«Un Libro de Demonios para Niños«: este es el título del libro que, al menos, tiene el mérito de la claridad.
El resumen del libro propuesto por su autor ofrece una idea de su contenido: «Hablar de demonios nunca fue tan divertido. ¿No quieres sacar la basura esta noche? ¿Te estás ahogando en tareas? ¿Ese bravucón se ha convertido en una verdadera molestia? Bueno, pues toma tus lápices de colores, y utilizando tus habilidades para dibujar sellos, ¡llama a algunos demonios! Pero ten cuidado, aunque estos espíritus son más tontos que atemorizantes, siguen siendo demonios. Para niños de 5 a 10 años».
La obra consiste en un verdadero grimorio: contiene 72 reseñas cada una acompañada de un símbolo oculto que permite invocar al demonio seleccionado, de acuerdo con los efectos que el niño espera… ¡Harry Potter ha sido superado!
La Asociación Internacional de Exorcistas ha advertido formalmente a los padres contra esta publicación, que familiariza a los niños con los códigos y prácticas satanistas. Su presidente, el Padre Francesco Bamonte, firmó una nota denunciando las palabras y los métodos del autor de Un Libro de Demonios para Niños:
«El autor, sin ninguna precaución, presenta a los niños la evocación de los demonios como algo ordinario y recomendable, invitándolos a aliarse con ellos, para su provecho. Para ello propone dibujar las diversas marcas que los representan. De esta manera, los niños reciben símbolos muy similares a los reproducidos en los grimorios, que en el mundo de la magia son manuales, en los que se enseñan los procedimientos necesarios para contactar a los buenos o malos espíritus. El autor, simplificando al máximo un grimorio, lo adapta a los niños, es decir, lo transforma en un juego divertido: los sellos demoníacos sirven como un ‘número de teléfono’ para contactar a los espíritus malignos».
La Asociación, que reúne a sacerdotes exorcistas de todo el mundo, protestó contra este libro en el que identifica un nuevo «intento de proponer el satanismo como una alternativa inofensiva entre los demás cultos» y como algo «bueno y positivo». Advirtió también sobre ciertos efectos: «invitar a un niño a invocar al demonio puede afectar su identidad, su personalidad» e incluso llegar a «destruirlo moral, psicológica y espiritualmente». Porque se subvierte «totalmente el discernimiento entre lo que es bueno y lo que es malo».
El presidente de la AIE concluye diciendo: «El Libro de los Demonios para Niños representa una nueva etapa en un oscuro proyecto que, iniciado en la década de 1970, propone, después de una primera familiarización de las jóvenes generaciones con el ocultismo, llegar gradualmente a la oferta explícita de adorar al demonio en persona».
El otro peligro que hay que destacar es, en sentido contrario, hacer creer que el demonio no existe, que solo es un personaje más en el mundo de la ficción moderna (cómics, cine, videojuegos); o que incluso está a nuestra órdenes, y que, por lo tanto, no es malo ni peligroso. Esto convierte la Revelación divina en una ilusión o falsedad.