Aunque el dies natalis de San Vicente Ferrer fue el 5 de abril de 1419, en Valencia siempre lo celebramos el lunes después del segundo domingo de Pascua y es fiesta de precepto, dado que San Vicente es el Patrón de toda la Comunidad Valenciana. Este año lo celebraremos el lunes 25 de abril.

Vicente nació en la ciudad de Valencia en 1350, profesó en la Orden de Santo Domingo y fue ordenado sacerdote. Después fue profesor y maestro de Teología en distintas cátedras.
Pero su verdadera misión, la que Dios le pedía en aquel tiempo, era ser evangelizador, apóstol y misionero itinerante.

Y, en el espíritu de Santo Domingo y de San Francisco, fue recorriendo extensas regiones de España y diversos países de la Europa de su tiempo anunciando el Evangelio a todas las gentes, pacificando a los bandos enfrentados, buscando hacer siempre la voluntad del Padre Celestial, tejiendo la paz, la fraternidad cristiana, lleno de amor a Dios y a todas las personas, tal y como el Señor Jesús nos manda en el Evangelio: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer será condenado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Hoy España, Europa, el mundo entero, todas las personas y todos los pueblos estamos muy necesitados del Evangelio de la Paz que San Vicente predicó, y que no es otro sino el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

Los cristianos estamos llamados a ser hombres y mujeres de paz y de bien, de justicia y de amor, de concordia y reconciliación, de audacia y valentía apostólica para poder llevar el amor de Dios a los demás, a todos sin excepción.

Así lo hizo San Vicente Ferrer en su tiempo.

¿Por qué no lo hacemos nosotros en el nuestro?

Me gusta recordar que San Vicente se confesaba todos los días y que cada día celebraba la Misa con toda solemnidad. Después, montado sobre un asno, iba de pueblo en pueblo predicando la Verdad, que es Jesucristo.
Sí, Cristo es el camino, la verdad y la vida.
Fuera de Él vamos errantes, fuera de Él estamos en el error, fuera de Él vivimos en la muerte más espantosa, la muerte del alma.
Y Dios no quiere que nadie se pierda eternamente, sino que todos nos salvemos por medio de la Redención llevada a cabo por Cristo Jesús.
Llevemos esta buena noticia, este alegre mensaje salvador a todos.
Seguro que San Vicente nos ayudará en la tarea.
Así sea.

José Vicente Martínez, Sacerdote.

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