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Análisis

La identidad: cuestión clave para España, Hispanoamérica y Europa

Imagen con licencia Pixabay

“Sin independencia económica y político–militar no hay verdadera  democracia, y sin identidad cultural e histórica, no hay nación que la sustente  y que sobreviva” 

En los últimos días de 2020, se filtró a la prensa que los acuerdos del Brexit  recogían una modificación de los programas ERASMUS entre Gran Bretaña y  Europa, afectando a cientos de miles de estudiantes. Un resultado inesperado, salvo si consideramos que lo que está en juego, y lo que realmente se está  buscando, es la ruptura de la identidad cultural y espiritual de Europa donde ERASMUS se había convertido, con el tiempo, en el icono de la Unión y de la  identidad europea. 

Por supuesto, este análisis no pretende dejar de considerar el impacto  económico jurídico de los acuerdos, pero parece lógico pensar que la constante  desmovilización de la juventud en torno al proyecto europeo y las intangibles  dos caras del programa ERASMUS, deben ser estudiados como elementos clave  de la construcción de la actual identidad europea y de los pueblos de Europa  pues, si el proyecto común sufre un importante desgaste y se hace cada vez más  borroso para nuestros jóvenes, será difícil que Europa y las naciones que la  componen, tanto como aquellas que ven en la Unión Europea un ejemplo a  seguir, puedan generar proyectos de envergadura que se inscriban en una  identidad fuerte que sitúe la Unión Europea en la vanguardia mundial. La gestión  tanto sanitaria y científica, como económica y social de la crisis generada por la  pandemia del COVID, es una clara demostración de lo dicho. 

La anomia de una sociedad es el anuncio de un gran cambio estructural 

Así observamos que, en 2019, antes de que sobreviniese la crisis del COVID, con  sus consecuencias económicas, sociopolíticas y psicológicas, tuvimos la  oportunidad de fortalecer la Unión Europea durante las elecciones del 26 de  mayo al Parlamento Europeo, único órgano de la UE elegido al sufragio universal  secreto y directo, y que representa a los ciudadanos europeos en función de su  adscripción ideológica y no de su nacionalidad. Sin embargo, la baja tasa de  participación y el escaso interés dado por la prensa firmaron el fracaso de la  elección y dejaron entrever una sociedad amorfa y anómica. 

La preparación estratégica de estas elecciones hubiera podido generar una  mayor participación y facilitar la toma de conciencia sobre la importancia de la  institución, dando un sentido, una identidad y un destino renovados a esta Unión  Europea que muchos ciudadanos no consiguen comprender. 

Además, aunque parezca obvio decirlo, este hecho hubiera creado la cohesión  necesaria para hacer frente común a otros problemas, como a una inmigración  descontrolada y a una progresiva substitución de los valores espirituales y  trascendentes de la vieja Europa por el valor material y cortoplacista del  consumo, también nos hubiera permitido elaborar un programa energético y  tecnológico estratégico que considerase nuestros objetivos a medio y largo  plazo, y no solo los de EEUU o China, así como reforzar nuestra política de  defensa para ir soltando lastre a nuestra dependencia de EEUU y defender,  realmente, nuestros verdaderos intereses territoriales (El conflicto creciente  entre Marruecos y España no tendría la relevancia que tiene si, en lugar de  depender militarmente de las decisiones estratégicas e interesadas de los EEUU,  tuviésemos una política de defensa propia, Europea y Nacional) y, por último,  sobreponernos a la crisis económico-financiera y sanitaria creada por el COVID,  de nefastas consecuencias para nuestra posición en la geopolítica mundial, pues  la caída del valor de los activos de la industria europea se está convirtiendo en  un apetecible manjar para la especulación internacional que opera a través de  Paraísos fiscales.  

Pero no ha sido así, la Nomenklatura europea se ha paseado por el andén, sin  ver pasar el tren, creándose las condiciones de una transformación que no beneficia al ciudadano europeo. ¿Cuáles son las razones?  

