Hablando de sociedades y países, claro está que tanto el bloqueo de la expansión del dominio soviético por Europa Occidental como la caída del Telón de Acero (Europa Central-Oriental) son hechos a deber y agradecer enormemente a los polacos, a la patria natal de San Juan Pablo II.
No obstante, no es infrecuente lo que se puede considerar como una imprecisión explicativa del contexto histórico. Se hace constar que todo comenzó en la costa báltica, mejor dicho, en la ciudad de Gdansk: protestas en sus astilleros.
Cierto es el acontecimiento como tal, sin duda. Tanto como que un sindicato católico y no ideologizado llamado Solidaridad (ampliamente respaldado por Karol Wojtyla) desempeñó un papel clave en esa caída.
Pero, en realidad, las primeras movilizaciones empezaron antes del día 7 de agosto del año 1980, precisamente, un mes antes. Hablamos del llamado “Julio de Lublín” (Lubelski Lipiec en polaco), acontecido en la ciudad homónima, situada en la parte occidental del país.
Hablamos de una serie de protestas recientemente han sido conmemoradas, con una intención de ejercicio enésimo de resistencia anti-comunista y divulgación histórica, por ámbitos de la sociedad civil lublinesa como Civitas Christiana, Media Narodowe y Stowarzyszenie KoLiber (organizadora).
De acuerdo con Rafal Prost, coordinador local de la asociación que organizó el acto en cuestión (el pasado día 9 de julio, en la biblioteca pública Hieronima Łopacińskiego), cabe tener en cuenta la siguiente relación de detalles sobre este apunte histórico y el evento en sí:
Cuando pensamos acerca de la caída del comunismo, lo correcto es que todo empezó en Polonia. No obstante, la mayoría de gente, incluso en Polonia, cree que las protestas que iniciaron la avalancha que dio lugar a la caída del comunismo tuvieron lugar en Gdansk, en agosto de 1980.
Nada de esto podía estar más lejos de la verdad, sin embargo. Un mes antes, Lublín y Swidnik, una ciudad industrial próxima a la primera, fueron escenarios de un amplio rango de protestas en fábricas y escuelas, conocido como el “Julio de Lublín”.
Todo empezó el 8 de julio en la empresa estatal aeronáutica de Swidnik. Un día después, las protestas tuvieron lugar en Lublín, donde varias empresas protestaron contra el gobierno comunista (tales como la Factoría Automovilística de Lublín, la Factoría de Aviones o la Empresa de Trabajos Farmacéuticos Polfa).
Las protestas se expandieron pronto a localidades de la región de Lublín como Pulawi, Bogdanka o Poniatowa. Estos acontecimientos impulsaron a todo el país, convenciendo de que el régimen comunista podría ser derrotado, por lo que las protestas empezaron al poco tiempo en Gdansk, Varsovia y otras partes de Polonia.
En KoLiber Lublín hemos organizado, el pasado 9 de julio, un evento conmemorativo del Julio de Lublín, en la principal biblioteca del voivodato. Invitamos a Don Józef Godlewski, un antiguo opositor, que habló sobre su rol de cobertura informativa de las huelgas como la conocida Radio Libertad.
Él también resaltó el importante rol desempañado por la Iglesia Católica en el impulso de las protestas de julio de 1980, especialmente, el Ministerio Académico de los Dominicos en el casco antiguo de Lublín.
Posteriormente, un hubo una especie de concierto, llevado a cabo por el poeta local Jacek Kadis, que cantó un montón de preciosas canciones patrióticas y atribuibles al sindicato Solidaridad. Yo también entoné una al final, llamada “Dejemos a Polonia ser Polonia“, compuesta por un famoso poeta y cantante anticomunista llamado Jan Pietrzak.
Es importante recordar que las primeras protestas que dieron lugar a la caída del comunismo no empezaron en los astilleros de Gdansk, sino en Lublín y Swidnik.
Este artículo se publicó primero en Ahora Información: El Este de Polonia y la caída del comunismo