«Los recuerdos tienen más poesía que las esperanzas, como las ruinas son mucho más poéticas que los planos de un edificio en proyecto».

Jacinto Benavente

Marcha en una mañana nublada de Otoño, ya en su ocaso, en vísperas del Día del Nacimiento del Sol Invicto del Año de Christós de MMXXI, que ya finaliza…

La antigua Colonia Obrera de Can Bros (Martorell, Barcelona), un antiguo complejo fabril del Siglo XIX, de estilo inglés, cuenta con varios molinos, casas para los trabajadores y sus familias -llegaron a vivir cerca de un millar de personas en la colonia-, escuela, economato e incluso, una fundición de cobre. La iglesia de la colonia es de estilo neo-gótico y fue edificada en 1897, dedicada a San Juan Bautista. La fábrica cerró sus puertas definitivamente en 1967, y la colonia empezó poco a poco a despoblarse y a languidecer hasta adquirir el aspecto fantasmal que hoy tiene, presentando un estado general de abandono y de total olvido, cosa normal, por otra parte, en esta era terminal y crepuscular de cretinización generalizada y de “solidificación” plutocrática, muy próximo ya a la fase de desintegración y de disolución como mandan los cánones del final de la Edad Oscura (Kali-Yuga). Dicho complejo se puede observar desde la Autovía A2 que va de Barcelona a Lérida, su vista es imponente pese a su ruinoso estado (un símbolo más de la actual pseudocivilización en ruinas en la que estamos inmersos, ruinas más espirituales y existenciales que puramente físicas, tal como afirmaba Julius Evola cuando hablaba de esta aberración metafísica que es la modernidad (o postmodernidad…); decía Miguel Delibes que “la cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades”, aseveración hoy más cierta que nunca en estos tiempos en los que la luz de la sabiduría (así como las “obras bien hechas”), hace ya mucho tiempo que permanece oculta para la gran mayoría de los hombres-masa (subhumanidad democrática), en un mundo conquistado totalmente por la fealdad y el anti-arte.

   Actualmente la colonia se encuentra vallada ya que es una propiedad privada y no está permitido el acceso, pero el estado de la cerca demuestra que no son pocos los que hacen caso omiso de tal prohibición y deciden entrar a conocer un poco de la historia de este lugar, de hecho los camaradas de la Hermandad Barcino/Rubricatus así lo hicimos… Hace años el Ayuntamiento de Martorell al que pertenece este «pueblo fantasma» que está pegando al curso del Rubricatus (Río Llobregat) y muy cerca del puente de origen romano de Ad Fines, habló de rehabilitar la zona con vistas a efectuar rutas guiadas para turistas o para amantes del excursionismo y de la montaña en general, pero desde entonces no se ha vuelto a hablar más del tema -que nosotros sepamos-, y más en estos tenebrosos tiempos rendidos a la tiranía plandémica covidiotil. Can Bros, patrimonio industrial además de arquitectónico -como refleja perfectamente su espectacular Iglesia neogótica, inventariada dentro del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña-, hoy es terreno de pasto del abandonismo más absoluto, canallesco y más vil: “Los pueblos son libres. Las ciudades periódicos mentirosos” (Federico García Lorca). Esperemos que el consistorio del municipio vuelva a retomar esa vieja idea de rehabilitar la totalidad del enclave y reacondicionarlo como zona excursionista o como mínimo, catalogarla al menos como Lugar de Interés Local y Cultural. No está demás recordar que por esta misma zona pasa el sendero conocido como “Camí de Sant Jaume” o simplemente como el “Camí Català”, que va desde Barcino a Santiago de Compostela pasando por el  Santuario del “Axis Mundi” de Cataluña, la majestuosa montaña de Montserrat en una de sus etapas (1), que se puede observar en todo su esplendor desde este lugar tan fascinante y alejado de la urbe, y por ello ciertamente muy poco concurrido. Sobre todo en tiempos otoñales, es enormemente bello ver cómo se recorta la silueta de este mágico Centro del Mundo pétreo en el cielo en los días brumosos o nublados, con el susurro de las hojas crujientes arrastradas por los caminos por un viento racheado, casi a ráfagas, y el vuelo de las aves migratorias, todo ello nos invita a una soledad casi ascética, a la meditación. Como dice un famoso dicho “el otoño es el silencio del invierno”. Por otro lado y en líneas generales, parece como si hubiera una conexión mágica entre la Montaña Sagrada y este abandonado asentamiento justo al lado del río Rubricatus y envuelto entre el misterio y la leyenda (2); de hecho el trayecto que va desde Martorell hasta Monistrol es conocido por algunos como la Ribera Sacra del Llobregat.

