La ofensiva final de la Cruzada Nacional de Liberación fue la operación bélica ejecutada por los mandos militares de los nacionales contra el Frente Popular a finales del mes de marzo de 1939, aprovechando la muy debilitada situación del bando Rojo tras la severa derrota sufrida en la Ofensiva de Cataluña y la entrada triunfal de las tropas nacionales en Madrid.
Los últimos días de marzo fueron para los nacionales como un paseo militar y la entrada triunfal de las topas nacionales en Madrid fue un hecho sin precedentes. Sin embargo y excepcionalmente, donde el Cuerpo del Ejército de Aragón dirigido por el General Rafael García Valiño, encontró algo de resistencia fue en el frente de Levante, debido a que era por el puerto valenciano por donde estaban huyendo los mandamases frentepopulistas y había que protegerles y darles tiempo. Pero cuando las milicias encargadas de proteger a estos huidizos cabecillas, se dieron cuenta de la situación agónica que les aguardaba por el avance de los nacionales y convencidos de su incapacidad de sujetar al enemigo, en la tarde el 28 de marzo, cesaron su resistencia y abandonaron el Este peninsular.
En consecuencia, el día siguiente, Valencia y Alicante ya estaban prácticamente en manos de sus respectivas quinta columnas, sin que todavía hubieran llegado las tropas nacionales, mientras que el Cuerpo de Ejército de Galicia, al mando del general Aranda, ocupaba Sagunto y el Cuerpo de Ejército de Castilla, entraba en Segorbe. Aquel día, 29 de marzo, los italianos de la División Littorio ocupaban Almansa, Requena, Villena y Elda, y entraban en Alicante. Y el día 30, Valencia, la bella ciudad levantina, recibió al ejército liberador jubilosamente. Los generales Aranda y Martín Alonso entraban triunfalmente en la ciudad del Turia, a quienes un grupo de mujeres animosas entregaron un ramo de flores. Las nuevas autoridades se asomaron al balcón principal del consistorio y fueron vitoreadas, ante la mirada de la Virgen de los Desamparados.
Aquella mañana “espléndida”, sobre las once, desfiló la Falange femenina y media hora más tarde entraron a la ciudad las Divisiones 56, 58 y 63, la vanguardia de las tropas nacionales de Galicia que habían deshecho las líneas defensivas del Ejército republicano.
El 31 de marzo, la Cuarta División del Cuerpo de Ejército de Navarra, mandada por el general Camilo Alonso Vega ocupaba Murcia y Cartagena. Y allí se aplaude a los héroes nacionales, que han terminado la guerra con la victoria rotunda de las armas nacionales, sin pactos ni contratos humillantes, bajo el mando del Caudillo.
Hoy se cumplen 82 años de aquella bendición.
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