Entre las múltiples razones de la existencia de este absentismo, ausencia o  desapego, podemos señalar una en particular: que la gran mayoría de los  ciudadanos de la UE han nacido en países que por su carácter de recién llegados,  no han podido participar en la obtención del acervo comunitario generado  durante los 30 primeros años de construcción de la UE ni comprenderlo, es decir,  no han conocido la Guerra ni las carencias que ésta produjo y, por lo tanto, no  han tenido que luchar jurídicamente para ganar todas las ventajas de las que  actualmente disfrutan, gracias a la UE y a sus primeros propulsores, pero,  curiosamente, hablamos de ventajas invisibles que solo pueden ser percibidas  desde un marco político-cultural que no es el que se vive hoy en día en Europa,  porque para defender un patrimonio hace falta conocerlo por su valor y  reconocerlo como algo propio, algo que forme parte de su identidad. Sin embargo, la multiculturalidad, que ha ido ganando terreno en las últimas  décadas, vuelve cada vez más difusa la identidad europea, imposibilitando toda  política de unión, de defensa y de reconstrucción, por eso surgió ERASMUS, para  crear una identidad europea. 

¿Cuál es la situación española y la hispanoamericana? 

El caso de España es particular pues, aunque no haya participado en la II GM, ni  haya sido socio fundador de la Unión Europea, si acababa de terminar una  cruenta Guerra Civil cuando la II GM comenzaba y, contra todo pronóstico, en  tan solo 14 años, comenzó una importante recuperación económica que  continuó después de la fundación de la Unión Europea en abril de 1957 y hasta  los años 80.  

No obstante, este desarrollo fue más un fenómeno endógeno que comunitario,  por lo que su actual anomia social no es atribuible, al menos en su totalidad, a  los mismos factores que la europea, por lo que las aportaciones del programa  ERASMUS, tal y como ha sido concebido, no serán tampoco la panacea.  

Para comprender lo que pasa hoy en España, debemos buscar las razones en  nuestra historia reciente, la visible y la ocultada, pero sin obviar el pasado  imperial, generador de una nueva civilización: la Hispanoamericana, y su  transformación en leyenda negra, asumida, desde la ignorancia y la ocultación, como culpa imborrable que justifica todos nuestros males. Así, por ejemplo, nos  quejamos a menudo de la mala situación económica que vive España (alta tasa  de paro, baja productividad, déficit exterior y alta deuda pública) y tenemos  tendencia a echar las culpas a un obscuro y estigmatizado pasado del que no  conocemos casi nada, y que además habitualmente negamos, y al hacerlo,  rechazamos implícitamente nuestra identidad, como le sucede al ciudadano  hispanoamericano, otrora español, a quién la negación de lo más excelso y  positivo de su herencia hispánica, le impide reconocerse a si mismo, generando  una falsa identidad que imposibilita su unión y un desarrollo sostenible propio e  independiente.  

Para el hispanoamericano, todo mal viene de España por lo que rechaza el  gentilicio de “hispano” para colgarse el de “latino”, y para el español de hoy,  todo mal viene del régimen franquista. Para el hispanoamericano, el paraíso era  fruto de las civilizaciones precolombinas. Para el español de hoy, la II república  constituye el régimen bienhechor por excelencia, destrozado por el abominable  fascismo franquista.

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En ambos casos, lo que predomina es la ignorancia de la propia historia, con  una gran dosis de ocultación malintencionada, lo que nos hace arrastrar un  importante problema de identidad 

¿Dónde se encuentra la verdad? 

Volviendo la mirada hacia un momento crucial de nuestro ordenamiento  jurídico, es importante recordar que cuando votamos la Constitución de 1978, a  partir de la cual empezó a soplar un aire de democracia, España hacía ya tiempo  que había entrado en el “Estado del Bienestar”. Además, si consideramos que  cuando Franco murió, a finales del 75, los cambios estructurales, financieros y  de consumo que habían dado lugar al “Estado Providencia” de los años 80 y 90, tuvieron que producirse mucho antes de 1978 y, por supuesto, de noviembre de  1975.  

La pregunta que es lógico plantearse es:  

¿Cómo pudo ocultarse u olvidarse tan ingente trabajo de construcción social,  conociendo las condiciones de salida de la guerra, que dejaron nuestra  industria e infraestructuras destruidas y con las reservas de oro del Banco  Central inexistentes, debido al robo efectuado por Negrín y sus cómplices?, ¿de  dónde sacó España los recursos para desarrollarse, teniendo en cuenta la  exclusión del Plan Marshall de reconstrucción europea y el bloqueo económico  y comercial de nuestras fronteras?  

