La línea roja infranqueable. En respuesta a un artículo de George Weigel en First Things

No me sorprendió la fusión de mi identidad con la personalidad del Coronel Grace-Groundling-Marchpole hecha por George Weigel en su comentario publicado el 16 de marzo en First Things ( aquí ) . Mi asombro deriva de la curiosa forma en que este artículo se alinea con el del amigo de Weigel, Roberto De Mattei, Riflessioni sull’anno che si apre [Reflexiones sobre el año que comienza], que apareció en Corrispondenza Romana el 29 de diciembre de 2021 ( aquí ), sobre la supuesta refutación de mis declaraciones ante la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos ( aquí ) hecha, coincidentemente, por la hija del profesor Weigel, la Dra. Gwyneth A. Spaeder ( aquí) [curiosamente no en inglés sino solo en Italia], quien es pediatra y esposa de un ejecutivo de una de las principales consultoras de la industria farmacéutica.

El artículo de De Mattei también contiene la insinuación de que puedo contarme entre los que ven conspiraciones por todas partes, siguiendo la práctica establecida de deslegitimar al interlocutor mediante su psiquiatrización . Al menos Weigel se limitó a presentarme como un excéntrico teórico de la conspiración, tomando prestado un personaje de la trilogía de Evelyn Waugh, Sword of Honor , mientras que De Mattei también mencionó, además del psiquiátrico délire d’intérpretation , la hipótesis de la posesión diabólica.

Me pregunto si ver una cierta proporción en la acción coordinada de Weigel y De Mattei representa “puntos de conexión que ninguna persona racional imaginaría conectar o incluso pensaría que se pueden conectar” (citando el artículo First Things ) o si no es fácilmente perceptible para alguien. Parece simplista desestimar todo con la acusación de “teoría de la conspiración” contra quienes denuncian las tramas en lugar de quienes las traman, especialmente cuando la conspiración es admitida por sus propios artífices, empezando por la implicación de Soros en la revolución de color Euromaidan. Pero si vemos que un miembro de Pravij Sektor , Serhiy Dybynyn, fue inmortalizado durante la farsa del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 ( aquí y aquí ), la idea de que algo no es exactamente como nos dicen comienza a surgir incluso en personas menos inclinadas a “unir los puntos”.

Desde luego es muy extraño que, ante una serie de hechos consensuados tanto por médicos y científicos (en lo que respecta a las críticas al suero experimental) como por politólogos y expertos en estrategia internacional (en lo que respecta a la actual Rusia- crisis de Ucrania), estos dos amigos y colegas, De Mattei y Weigel, están emprendiendo una acción conjunta contra mí, no por lo que digo, tienen cuidado de no refutar nada de lo que he dicho debatiendo los hechos o presentando pruebas claras, pero simplemente decidiendo ex cathedra que dado que no comparto sus posiciones sobre la pandemia o el conflicto ucraniano, debo ser silenciado sin apelación, por un supuesto deber de respeto hacia “su” verdad.

Weigel ha tomado su decisión: Supuestamente he cruzado la infranqueable “línea roja” que ha trazado con su propia mano por su propio motu proprio . Al enumerar las supuestas “mentiras, calumnias y propaganda del Kremlin” en mi declaración, Weigel no se da cuenta de que sus declaraciones están refutadas por los hechos documentados, comenzando con el bombardeo del hospital infantil de Mariupol (que había sido evacuado durante mucho tiempo y utilizado como un cuartel militar), así como con lo sucedido con las supuestas “miles de víctimas” de las bombas rusas que destruyeron el teatro de la misma ciudad, una historia que ha sido desmentida por las autoridades locales ucranianas.

