POR ERIC SAMMONS
El 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación, el Papa Francisco , a instancias de los obispos católicos de rito latino de Ucrania, consagrará Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. Conjuntamente con la Consagración del Santo Padre, el Cardenal Krajewski realizará el mismo acto en Fátima.
El anuncio del Papa conmocionó a la Iglesia, ya que la consagración de Rusia es uno de los temas más controvertidos del catolicismo moderno. El anuncio también plantea más preguntas de las que responde, incluido si la Consagración ya se ha realizado y qué sucede cuando (si) se realiza correctamente.
Para descubrir los orígenes de la polémica de la Consagración , volvamos al principio. En 1917, tres niños en Fátima, Portugal, afirmaron que la Santísima Virgen María se les apareció durante un período de cinco meses y les dio varios mensajes. Uno de estos mensajes mencionaba la consagración de Rusia.
Para evitarlo vengo a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si escuchan mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas.
Al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, y se convertirá y se concederá al mundo un cierto período de paz. (La Tercera Aparición – 13 de julio de 1917)
Es importante tener en cuenta el momento de este mensaje. Solo unos meses después, y solo unas semanas después de la última aparición a los tres niños, la revolución bolchevique abrumó a Rusia, comenzando así el reinado comunista de la Unión Soviética, que duraría siete décadas. Durante este tiempo, todas las religiones, incluido el cristianismo, fueron perseguidas sin piedad y llevadas a la clandestinidad en Rusia y en los diversos estados satélites soviéticos.
Tres años después de las apariciones, dos de los tres niños videntes murieron, dejando solo a Lucía, quien se convertiría en hermana religiosa. Sor Lucía continuaría recibiendo apariciones, incluida una en 1929 en la que Nuestra Señora repitió su pedido de que Rusia fuera consagrada a su Inmaculado Corazón:
Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre, en unión con todos los Obispos del mundo, hacer la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la Justicia de Dios condena por los pecados cometidos contra mí, que he venido a pedir reparación: sacrifícate por esta intención y ora. (La Sexta Aparición – 13 de junio de 1929)
Lo que podría parecer una simple solicitud se ha convertido en una controversia de décadas . A lo largo de los años ha habido varias consagraciones papales: una tabla que vi enumeraba ocho consagraciones diferentes a lo largo de los años. Pero dos en particular se destacan.
En 1952 el Papa Pío XII consagró Rusia al Inmaculado Corazón, pero no pidió nada a los obispos del mundo; por lo tanto, la mayoría de los observadores no creen que esto satisfaga el pedido de Nuestra Señora de que la consagración ocurra “en unión con todos los obispos del mundo”, aunque algunos católicos no están de acuerdo.
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En 1984, el Papa Juan Pablo II realizó una Consagración de todo el mundo al Inmaculado Corazón y pidió a todos los obispos que se unieran a él en “unión espiritual”. Los críticos afirmaron que esta Consagración tampoco cumplió con el pedido de Nuestra Señora ya que no nombró específicamente a Rusia en su Consagración (y los críticos también señalaron que la “unión espiritual” no era la “unión” que Nuestra Señora solicitó).
En 2000, el Vaticano trató de sofocar la controversia al anunciar que la Consagración de 1984 cumplió con el pedido de Nuestra Señora, afirmando que “La Hermana Lucía confirmó personalmente que este acto solemne y universal de consagración [el acto de 1984] correspondía a lo que Nuestra Señora deseaba”. Esta declaración, sin embargo, no satisfizo a muchos de los devotos de Fátima, quienes dijeron que la Consagración no se hizo correctamente y, por lo tanto, los frutos prometidos (“Rusia se convertirá y habrá paz”) no se produjeron. (También está la solicitud de “la Comunión de reparación de los primeros sábados”, pero no voy a abordar ese aspecto de la controversia en este artículo).
Ahora, con el anuncio del Papa Francisco de que consagrará Rusia y Ucrania, surgen nuevos interrogantes . Por ejemplo, si el Vaticano determinó que la Consagración de 1984 cumplió con el pedido de Nuestra Señora de Fátima, ¿por qué se necesita otra Consagración? Más allá de esto, hay otras preguntas que deben abordarse.
Antes de continuar, quiero aclarar que creo que Nuestra Señora se apareció a los tres niños en Fátima en 1917, y luego nuevamente a la Hna. Lucía en varias ocasiones. Creo que los videntes son honestos y sinceros en sus declaraciones de lo que les sucedió y lo que les dijo Nuestra Señora. También creo que el llamado de Nuestra Señora a la conversión, la oración y la penitencia necesita desesperadamente una respuesta hoy. Ninguna de las preguntas que planteo pretenden poner en duda esos hechos, aunque tratándose de una revelación privada, ningún católico está obligado a creer que las apariciones fueron de origen sobrenatural.
Más allá de la cuestión de si la Consagración ya tuvo lugar o no, existen muchas otras ambigüedades relacionadas con los mensajes de Fátima. Por ejemplo, ¿qué significa cuando Nuestra Señora dijo que si la Consagración no ocurre, entonces Rusia “esparcirá sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia”?
¿Cuáles son los “errores” de Rusia? La respuesta más obvia, dado el contexto de la época en que aparecieron las apariciones, es el comunismo soviético. Esta ideología demoníaca, de hecho, durante su existencia provocó guerras y persiguió a la Iglesia. Sin embargo, cuando pregunté en las redes sociales cuáles eran estos “errores”, recibí un número diverso de respuestas, que iban desde la legalización del aborto hasta la naturaleza cismática de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Una cosa está clara: Nuestra Señora no detalló cuáles fueron los errores, y nos queda especular.