Está claro que no puede tratarse de un olvido, se trata pues de una ocultación y  de una manipulación histórica cuyo objetivo es deslegitimar el período llamado  “franquista”, legitimando así, las tropelías de la II República, y para conseguirlo  era necesario ocultar o maquillar los logros alcanzados que es el cometido  principal de la Ley de Memoria Histórica y, posteriormente, apropiárselos  (trabajo que llevan a cabo, en estos momentos, los Piratas del Poder).  

Nos encontramos ante un vacío abisal de conocimiento de nuestra historia  reciente y ante una deformación malsana de los mitos fundadores de la nación  española e hispanoamericana que ensombrecen nuestra identidad.  

¿De qué logros franquistas, tan cuidadosamente escondidos, estamos  hablando? 

De aquellos que han mejorado la calidad de vida y el desarrollo humano y  económico de España, que aquí resumimos en tras partes:

1/ La protección social, de la familia y del trabajo: Un Estado del Bienestar que  se precie, necesita tener una legislación social que proteja tanto los derechos de  los trabajadores como la propiedad privada. En España, la primera y más  importante ley de protección social y del trabajo del SXX, nació el 9 de marzo de  1938, con el nombre de Fuero del Trabajo, firmada por Franco, que permitió,  entre otras, la aprobación de las siguientes leyes: Ley del Subsidio familiar, Ley  del Subsidio de Vejez, Ley de Patrimonios familiares, Seguro Obligatorio de  enfermedad, 292 Residencias hospitalarias, 500 Ambulatorios, 425 Consultorios  y 96 Residencias concertadas, vacaciones retribuidas, maternidad para las  mujeres trabajadoras y garantías sindicales, Paga extraordinaria de Navidad,  Paga extraordinaria del 18 de julio, Seguro de Desempleo o, por ejemplo, la  Ordenanza General del Campo, donde se establece la jornada laboral de 8 horas,  reproduciendo la Ordenanza de 1593 de Felipe II, llamada de las Leyes Nuevas de  Burgos (Leyes de Indias), instaurando la jornada de 8 h para los trabajadores de  los territorios de ultramar. Estas leyes del SXVI que muchos hispanoamericanos,  españoles y europeos, ignoran, se inscriben en un movimiento intelectual y  espiritual iniciado por la Escuela de Salamanca que ha condicionado tanto el  mundo económico y laboral posterior como el nacimiento de los Derechos  Humanos. Aspectos que solo podrían generar orgullo de nuestra identidad  hispana, pero que han sido ignorados en beneficio del insulto comúnmente oído de sádicos, ignorantes y salvajes genocidas. 

Los diferentes elementos antes señalados indican que, a la muerte de Franco y  antes de votar la Constitución de 1978, que nos hizo entrar en un régimen  democrático bajo forma de Monarquía Parlamentaria, todos los trabajadores  españoles “YA” tenían cubiertas por el Estado sus principales necesidades  sociales, familiares y laborales.  

En tales circunstancias, es difícil deslegitimar a los herederos del régimen sin  hacer olvidar sus aportes, lo que explica este gran silencio informativo.  Además, no debemos olvidarlo, estos ocultamientos de nuestra historia son un  intento de destrucción parcial de nuestra identidad, como lo es el ataque  constante a nuestra bandera por ser supuestamente franquista, aunque ésta  haya nacido en mitad del S XIX, como lo es el ataque a nuestra lengua común  hablada por 600 millones de personas en más de 20 países, como lo es el ataque  a la gesta del descubrimiento y de la creación de una nueva civilización hispana  en el continente americano, como es la negación de Don Pelayo y de la  reconquista, o la negación de la existencia de España como Nación, así como del impacto fundamental de la Escuela de Salamanca en el pensamiento europeo,  en el nacimiento de la nueva economía y en la espiritualidad de occidente.  

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2/ Creación de infraestructuras de transporte, de vivienda, de educación,  energéticas y jurídicas para un mejor desarrollo económico, social y humano: 

Las necesidades españolas de embalses de agua en los años 40, 50 y 60, para  disponer de agua potable y de saltos hidroeléctricos, para compensar nuestro  déficit en energías fósiles, fueron tenidas en cuenta por el gobierno de Franco y  si no pasamos sed hoy es por la red de embalses y pantanos que se hicieron. En  42 años de Monarquía Parlamentaria solo se han terminado dos… que estaban  a medio construir en 1975 y además, en un alarde de falta de solidaridad  interregional, se paralizó el Plan Hidrológico Nacional.  