Con respecto a mi declaración sobre la crisis ruso-ucraniana, que George Weigel llama una “encíclica” con discutible ironía, se ha redactado una lista de “afirmaciones manifiestamente falsas”, asumiendo evidentemente que los lectores de First Things no han leído mi declaración. Y uno se pregunta si el propio Weigel lo leyó, ya que todo lo que se discute como falso en realidad lo he documentado en mi artículo, con fuentes y referencias a noticias oficiales. Quienes me reprochen “repetir punto por punto la propaganda del Kremlin” deberían explicar qué en mi análisis no corresponde a la realidad de los hechos, y por qué no consideran tal la propaganda del estado profundo, que hasta ahora ha probados para falsear la realidad de una manera que raya en lo grotesco, comenzando con el caso de los biolabs estadounidenses en territorio ucraniano, cuya existencia ha sido negada por la Casa Blanca pero afirmada por la OMS ( aquí ), que pidió que los patógenos sean destruidos.

Joe Biden incluso reconoció en un video la participación de la familia Biden en Burisma y otra corrupción en Ucrania, al igual que la operación de propaganda de los medios para encubrir la evidencia de colusión con el régimen ucraniano, y más, que se recuperó en la computadora portátil de Hunter ( aquí). La destrucción deliberada de la infraestructura civil atribuida a los rusos está demostrando, según múltiples testimonios de ciudadanos ucranianos, que fue causada en gran parte por las milicias de Zelensky, incluidas las formaciones paramilitares neonazis, que han sido denunciadas como culpables de crímenes de guerra por la ONU y Amnistía Internacional desde la revolución de Euromaidán. El envío de armas a Ucrania está provocando gravísimos casos de justicia sumaria, ajuste de cuentas y linchamientos que carecen de legitimidad y que ponen en grave peligro a la población. Hace unos días, un cargamento de armas fue interceptado en un avión que oficialmente debía llevar “ayuda humanitaria” del gobierno italiano a Ucrania. La censura en Europa de las emisoras Russia Today y Sputnik está en línea con la unificación de todas las plataformas de información que ha ordenado Zelensky en los últimos días, y también con la supresión de los once partidos de la oposición ( aquí ): una extraña forma de implementar los “valores occidentales”, la “democracia” y la “libertad de expresión”. la prensa.” El papel de Soros en la revolución de Maidan fue declarado por el mismo “filántropo” ( aquí ), quien se atribuyó el mérito de financiar la insurgencia que condujo al derrocamiento del presidente prorruso elegido democráticamente Yanukovych y su reemplazo por Poroshenko, quien fue aprobado por Estados Unidos y la OTAN. La presencia de fuerzas neonazis fue declarada por el Congreso estadounidense, que en 2015 suspendió el entrenamiento de neonazis del batallón Azov en EE.UU. con una enmienda que luego fue cancelada por presiones de la CIA (aquí ). Las violaciones de los acuerdos de Kiev y la persecución de la minoría rusófona en Donbass ha sido ampliamente documentada por organismos internacionales y medios de comunicación que hoy censuran sus propias noticias ( aquí ): más de 14.000 víctimas de esta limpieza étnica contra rusófonos los ciudadanos son estimados. El gobierno de Zelensky no solo no se opuso a esta violencia de los grupos neonazis, sino que la negó deliberadamente y regularizó el batallón Azov como fuerza militar oficial.

La continuidad ideológica entre la farsa de la pandemia y la crisis ruso-ucraniana sigue emergiendo, más allá de la evidencia de los hechos y declaraciones de los sujetos involucrados, en el hecho de que los perpetradores finales de ambos son los mismos, todo atribuible a la camarilla globalista de el Foro Económico Mundial . A modo de ejemplo, el secretario de Estado Tony Blinken es el fundador de la consultora estratégica WestExec Advisors , vinculada al Foro de Davos, que cuenta con más de 20 de sus personas en la Administración Biden ( aquí , aquí y aquí ). Muchos empleados de WestExec han estado o aún tienen una relación muy estrecha con el Foro Económico Mundial ., empezando por Michelle Flournoy y Jamie Smith, como ha denunciado Politico ( aquí ).

Estas no son “teorías de conspiración, sino hechos. ¡Período!

