El Consell de Mallorca ha paralizado cautelarmente la demolición del Monumento a los Muertos del Crucero Baleares, «boina roja de los mares», hundido en 1938, que había acordado el Ayuntamiento de Palma (regido por una coalición de PSOE, nacionalistas procatalanistas y Podemos). La Asociación de Vecinos y Amigos de Santa Catalina presentó un recurso contra la decisión de la Comisión Insular de Patrimonio de rehusar iniciar los trámites para la protección de dicho monumento.
El rechazo de la citada Comisión, en una decisión puramente política y sectaria, ha enojado aún más a los vecinos y al considerable número de mallorquines que desean conservar el monumento de Sa Feixina (1941), obra del destacado arquitecto local Francesc Roca. El monolito, que ya fue mutilado hace unos años, resulta de un valor patrimonial indudable que reconocen hasta los hostiles a su significado histórico, con la excepción de la coalición frentepopulista que ahora domina la ciudad y la isla. En cuanto al Ayuntamiento, en noviembre pasado el llamado «Pacte de Cort» (PSOE, «Més per Mallorca» y «Som Palma»-Podemos) ya había retirado del salón de plenos el crucifijo y el dosser de vellut que representa el privilegio concedido a la ciudad en 1717 por el Rey Don Felipe V, para que tuviera voto en Cortes.