Asimismo, continuando el proceso acelerado de desarrollo industrial, en 1967,  el gobierno de la época financió e inauguró el Polígono Industrial más grande de  Europa (Fuente del Jarro – Paterna), dos años más tarde (1969), Franco inauguró  la Central Atómica de Zorita y el nuevo cauce del rio Turia para evitar que  Valencia pueda volver a ser inundada como en 1957 (Plan Sur). A la central de  Zorita, le siguió en 1971, la Central de Garoña, en su época, la más grande de  Europa. 

Por otro lado, la enseñanza pública gratuita hasta los 14 años era una realidad.  En el periodo franquista, había Colegios públicos e Institutos de Enseñanza  Media en todas las ciudades y pueblos de España, donde enseñaban profesores  de otras regiones de España, en la misma lengua y con idénticos programas.  Asimismo, el PIO (Patronato de Igualdad de Oportunidades) llevó, gracias a sus  becas, a miles de estudiantes hijos de familias humildes a la Universidad,  formando cualificados universitarios de todas las profesiones a muchos hijos de  obreros. Completando esto con las Universidades Laborales que prepararon a  una masa de buenos profesionales en todas las ramas de la industria,  colocándolos en empresas como La Empresa Nacional Bazán, que era capaz de  hacer, en competencia con las mejores del mundo, barcos de 300.000 toneladas  con tecnología puntera. Muchas de estas empresas, están ahora a punto de  cerrarse o malviviendo de subsidios, como si no interesase que los éxitos de  aquella época saliesen a la luz y por eso una gran parte de nuestra juventud  ignora que en 1975 España se había convertido en la novena potencia industrial  del Mundo, en gran parte gracias al INH y al Instituto Nacional de Industria (INI),  que permitió crear múltiples industrias de reconocido prestigio, entre otras la  SEAT, fatalmente vendida a finales de los 80. Pero no fue la única: Si en 1955 Franco inauguró la SEAT, en 1946, creó PEGASO con el fin de disponer de  camiones de fabricación nacional, marca que aun circula hoy en día por las  carreteras de Europa y de América. También los hispanoamericanos de hoy  ignoran que cuando eran España, su nivel de vida y desarrollo humano era  superior al de la mayor parte de las naciones desarrolladas de aquella época, y  que esta situación cambió a peor, a partir de las guerras civiles que balcanizaron  el territorio, durante el S XIX. El fracaso de las nuevas repúblicas independientes  buscó un chivo expiatorio en España, convirtiéndola en el origen de todos sus  males. 

Volviendo a la España del período franquista, también conviene recordar que la  masa obrera de toda España tuvo acceso a la vivienda en propiedad gracias a la  política social franquista del Instituto Nacional de la Vivienda, del cual aún se ven  sus placas (el yugo y las flechas de los reyes católicos, cuyos símbolos se han  vuelto hoy franquistas) en muchas barriadas, alcanzándose los 9 millones de  viviendas entregadas, y esta política se pudo llevar a cabo con la cooperación de  las Cajas de Ahorro, organismos financieros sin fin lucrativo, cuyos beneficios se  reinvertían en la obra social (bibliotecas, hospitales, carreteras, financiación de  vivienda social y de las PYMES). Desgraciadamente, los políticos sin escrúpulos  de nuestra época post 78, las han saqueado y obligado a su cierre, por lo que no  conviene recordar sus logros de períodos anteriores a los 80, que contrastaría  fuertemente con la ineptitud de las decisiones de política económica actuales. 

3/ La oferta de servicios creciente que acompaña el desarrollo industrial:  

Entre las 292 residencias hospitalarias creadas antes de 1975, se debe destacar  por su importancia simbólica el hospital La Fe, de Valencia, inaugurado en 1971  como el más grande y moderno de Europa.  