También debemos preguntarnos: ¿qué significa que la Consagración debe ocurrir “en unión con todos los Obispos del mundo”? Como señaló Wendell Hull en un artículo reciente para Crisis , no existe una fórmula establecida para consagrar un país, y tampoco existe una fórmula establecida para hacer tal consagración en unión con todos los obispos del mundo.
Algunos han argumentado que todos los obispos del mundo deben hacer el acto de consagración en su iglesia Catedral al mismo tiempo que el Papa y de la misma manera. Otros han dicho que es suficiente que el Papa solicite su unión. Y aún otros han sugerido que una “unión espiritual”, como Juan Pablo II se refirió a ella, es suficiente. Incluso escuché decir que dado que los obispos están en unión con el Papa de todos modos, cualquier acto del Papa está automáticamente en unión con todos los obispos. Una vez más, una cosa está clara: Nuestra Señora no especificó exactamente cómo se lograría esta unión.
Otra cuestión es si la Consagración debe aplicarse únicamente a Rusia . En la Consagración de 1984, Juan Pablo II no mencionó a Rusia por su nombre, probablemente por razones políticas, ya que estaba en el apogeo de la Guerra Fría y tal mención podría haber inflamado la situación. Él consagró el mundo, que obviamente incluye a Rusia. ¿Pero fue eso suficiente?
El Papa Francisco menciona a Rusia por su nombre, pero también incluye a Ucrania. ¿Hace esto que su Consagración sea contraria al pedido de Nuestra Señora? Algunos dirían que sí. Sin embargo, debemos tener en cuenta que cuando se presentó la solicitud (1929), Ucrania era en realidad parte de Rusia, por lo que tal vez incluirla explícitamente ahora todavía está dentro de los límites de la solicitud. Cuando miramos lo que dijo Nuestra Señora, ella menciona explícitamente a Rusia, pero no dice, “y Rusia solamente”.
Nuevamente, ninguna de estas preguntas pretende generar dudas sobre la autenticidad de las apariciones. Sin embargo, revelan la naturaleza inherentemente ambigua de todas las revelaciones, particularmente las revelaciones privadas. Una revelación ocurre en un tiempo y lugar específicos y, por lo tanto, será influenciada por ese tiempo y lugar. Incluso Nuestro Señor estaba atado de alguna manera por esto: usó parábolas que se relacionaban con la vida de un judío del primer siglo, no con un estadounidense del siglo XXI. Por supuesto, los principios de Su mensaje son atemporales, pero es necesario separar la cualidad atemporal de la parte terrenal (la parábola de Cristo del sembrador, en otras palabras, no se trataba de la agricultura en la Judea del siglo I).
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Aún más, este principio se aplica a una revelación privada, que no pretende ser un mensaje público al que todos estamos obligados para nuestra salvación. Las apariciones de Fátima tuvieron lugar en un tiempo y lugar específicos, y por una razón específica y limitada. La obra de la historia de la salvación no se detendrá si no se cumplen los pedidos de Nuestra Señora, aunque seguramente se ayudará si se cumplen. No somos mormones que creen que una revelación post-apostólica posterior es necesaria para nuestra salvación.
Debido a la naturaleza ambigua de cualquier revelación, también debemos tener cuidado de no aplicar cualidades casi mágicas a tales revelaciones. Algunos católicos afirman que si la Consagración ocurre como se supone, toda Rusia se convertirá rápidamente al catolicismo y cesarán todas las guerras y conflictos en todo el mundo.
Dios no trabaja así . Incluso cuando envió a Su Hijo, tomó tres siglos para que el Imperio Romano se convirtiera, y el resto del mundo estuvo relativamente al margen del cristianismo durante siglos. Además, la paz no estalló ni siquiera cuando llegó el Príncipe de Paz, porque vivimos en un mundo caído y seguiremos haciéndolo hasta la Segunda Venida del Señor.
Debemos tener cuidado de no caer en la misma trampa que muchos judíos del primer siglo cayeron con la venida de Jesucristo. A partir de su lectura de las profecías del Antiguo Testamento, creían que la venida del Mesías marcaría el comienzo de un reinado político de paz en el que todos los enemigos de Israel serían destruidos. Si bien es fácil en retrospectiva criticar sus suposiciones, una lectura honesta del Antiguo Testamento hace que uno al menos simpatice con su malentendido.
Cuando leemos sobre los “errores de Rusia” y que Rusia se “convertirá” y “habrá paz”, debemos recordar esos malentendidos judíos. Es muy posible que la caída de la Unión Soviética en 1991 y el resurgimiento, aunque solo parcial, del cristianismo en Rusia fuera el cumplimiento de la Consagración realizada en 1984. Puede que esos no sean los resultados que esperábamos, pero la mayoría de los judíos del primer siglo estaban decepcionados de Jesús también.
Ya sea que la Consagración de 1984 haya cumplido o no el pedido de Nuestra Señora, podemos estar seguros de que la próxima Consagración es algo bueno. ¿Por qué? Porque enfocará nuestras oraciones en un área del mundo que lo necesita desesperadamente. No importa lo que uno piense de las controversias que rodean a Fátima, Nuestro Señor y Nuestra Señora escucharán el clamor de tantos católicos por Rusia y Ucrania y tendrán piedad de esa gente.
El estado de la Consagración en última instancia no es vital para nuestra salvación. Estamos obligados a seguir y aceptar toda revelación pública, lo que significa que debemos vivir una vida sacramental y de oración, seguir las enseñanzas de la Iglesia sobre la fe y la moral, y cuidar a los pobres y necesitados. Seguramente eso es lo que Nuestra Señora pide más que nada.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en https://www.crisismagazine.com/
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