Se ha puesto de modo entre determinados políticos e “historiadores” juzgar los acontecimientos históricos desde la perspectiva de la memoria. Esto tiene un serio inconveniente: el carácter contingente del ser humano.
Efectivamente, según define el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, memoria es “la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”. Facultad psíquica que obviamente acompaña a la persona física, es decir: la memoria sólo existe en tanto en cuanto exista el sujeto capaz de recordar.
Qué duda cabe que aún hoy quedan testigos vivos de los gloriosos hechos que abarcaron desde el 18 de Julio de 1936 hasta el 1 de Abril de 1939, pero, ¿qué pasará dentro de 15 ó 20 años?, ¿cómo interpretarán esos mismos políticos e “historiadores”, la historia desde la perspectiva de la memoria?
Nosotros, tenemos dos ventajas para juzgar los acontecimientos históricos. La primera es que frente a la memoria defendemos el criterio histórico, es decir, la Historia, que el mismo diccionario define como “conjunto de los sucesos o hechos políticos, sociales, económicos culturales, de un pueblo o nación”. Hechos objetivos, sucesos ciertos, no interpretaciones personales, espurias y subjetivas. Esa es nuestra ventaja para glorificar un 18 de Julio que salvó (hecho) a España de la dominación roja (hecho).
La segunda ventaja es que nosotros somos carcas, pertenecemos al emérito ejército carcunda, es decir, creemos en unos principios sólidamente construidos y apoyados en la inalterable doctrina católica y acrisolada a lo largo de más de 2000 años de historia. Ellos militan bajo las banderas de un progresismo desnortado, que hoy les lleve a defender una idea, y mañana a defender otra; que ayer tenían como enemigos al capital y a la libertad, y que hoy tienen como aliado al capital para seguir enfrentándose a la libertad.
En la filosofía escolástica la memoria es una de las potencias del alma, y como tal forma el dinamismo intelectual de la vida, a la par que informa el elemento sensitivo. Pues bien, nuestra memoria nos impele a seguir luchando, 79 años después, desde nuestro trabajo intelectual, por una España mejor y más católica, y nuestro sentimiento nos obliga a proclamar con alegría la virilidad de un pueblo que el 18 de Julio de 1936 supo levantarse contra la tiranía y la opresión de la dominación roja.
Por eso, no podemos menos que defender la única verdad histórica del 36-39: LA GUERRA LA GANAMOS LOS BUENOS.