En definitiva, la calidad de los servicios de salud, logísticos, industriales,  financieros y educativos, fue el factor determinante para dar el salto cualitativo  que hizo que en 1975, España llegase a ser la segunda potencia mundial del  sector servicios, que tuviese la 2° flota pesquera del mundo, que fuese el tercer  productor mundial en astilleros y, en conjunto, la 9° potencia industrial del  mundo, representando su industria el 36% del PIB en 1975 frente al 15% de hoy  en día, lo que sin duda tiene un importante impacto sobre el empleo, pues la  tasa de paro en 1975 era del 3,78%, frente al más de 20% de la actualidad, lo que  explica que la clase media representaba 56% de la población, frente al 43% en  2008 y se encuentre casi extinguida hoy en día, pues la carga fiscal personal,  inexistente antes de 1975, llega hoy casi al 50% de lo producido, con el fin de 

pagar los más de 3 millones de empleados del sector público existentes hoy  frente a los apenas 700.000 de 1975. El IVA de la época (ITE) no sobrepasaba el  2% para los bienes de uso corriente, frente al 21% de hoy en día, además, había  una sola tarjeta de seguridad social para todo el territorio, no 17 como hoy y el  derecho a la pensión de jubilación se obtenía a partir de 2 años cotizados. Por  último, y creo que es importante señalarlo, los bienes particulares, como la  vivienda, eran inembargables (artículo 32 del Fuero de los Españoles) y el  domicilio de los españoles era inviolable, bajo dura persecución penal, por  supuesto, no había okupas. 

Estos tres puntos, unidos a la calidad humana de un pueblo que comparte los  mismos valores y es solidario en todo el territorio nos hacen comprender la  importancia de una identidad fuerte y explican todo lo conseguido hasta 1978,  así como lo que podría ser la situación en Hispanoamérica, si estuviese unida.  

¿Qué ha pasado en los últimos 42 años en España? 

Solo la ocultación, la manipulación y el olvido de estos elementos, que  configuran una parte de nuestra identidad, pueden explicar la anomia de nuestra  juventud y el por qué llevamos ahora 42 años perdiendo una gran parte de todo  lo que habíamos construido, hasta tal punto que el Estado está actualmente  endeudado al 128% del PIB, eso quiere decir que nada nos pertenece realmente  pues cada año el gobierno debe vender una parte de su patrimonio para pagar  los intereses de la deuda, que oscilan entre 33.000 millones de € y 42.000  millones de Euros, quedando a deber el principal, el cual aumenta cada año con  el déficit anual. Dicho de otra manera, todo aeropuerto, puerto, castillo, palacio o pazo (ejemplo: Pazo de Meirás) que pase de manos privadas al Estado, ya  pertenece, en parte, a los bancos que prestan la deuda pública al Estado, como  está pasando con muchas de nuestras empresas con capital público. Si seguimos  con esta política, seremos un país completamente dependiente del capital  financiero y perderemos toda nuestra autonomía de decisión, es decir, nuestra  democracia dejará de existir como ya ocurre en muchos países  hispanoamericanos, pero los títeres que la habitan, para mantenerse en sus  poltronas, y pagar la eterna deuda del Estado, nos someterán a un estado inane  con subidas constantes de impuestos (los Presupuestos Generales del Estado  para 2021 son un ejemplo evidente de esta afirmación) y continuos recortes de  libertades (Estado de Alarma/Excepción, de 6 meses sin control parlamentario  del ejecutivo), dividiéndonos en reinos de taifas (CCAA cada vez más  insolidarias), anulando nuestra lengua común (Ley CELAA) y ocultándonos o manipulándonos el pasado para que caigamos fácilmente en el linchamiento de  la cabeza de turco que en cada momento convenga hacer aparecer gracias a los  medios de comunicación oficiales, completamente sometidos. 

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Es evidente que el desconocimiento de nuestro pasado nos hace más sumisos  y manipulables. ¿cómo reconstruir nuestra identidad? 

Europa 

Salgamos de nuestras fronteras y analicemos la cuestión de la identidad en  Europa 

Volviendo al fenómeno europeo, cualquiera que fuese la causa de la apatía expresada durante las elecciones al Parlamento Europeo, y que analizaremos  posteriormente, constatamos que, pasadas las elecciones, todo volvió a la  normalidad, como si nunca hubiese pasado nada, o como si el voto que se solicitaba  a cada ciudadano no tuviese, en su fuero interno, ningún valor o capacidad para  aportar transformaciones sociales visibles, y ese parece ser el problema tanto en  España como en Europa. 

