las administraciones, con el Ministerio, con las reformas y sus autores no podemos contar, están en otra fiesta; la educación, el aprendizaje, la escuela son peligrosos para ellos; basta contemplar el espectáculo que nos están brindando desde la des-reforma recién estrenada. Todos ellos son el obstáculo más grande que tienen la educación y la enseñanza, para el éxito y para no fracasar; también los maestros y profesores que son lacayos de la administración están ahí.

En manos de padres y maestros están los niños, estos no esperan, están ahí y nos necesitan. Serán afortunados si prescindimos del gobierno y sus reformas en materia de educación y de enseñanza. Sobre todo, porque sabemos cómo prevenir a tiempo el fracaso de muchos niños.

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