Connect with us

Hi, what are you looking for?

Tradición VivaTradición Viva

Cultura

NOVEDAD EDITORIAL: ¡Viva el rey! Monseñor de Segur

Pio IX felicitó a Monseñor de Segur por su opúsculo ¡Viva el rey!, y en su carta recordaba al prelado francés que “no son, en efecto, las sectas impías las únicas que conspiran contra la Iglesia y contra la sociedad: son también todos estos hombres que, aunque se supongan en ellos las más rectas intenciones y la mejor buena fe, acarician las doctrinas liberales, frecuentemente reprobadas por la Santa Sede”. Efectivamente Pio IX ponía el dedo en la llaga, pues el avance de la revolución no se produce únicamente por el impulso de la masonería, o los ateos revolucionarios, sino que la cooperación de los llamados católicos liberales fue, y sigue siendo, clave en el avance revolucionario.

La Asociación Editorial Tradicionalista ya hemos publicado varios libros en los que denunciamos los errores del liberalismo, pues todas las corrientes ideológicas posteriores, socialismo, comunismo y fascismo, no dejan de ser hijas del mismo error liberal. Así en “El error del liberalismo”el Cardenal Louis Billot en el siglo XIX vio con claridad la impiedad intrínseca del liberalismo, y su lúcido análisis ha sido confirmado en el transcurso de los años, pues su profundo conocimiento de los principios doctrinales de la revolución le permitieron anticipar las nefastas consecuencias sociales a las que nos lleva el individualismo, la negación de la autoridad, y sobre todo la negación de Dios, dogmas revolucionarios encarnados a la perfección por el liberticida liberalismo. Efectivamente el mal está en los principios de la Revolución, consagrados por la legislación, que continúan reinando sobre el espíritu público, estableciéndose en la opinión, penetrando cada vez más en las masas. Igualmente hemos publicado “El catolicismo liberal” de Gabino Tejado, libro que proporciona a sus lectores un instrumento eficaz para combatir la Revolución que parece haber ocupado todos los espacios públicos, e incluso las conciencias de muchos católicos, que han olvidado que es inútil cualquier regeneración social si no tiene su fundamento en Cristo.

En ¡Viva el rey! Monseñor de Segur enfrenta uno de los graves problemas de la revolución: la falta de autoridad, y defiende la monarquía como la mejor forma de gobierno. Si bien es cierto que dicha defensa se concreta en la figura de Enrique V (1830-1883), conocido también como el Conde de Chambord, no es menos cierto que los argumentos utilizados para defender los derechos al trono del rey legítimo de Francia pueden extrapolarse a cualquier situación revolucionaria.

Monseñor de Segur nos recuerda que la política de un gobierno es buena y sabia cuando el mismo se dirige según la verdad y la justicia de las ideas, las aspiraciones, y las fuerzas vivas de la nación. Por el contrario, su política es falsa cuando la dirección que imprime al país no es según la verdad y la justicia. Efectivamente, la bondad y sabiduría de un gobierno se demuestra precisamente en el sometimiento de su acción a la voluntad de Dios pues «¿qué más peligroso para la salvación de las almas que una dirección anticristiana dada por un poder cualquiera a las ideas de una nación, a sus instituciones públicas, a su educación, a sus leyes, a sus costumbres?»

En ¡Viva el rey! se pone de manifiesto que la mejor forma de gobierno es la monarquía, y esta defensa no es simplemente dogmática, sino hija de la experiencia, pues esta hizo comprender a los franceses de mediados del siglo XIX, y nos hace comprender a nosotros ahora, que no es posible edificar sobre las arenas movedizas del principios que uno se forja a sí mismo, y que en la política hay verdades a las que es preciso volver de buen o mal grado si no se quiere ser siempre el juguete o la víctima de la revolución, por lo que como hijos extraviados es necesario volver a la monarquía legítima y tradicional.

Efectivamente la revolución, y los católicos inadvertidos que colaboran con ella, seducida por las ideas de los filósofos disolutos ha rechazado la autoridad de los soberanos legítimos, y ha obligado a los pueblos a renegar de sus glorioso y religioso pasado para abandonarse al primer advenedizo que se presente como nuevo mesías. En este sentido si observamos la historia de los diferentes países europeos desde la Revolución Francesa de 1789 hasta la actualidad comprobamos como los pueblos se han lanzado a toda suerte de aventuras republicanas, dictatoriales, constitucionales, parlamentarias, democráticas, socialistas, comunistas o fascistas, creyendo encontrar en cada nuevo gobierno, y en cada nuevo sistema, la paz, y hallando en realidad la ruina.