Asumir esta situación como una realidad política y social incontestable, y  acomodarse a esta situación, es, quizás, el mayor peligro de los países europeos  y de la Unión Europea. Por lo que, si queremos encontrar una solución, estamos  obligados a plantearnos una serie de cuestiones sobre la identidad europea, la  división territorial, el modelo federal y la polarización social, la capacidad de  liderazgo, las grandes corporaciones y el ideal épico y legítimo de ERASMUS 

Por ejemplo, en lo que se refiere a su identidad, ¿será capaz la Unión Europea  de afirmarse y expresar sin miedo de lo políticamente correcto su verdadera  identidad histórica, social y espiritual? O en lo que se refiere a sus límites  territoriales, ¿tendrá la fuerza de carácter suficiente como para no disolverse en  una balcanización regional, anunciada como necesaria por los Gurús de una  postmoderna Europa Federal de las Regiones, construida sobre la abolición de  las naciones? Si el voto se manifestase a favor de las superestructuras  federales, aglutinando regiones sin el respeto de las fronteras y de las culturas  de los Estados Nación, ¿serán los ciudadanos europeos conscientes del hecho de  que, al actuar así, están cediendo todo el poder a las grandes corporaciones mercantiles y financieras, auténticas fuerzas geopolíticas sin rostro?

Ciertas políticas de la UE, hasta ahora consideradas elementos clave en la  construcción de la identidad europea – Programa ERASMUS – ¿tendrán alguna  baza que jugar en favor de la UE y de la solidaridad? ¿o serán lo contrario?  

Para poder responder a estas cuestiones, recordaré algunos de los aspectos  tratados durante mi intervención en la Conferencia de las OING del Consejo de  Europa, organizada por la Academia del Gran Este, el 17 de junio de 2018 en el  Parlamento Europeo de Estrasburgo, sobre la Europa de las Regiones y la  Identidad Europea: 

“Uno de mis profesores en el Instituto de Altos Estudios Europeos de  Estrasburgo, sabiendo que yo era gallego, me lanzó la siguiente afirmación: “Con  el modelo regional actual, marcadamente diferente entre todos los países  europeos, la realización de la Europa de las regiones y el alcance de los objetivos  europeos de desarrollo es actualmente imposible, a pesar de la riqueza y  originalidad de nuestros programas” 

Con esta frase se pretendía identificar el problema, es decir, saber si el modelo  de organización social, económica y política de Europa, basado en las regiones,  podría consolidar el proyecto europeo de unión, y si así fuese, ¿qué se  necesitaría para conseguirlo? 

La respuesta, casi unánime, a las encuestas que puede realizar en mi entorno  profesional fue “la solución es el reconocimiento de la identidad europea” 

¿Cómo abordar la cuestión? 

En el marco del desarrollo personal, se suele considerar que para enfrentarse al  mundo y construirse, el buen conocimiento de si mismo es el soporte esencial  de nuestra arquitectura. En base a esto, podemos suponer que para alcanzar los  objetivos de una construcción europea sólida y con porvenir, el reconocimiento  de la identidad europea es una condición necesaria, aunque no sea suficiente.  

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¿Porqué? 

Para obtener el reconocimiento del otro es imprescindible conocerlo y  reconocerlo, algo realmente difícil de conseguir cuando el otro vive, estudia y  trabaja a miles de kms de distancia, cuando habla una lengua distinta y, sobre  todo, cuando utiliza referencias culturales y de comunicación muy diferentes de  las nuestras.  

Dos caminos nos permitirían vencer la barrera de la ignorancia de nuestra  diversidad cultural:

El primero y sobre el que todo el mundo parece estar de acuerdo, puede  describirse a través de la secuencia siguiente: Educación – Formación – Aprendizaje, traducido en: Educación en valores comunes – Formación al  conocimiento – Aprendizaje vía realizaciones. 

El segundo, y consecuencia lógica del primero, consiste en promover la  movilidad tanto regional como transnacional de estudiantes, de trabajadores, de  enseñantes, de investigadores y de sus patentes o investigaciones. 

Ahora bien, estos dos factores o caminos clave, necesitan una definición clara  del modelo educativo y territorial, que sea, en la medida de lo posible, igualitario  y sin barreras, para evitar la división territorial a la española, donde el modelo  educativo es diferencial y, en vez de unir a los españoles, los separa, provocando  la ignorancia del otro o deformando las imágenes reenviadas. La consecuencia  de todo esto es la progresiva eliminación de la libertad de circulación de los  trabajadores, de los estudiantes, de los enseñantes y de los investigadores, entre  los diferentes territorios, generando un muro de insolidaridad entre ellos y la  imposibilidad de llevar a cabo proyectos comunes. 