Finalmente, en cuanto a mi referencia a la “Tercera Roma”, me sorprende que, ante un peligro inminente de escalada del conflicto, Weigel me critique haber utilizado en un sentido político un argumento del papel ruso como opuesto parte, con el objetivo de demostrar disposición para el diálogo con miras a la paz. De lo que he escrito está claro que no tenía intención de dar una base doctrinal o legitimación a una visión paneslava o panortodoxa que, como católico romano, no forma parte de mi herencia cultural y religiosa. Por el contrario, es curioso que sean precisamente los defensores del diálogo ecuménico los que se están rasgando las vestiduras sobre un tema que, sin exagerar, podría abrir el camino para un retorno de las partes cismáticas de la Iglesia oriental a la unidad católica.

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Este deseo de interpretar todo lo que digo en un sentido negativo es un indicio de falta de sinceridad y un prejuicio que va contra la Verdad incluso antes que contra la Caridad. Pero cuando se miente sobre la realidad que tenemos ante nuestros ojos para complacer a los amos, la verdad es tratada como un oropel inconveniente y ya no como un atributo de Dios. Y es vergonzoso, cuanto menos, ver cómo posturas compartidas hasta unas semanas antes del conflicto, hoy son negadas y consideradas formas de colaboración o apoyo a Rusia.

Deseo reiterar enérgicamente que mis palabras no deben interpretarse como una legitimación de la guerra, cuyas principales víctimas son el pueblo ucraniano debido a la connivencia de su gobierno con el Estado profundo. Mis palabras pretenden ser, como lo fueron con motivo de la farsa de la pandemia, un llamado a la verdad, una denuncia de las mentiras y falsedades de la realidad, un llamado al uso del juicio crítico frente a la narrativa mediática. Quizás el hecho de no tener superiores a quienes deba responder, me convierte en una persona inconveniente, y mi posición resulta incomprensible para cualquiera que demuestre no ser intelectualmente independiente.

El artículo de Weigel tiene un mérito: nos revela la insospechada proximidad de cierto conservadurismo moderado con las exigencias de la deep church , y al mismo tiempo la subordinación del mundo neoconservador estadounidense al deep state y sus cómplices demócratas.

Por otro lado, creo que la posición política e ideológica de George Weigel no da lugar a dudas, considerando que su nombre aparece, junto con el de Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz y otros, entre los firmantes del PNAC. , el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, un instituto de investigación en el que los miembros del Partido Republicano y los neoconservadores se encuentran significativamente unánimes en apoyar la carrera armamentista y en alimentar focos de guerra y terrorismo en todas partes, comenzando con la guerra en Irak (aquí). La idea de liderazgo mundial estadounidense promovida por el PNAC está claramente en la base de la expansión hacia el este de la OTAN y la provocación deliberada de Ucrania a Rusia, que se ve prácticamente sitiada hasta sus fronteras, en violación de los acuerdos de 1991. No quiero imaginarme qué hubiera pasado si, al revés de la historia, una nación sudamericana se hubiera aliado con Moscú e instalado bases militares cerca de las fronteras de Estados Unidos. Y no está claro por qué la OTAN y los EE.UU. pueden considerarse autorizados a invadir naciones extranjeras -como en el caso de Kosovo– imponiendo militarmente su concepto de democracia y respeto por los derechos humanos, mientras que la Federación Rusa no puede intervenir en Ucrania para defenderse. los ciudadanos de Donbass tras ocho años de limpieza étnica por parte de las milicias neonazis contra la minoría de habla rusa, en violación de los acuerdos estipulados y en presencia de un informe sobre estos crímenes por parte de asociaciones humanitarias. 

Imagino que para quienes se prestan a estas operaciones de propaganda -que no sé hasta qué punto están desprovistas de intereses personales- les da vergüenza verse expuestos por un arzobispo y un nuncio jubilados, porque su esclavitud a la narrativa es sumamente elocuente.  Confirma, si alguna vez hubo necesidad, las sombras que en el pasado han rodeado sus posiciones sobre otros temas más estrictamente católicos.

La acción de estos exponentes del conservadurismo católico, que profesaron ser mis amigos hasta hace dos años, escribe la necrología definitiva y bochornosa de lo que les quedaba de autoridad como pensadores católicos y de su independencia como periodistas, después de que ya se ha realizado su funeral.

+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo, Nuncio Apostólico

21 marzo 2022

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