En este sentido Monseñor de Segur nos recuerda que la Francia postrevolucionaria fue castigada por donde había pecado, pues Francia después de haber abandonado su monarquía tradicional, llegó a esos abismos sin nombre en los que se hundieron los desdichados que se dejaron seducir por la revolución, cayendo el pueblo en la ruina y el deshonor. Frente al despotismo y la anarquía revolucionaria el único camino posible para lograr la libertad es la monarquía tradicional, apoyada en el derecho hereditario y consagrada por el tiempo, pues solo esa monarquía puede dar a cualquier país, «con un gobierno regular y estable, esa seguridad de todos los derechos, esa garantía de todos los intereses, ese acuerdo necesario de una autoridad fuerte y de una sabia libertad, que son las más sólidas bases del orden público, y la prenda más segura del bienestar de los pueblos.»

Desde la implantación de las ideas revolucionarias se ha hecho todo lo posible para arrancar de Europa la fe religiosa, y la fe política. Todo se ha puesto en juego para hacerle perder lo que podría llamarse el sentido de la autoridad, es decir, las verdaderas nociones y el amor de la obediencia. La legitimidad es esencialmente una cuestión de principios, y no debe hacerse de ella, como se acostumbra, una cuestión de personas. Un déspota es un hombre que gobierna, manda o prohíbe según su capricho sin tener en cuenta para nada la justicia y el derecho. Un tirano es un déspota cruel, un déspota que no tan solo gobierna arbitrariamente, sino que llega hasta oprimir y quebrantar al pueblo, ante estas realidades Monseñor de Segur se pregunta: «¿qué relación puede haber entre estas dos ideas y la de un rey legítimo, cristiano, amigo del orden y de la felicidad pública, ilustrado y conducido por la ley de Dios, dirigido por las luces de la fe en el recto sentido de la justicia?». Cuanto es de abominable el tipo del tirado y del déspota, tanto el del rey cristiano es noble, simpático y digno de respeto, pues nada es más opuesto al despotismo y a la tiranía que la verdadera monarquía cristiana y tradicional. Monseñor de Segur llega a afirmarque «esta monarquía es el poder más justo, más fuerte, y a la vez el más regulado que sea posible concebir. Pidiéndola sin cesar a Dios y a los hombres, pedimos, no la esclavitud, sino la libertad de nuestra patria. Queremos la autoridad, no el despotismo, la libertad, no la licencia, queremos el reinado de Dios sobre Europa, porque este reinado, olvidando desde tanto tiempo, no es más que el imperio de la verdad, de la paz, del orden y de la verdadera libertad». Frente a la dignidad monárquica la revolución solo es capaz de enfrentar la ciega autocracia del Estado revolucionario, que veja y suprime arbitrariamente lo que no le agrada, sobre todo la libertad católica, madre y protectora de todas las demás libertades.

Puede leer:  Presentación del libro "Los demandó el honor"

Es necesario recordar que la monarquía no es tanto un hombre como un principio. Es el principio de un derecho que viene a sustituir la ausencia de todo principio, o lo que es más aún, a todos los principios erróneos, quiméricos, deletéreos, de la soberanía del pueblo y del ateísmo político. Es necesario denunciar a todos los católicos que colaboran con la revolución mediante partidos políticos que se presentan como conservadores y como centristas, pues «la revolución ha llegado a tal punto que no existe al presente medio posible para esos partidos medios, semiverdaderos, semifalsos, que creían poder vivir con algunos restos de verdad sin estar obligados a romper con los principios revolucionarios. En política como en religión esos partidos terceros no son posibles, pues si se quiere el restablecimiento del orden, es preciso quererlo todo entero, no solamente con sus consecuencias, sino también con sus principios, es decir, con el restablecimiento de una monarquía evidentemente legítima, cuyo derecho es indiscutible y superior a los caprichos y a las oscilaciones del pueblo». Conviene escoger: o bien ser hombre de orden con la monarquía legítima, o bien ser francamente revolucionario. Los mestizos, a quienes se llama los liberales, son revolucionarios ignorándolo, que creen que se puede sacar el orden del desorden, y la autoridad de los principios que la minan de base. Es preciso que escojan: o el Rey, o la revolución, o el derecho o el capricho, o el color blanco, o el rojo. No hay plaza para el tricolor, el cual es forrado de rojo, como lo vemos demasiado desde 1789.

Por ello es necesario la transformación del pueblo, pues en política como en religión, pasar del campo del error al de la verdad no es apostatar, sino convertirse y llenar un verdadero deber de conciencia.

PARA COMPRAR EL LIBRO PULSE AQUÍ

Advertisement. Scroll to continue reading.

TE NECESITAMOS: Google nos ha censurado la publicidad por ser peligrosa nuestra información. Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política por lo que puedes  colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)

Louis Gaston Adrien de Ségur, más conocido como Monseñor de Segur (París, 15 de abril de 1820- 9 de junio de 1881) fue un prelado y escritor francés, conocido por sus numerosas obras religiosas y apologéticas en defensa del catolicismo, figurando entre los máximos exponentes del pensamiento contrarrevolucionario francés del siglo XIX.

Louis Gaston de Segur era el mayor de los ocho hijos del conde de Segur, biznieto del canciller d’Aguesseau, del presidente de Lamoignon y del marqués de Segur, mariscal de Francia y ministro de la Guerra de Luis XVI, y de Sofía Rostopchina, hija del conde Rostopchín, ministro de relaciones exteriores del zar Pablo I de Rusia.