Desgraciadamente hemos podido ver como en Cataluña, la educación diferencial  dada a los niños durante 30 años ha hecho creer a muchos en un origen étnico  diferente del resto de los españoles, y también en un abuso constante del poder  central de España ejercido contra ellos y generando un robo sistemático de su  patrimonio. Recordemos la famosa frase “España nos roba”.  

Hasta tal punto, sus espíritus fueron manipulados que buscan de manera  frenética una fantasmagórica independencia basada en el miedo, el odio, la  ignorancia y el rechazo del otro. La creación de una identidad basada en el  rechazo del otro rompe la unidad de la Nación y facilita la manipulación de  nuestra historia. 

Cuando consideramos el caso catalán, que no es único en Europa, nos queda  claro que la buena gestión de los conceptos de “educación y territorio” son  básicos para la construcción europea y para forjar nuestra propia identidad, de  hecho, están indisolublemente vinculados entre sí, y en su análisis, surgió el  proyecto y, posteriormente, programa ERASMUS, desarrollado por la Unión  Europea con un cierto grado de subsidiaridad, con el fin de reforzar la identidad  y el conocimiento de los europeos entre ellos, en relación con la educación, el  territorio y la movilidad, pues el proyecto se desarrolla sobre varios territorios y 

constituye, además, un perfecto trampolín para la inserción y la movilidad  profesional de todos los europeos. 

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La cara oculta de ERASMUS 

Desgraciadamente, el programa ERASMUS, cuyo objetivo principal fue alcanzado  con éxito, presenta una cara oculta pues su éxito se produjo entre una población  económicamente muy acomodada, es decir, entre aquellos estudiantes cuyos  padres, antes de que estos se presentasen al programa, habían podido financiar  previamente varios viajes lingüísticos, un alojamiento en el extranjero y la  inscripción en escuelas no siempre asequibles al bolsillo de la clase media, hoy  casi desaparecida en muchos países europeos. Precisamente, esta población  minoritaria y con medios privilegiados es la que más se ha beneficiado de los  programas ERASMUS. Por otro lado, el hecho de que ERASMUS solo sea una  financiación subsidiaria de la Unión Europea deja la parte más importante de la  inversión en manos de las familias, lo que constituye un verdadero hándicap para  aquellas que son más modestas. Por si fuera poco, con los años y la popularidad  del programa, así como con la posibilidad para los beneficiarios de ERASMUS de  obtener prácticas de empresa y puestos en el extranjero, a menudo en las  instituciones europeas, se ha creado una casta de ciudadanos europeos bien  formados e informados que se comunican casi exclusivamente entre ellos, creando redes de colocación que han acabado cerrando sus puertas a todos los  estudiantes no originarios del mismo medio.  

Esta deriva ha terminado creando una identidad europea de élites, haciendo  aparecer dos categorías antagónicas: los Erasmistas y los Otros. 

Impacto socioeconómico y político de ERASMUS 

El análisis social y económico de la Unión Europea, con la nueva perspectiva  generada por el descubrimiento de la nueva casta de erasmistas, me ha  permitido constatar un incremento de los desequilibrios socioeconómicos  provocados por dicho programa, que antes me pasaban desapercibidos. Se trata  de desequilibrios que frenan la creación de un verdadero mercado interior y que  se han producido, principalmente, en el interior de los países europeos donde  la crisis económica y financiera, tanto como el declive industrial, han golpeado  más fuerte, y la razón es evidente, pues las poblaciones que más hubieran  necesitado beneficiarse de los programas ERASMUS son las poblaciones que  menos se han beneficiado, debido a la falta de medios para pagarse los viajes, el alojamiento y las matrículas universitarias. En consecuencia, las diferencias  sociales se han incrementado sin parar, provocando que la tan anhelada  identidad europea se convierta, en realidad, en la identidad de las élites,  creando en las clases modestas un espíritu de duda y de sospecha creciente  frente a las políticas europeas de una Unión Europea que, desde el principio, solo  quería ayudar. Es esta la imagen de Europa que rellena los espíritus de muchos  europeos y explica en gran medida el fracaso de las elecciones de mayo de 2019  al Parlamento Europeo. 