La zona, sobre todo al anochecer, es de un encanto verdaderamente impresionante (3). Una atmósfera densa y de misterio se apodera del lugar cuando empieza a caer la noche. La estética de las ruinas, ellas son testigos de su pasado esplendor, y también en cierto modo mediante su observación nos lleva a un cierto decondicionamiento y desconexión con respecto al enloquecido mundo en el que vivimos y que nos circunda; uno siente una especie de fuga hacia un pasado intemporal. La soledad y la introspección de lo viejo o antiguo, presa del olvido y del abandono -o ninguneo-, frente a lo ruidoso y artificioso del mundanal ruido de las modernas urbes plutocráticas al servicio del Reino de la Cantidad. “Y es que con la llegada de la Edad Oscura, sólo a través de la “Tradición Eterna” y su “Vía de la Mano Izquierda”, son posibles la Sabiduría, la Fuerza, y la Libertad. Y esa posibilidad ha de ser nuestro primer argumento y es desde ahí que se debe articular todo lo demás. Y saber esto es ya, el primer paso para ser antídoto contra toda posthumanidad, así como vanguardia y anuncio del cambio de ciclo que ha de llegar.Qué “Shiva el destructor” esté con nosotros…” (Gonzalo Rodríguez García). Por una cosmovisión TOTAL del mundo y de la existencia, frente a otra, esencialmente demoníaca, negadora y destructora de la Naturaleza y de las Leyes del Cosmos. IDENTIDAD, CULTURA Y TOTALIDAD FRENTE A GLOBALIZACIÓN Y SUBVERSIÓN MULTICULTURAL, no hay otra. Nuevas rutas, nuevos anhelos, nuevas aspiraciones nos esperan próximamente con la entrada de un nuevo año, y a seguir “cabalgando el tigre”…

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

Joan Montcau

NOTAS:
(1) “El “Camí Català” cobra cierto protagonismo como entrada en la Península Ibérica por ser la primera a disposición de los peregrinos que han realizado su recorrido a través de la costa del sur de Francia, muchos deciden continuar por el interior hasta entrar directamente por el Camino Francés, pero otros se internan directamente entrando por los Pirineos a través de la localidad catalana de Sant Pere de Rodas.
   En su recorrido inicial sigue el original de la Vía Augusta que, aunque se encuentra sustituida por numerosas carreteras principales españolas (la N-340 por ejemplo), que fue una de las vías más grandes del territorio español que comunicaban los Pirineos con el sur de España, Cádiz, a través de toda la costa mediterránea.
(2) Para variar, en 1936 la chusma roja profanó la Iglesia, destruyendo tapices, imágenes y retablos, aunque finalmente se salvó de las llamas y de la destrucción como pasó con infinidad de obras de arte y arquitectónicas durante la Cruzada de 1936-39. Durante la misma, la iglesia fue utilizada por la hidra demoníaca como almacén de intendencia, creando un campo de prisioneros dentro del complejo. La iglesia fue construida en 1895 y consagrada al año siguiente.
(3) El núcleo originario de Can Bros data de la segunda mitad del Siglo XVII, cuando el Sol se ponía en un sangriento ocaso para nuestro Siglo de Oro y el Sacro Imperio Romano-Germánico, cuando el mundo entraba ya en una de las fases más oscuras y tenebrosas de la Edad de Hierro, y en cuyos últimos estertores ya estamos viviendo: “El barrio de Can Bros coge el nombre de los primeros propietarios de la finca; los Bros, que en 1666 se hicieron con los terrenos y construyeron una masía. Allí vivirían cinco generaciones diferentes. Ya un poco más tarde, a principios del siglo XIX, los Bros decidieron construir una acequia y unos molinos. Sin embargo, el proyecto que tenían en mente fracasó y el complejo fue adquirido por Miquel Elies, un comerciante de fuera… En 1921 la colonia fue vendida a la familia Fontdevila i Prat, quien la gestionó hasta 1967, fecha en que fue después de disfrutar de su época de máximo esplendor, cuando llegaron a vivir en la colonia un millar de personas y hubo pleno rendimiento fabril. Ahora, el Consistorio de Martorell trabaja en la posibilidad de rehabilitar la colonia manteniendo el patrimonio paisajístico y arquitectónico” (Queralt Castillo, “Can Bros, pasado y presente de la historia de Cataluña”). Aunque claro, el deseo principal de toda esta gentuza politicastra y especuladora, más que de restaurar o rehabilitar la colonia en sí (que sólo sería la escusa), es el de edificar y arrasar todo el entorno natural que la rodea bajo toneladas de cemento y asfalto, ello para mayor gloria de una maldita, desalmada y criminal pseudocivilización de materia y máquinas.

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