Nacido en 1820, se dedicó primeramente a la carrera diplomática, siendo agregado a la embajada de Francia en Roma, en que podía al mismo tiempo satisfacer la pasión por las artes que había heredado de su madre. Sin embargo, sintió vocación sacerdotal y, después de tres años de vacilación, entró en el Seminario de Issy y fue ordenado sacerdote en San Sulpicio de París el 18 de diciembre de 1847. Cinco años más tarde, el papa Pío IX le nombraba auditor de la Rota y Prelado doméstico. Era costumbre que los eclesiásticos que habían ejercido estos cargos al volver a Francia fuesen promovidos al episcopado. El emperador Napoleón III siguió esta costumbre, pero en el intervalo necesario para la institución canónica, Mons. Segur quedó ciego y no pudo ser preconizado, por lo que fue nombrado el 8 de marzo de 1856 canónigo de primer orden del cabildo de San Dionisio.

Adalid infatigable de la causa católica, Mons. Segur se dio a conocer por sus conferencias y por su gran número de folletos de propaganda religiosa de un estilo incisivo, y algunos de los cuales, sobre la comunión y contra los ateos y librepensadores, tuvieron hasta 100 y 150 ediciones.

Monseñor de Segur llevaba una vida muy austera, ayunando casi siempre, vistiendo lo mismo en invierno que en verano y acostándose en todo tiempo en una pequeña cama de hierro, si bien, a pesar de ser ciego, llevaba una extremada limpieza, que recomendaba mucho a los pobres como condición indispensable para llegar a ser algo en el mundo. Dotado de una memoria prodigiosa, recordaba los pequeños incidentes más remotos, las conversaciones más antiguas, pero además reconocía a las personas, aun después de largos años, al simple tacto de las manos, en el rostro o en la espalda. Todos los años salía de París durante un mes, para descansar, según él decía, y en efecto, iba a encerrarse varios días en algún seminario de provincia, a cuyos alumnos confesaba.

La muerte de Mons. Segur fue muy sentida en toda Francia. Sus exequias se celebraron en la iglesia de Santo Tomás de Aquino. Su última voluntad fue que el cortejo se compusiera de pobres. Fue amortajado con los pies desnudos, como un hijo de San Francisco de la Orden Tercera a que pertenecía, revestido de una casulla blanca y con sotana violada, como prelado de Su Santidad. Por otra disposición, debido al afecto que Mons. Segur profesaba a los suyos, su corazón reposa en la iglesia de los religiosos de la Visitación en que había profesado su hermana, Sabine de Segur, y donde reposaba ya el corazón de su madre. El cuerpo se trasladó al panteón de familia del castillo de Nonettes, cerca de Sainte-Anne-d’Auray, en que estaba también enterrada la condesa de Segur.

PARA COMPRAR EL LIBRO PULSE AQUÍ

COMPARTE:


EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.

TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)

Advertisement. Scroll to continue reading.

TE NECESITAMOS: Google nos ha censurado la publicidad por ser peligrosa nuestra información. Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política por lo que puedes  colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)

Written By

TradicionViva.es un espacio de resistencia civil que pretende crear estados de opinión, análisis y debate en donde las imposiciones políticas no existen.

Click to comment

También puedes comentar con facebook:

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Nuestros libros

Boletín Gratuito

Reciba gratuitamente en tu correo la selección de artículos del editor.
Advertisement

DESTACADOS

En Amazon

El nuevo orden mundial (NOM)

Historia del carlismo

Advertisement

Carlismo

El próximo 26 de marzo, a las 18’30 horas, tendrá lugar en la librería Argot (Castellón) la presentación del libro “¡Todos juntos en unión!...

Cultura

Woke, wokismo, wokista, los anglicismos que poco a poco van conquistando el espacio de debate público, intelectual, político y social en todo el mundo occidental. Son...

Cultura

La recuperación estos últimos años de las obras “olvidadas” de Enrique Jardiel Poncela ha sido una labor ardua, meritoria y… caótica. Como es conocido,...

Cultura

Leer a Fray Luis, es alejarse de lo terrenal para alcanzar la Verdad, y ello a través de un estilo armónico, sobrio pero apasionado,...

Advertisement

Copyright © 2023. Creado por la Asociación Editorial Tradicionalista - redaccion@tradicionviva.es Revista de historia, actualidad y análisis tradicionalista. Editada en Madrid (Spain). Fundación: 2010. - ISSN 2253-8569 - Director: Carlos Pérez- Roldán Suanzes. Director honorario: Jose Antonio Pérez- Roldán y Rojas. TradicionViva.es un espacio de resistencia civil que pretende crear estados de opinión, análisis y debate en donde las imposiciones políticas no existen. Garantizar esta libertad de pensamiento depende de ti, querido lector. Por ello te pedimos que difundas nuestra publicación, y colabores remitiéndonos artículos y estudios que no tienen cabida en otros medios de comunicación.