¿Qué podría hacerse para que las clases sociales que se han sentido  abandonadas vuelvan a creer en Europa? 

Desde mi punto de vista, habría que comenzar por mejorar los programas  ERASMUS con programas de “compagnonnage” interregional financiados por los  Estados y, subsidiariamente, por la Unión Europea, y hacerlo en una proporción  consecuente.  

No nos olvidemos de que, en el momento presente, en Europa, existe una élite  separada de las preocupaciones de los otros habitantes y que esta élite, que ha  completado sus estudios con ERASMUS, se ha vuelto muy europeísta, pero,  debido al alejamiento económico y social de los otros ciudadanos, ella-misma ha  generado en las clases populares un rechazo profundo a la idea de Europa y,  sobre todo, un rechazo a la falsa identidad europea creada por la élite erasmista.  

El éxito inicial de ERASMUS ha creado un nuevo problema y pone en peligro  todos los trabajos para reforzar la identidad europea. 

Crisis de identidad y retorno de los populismos 

La consecuencia del fenómeno que hemos descrito es el renacimiento de los  populismos nacionalistas similares a los de los años 30 del pasado siglo. A esta  situación se le añade la diversidad regional europea donde constatamos que las  regiones más beneficiarias de los intercambios ERASMUS son las más ricas y que,  durante la crisis financiera, se han vuelto también las menos solidarias, como el  caso ya comentado de Cataluña. Cuando esto sucede, el proyecto europeo  pierde toda su fuerza y las poblaciones modestas que se han sentido  abandonadas pierden sus referencias, así como las ganas de implicarse en su  reconstrucción, por eso hablamos de poblaciones anómicas. 

¿Existen soluciones?

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Analizando la cuestión desde un punto de vista nacional, he constatado que si  los modelos regionales no consiguen armonizarse (problema de Cataluña o del  País Vasco), la idea de identidad europea solo puede disolverse o, en el mejor de  los casos, difuminarse, salvo si, para compensar los efectos de las diferencias se  aplica la subsidiaridad europea, coparticipando la UE en la financiación de los  proyectos de movilidad nacional entre regiones, pues si el objetivo es construir  la Europa de los Ciudadanos, es necesario comenzar por transmitir los  verdaderos valores de igualdad, de fraternidad y de solidaridad, es decir,  reduciendo las diferencias de nivel de vida y facilitando el acceso al conocimiento  y al desarrollo interregional por la vía del aprendizaje.  

Dicho de otra manera, es imprescindible encontrar el método para evitar que  la afirmación regional de la diferencia se convierta en una barrera para la  construcción europea, lo que quiere decir que habrá que obtener el consenso  de todas las organizaciones implicadas para completar la acción positiva de  ERASMUS y limitar sus efectos negativos ya producidos, como el incremento de  las diferencias, la disminución de la solidaridad, la educación diferencial, la  dominación de las minorías y el desconocimiento de su historia y del otro, en el  interior de su propio país.  

Sugerencias para completar el programa ERASMUS 

Estudiando las estructuras de aprendizaje de la Edad Media, me ha parecido  posible introducir el “compagnonnage” como una variación complementaria y  nacional del programa ERASMUS, facilitando el acceso al alojamiento y por lo  tanto a la movilidad, con una cofinanciación subsidiaria unida a la apertura de  las puertas de las empresas y de las administraciones regionales para promover  el compartir valores comunes entre jóvenes de diferentes regiones. Este método  aumentaría la participación de las clases modestas y medias en la construcción  de una identidad europea, evitando la dominación de las minorías marginales,  populistas, insolidarias y desintegradoras, que se apoyan en la crispación  generada por la inmigración masiva y en el hecho de que actualmente, casi el  60% de los europeos viven en el umbral de pobreza.  

Considerando lo dicho, el « compagnonnage » presenta la ventaja de reducir la  diferencia entre erasmistas y compagnons, permite romper las barreras  regionales y hace posible la creación de una identidad europea de base amplia que, a largo plazo, consiga acabar con la ocultación de la historia.

José Francisco R. QUEIRUGA Economiste et Président de la Chambre de Commerce Latino-Américaine en  France

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