El próximo 10 de agosto celebraremos la fiesta de San Lorenzo. Nacido en Huesca (España) alrededor del 225, era hijo de los santos Orencio y Paciencia.
Cuando en el año 257 san Sixto II fue elegido Papa se fijó en el joven Lorenzo y le ordenó diácono. Parece ser que era el primero de los siete diáconos de la Iglesia de Roma a quienes el Papa encargaba la misión de custodiar los bienes de la Iglesia y el servicio de los pobres. Podría decirse que Lorenzo era la mano derecha del Papa en estos asuntos.
En el año 258 el emperador Valeriano hizo proclamar un edicto de persecución por medio del cual prohibía el culto cristiano y las reuniones de los cristianos en los cementerios. Muchos sacerdotes y obispos fueron condenados a muerte porque se negaron a obedecer el decreto del emperador. Los cristianos que pertenecían a la clase noble o al Senado eran privados de sus bienes y enviados al destierro.
Víctimas de las persecuciones de Valeriano fueron el Papa Esteban I y el ya mencionado Sixto II, decapitado el 6 de agosto del 258 junto con algunos de sus diáconos.
En el norte de África fue decapitado el obispo san Cipriano de Cartago, y también diáconos como Agapito, y nuestro san Lorenzo (en la misma ciudad de Roma)
Una tradición ligada a san Ambrosio de Milán dice que Lorenzo se encontró con Sixto cuando llevaban a matar a éste y que el diácono le preguntó:
-¿Dónde va el padre sin su hijo? ¿Dónde va el pontífice sin su diácono?
A lo que el Papa respondió: En tres días me seguirás.
Aprovechando la muerte martirial del Papa san Sixto, el alcalde o prefecto de Roma ordenó que Lorenzo le entregara las riquezas de la Iglesia. Lorenzo pidió tres días para poder recolectarlas y, al cabo de ese tiempo, recogió a todos los enfermos, pobres, ciegos, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, mutilados y leprosos, a los que presentó al prefecto, diciendo: He aquí los tesoros de la Iglesia.
El alcalde o prefecto, enfurecido, pensó que Lorenzo se burlaba del emperador o del Imperio y ordenó que le diesen muerte, pero una muerte muy lenta y dolorosa: ser quemado vivo sobre una parrilla a fuego lento.
La leyenda cuenta que san Lorenzo, mientras era asado, dijo a su verdugo: “Por esta parte ya estoy asado; ahora dame la vuelta y come” Y en efecto, el 10 de agosto del 258, el diácono Lorenzo entregó su alma al Creador, contento y alegre de ser quemado vivo por causa de Cristo, su único Señor.
Los restos de San Lorenzo fueron enterrados en la Vía Tiburtina, en las catacumbas de Ciríaca, por Hipólito y Justino.
Más tarde, el emperador Constantino mandó construir un pequeño oratorio en honor de nuestro mártir, lugar que se convirtió en puesto de parada en los itinerarios de peregrinación a las tumbas de los mártires romanos en el siglo VII.
Un siglo más tarde el Papa san Dámaso reconstruyó la iglesia, conocida como la Basílica de San Lorenzo Extramuros, mientras que la iglesia de San Lorenzo in Panispema se alza sobre el lugar del martirio de Lorenzo.
En el siglo XII el Papa Pascual II afirmó que la parrilla usada en el martirio de San Lorenzo fue guardada en la iglesia de San Lorenzo in Lucina.
Lorenzo es uno de los santos más venerados en la Iglesia, principalmente por dos motivos: por su testimonio cristiano y por ser el servidor de los más pobres.
Se le representa vestido de dalmática y con la palma del martirio en una mano y la parrilla en la otra.
Los estudios de P. Guidi ratifican la concordancia de los antiguos martirologios al reconocer definitivamente en Lorenzo al titular de la necrópolis de la Vía Tiburtina, sobre cuyas reliquias se edificó primero una basílica y a fines del siglo VI otra subterránea ad corpus (Ver E. Sussi, Diccionario de los Santos, volumen II)
El cristiano o seguidor de Jesucristo es mártir por definición, pues mártir significa el que da testimonio. Y también es diácono, pues el cristiano está llamado a servir a todos con una gran caridad.
Que San Lorenzo nos alcance del Señor el ser servidores de los demás y testigos humildes y valientes de Cristo.
Muchas felicidades a Huesca, a Roma y a todas las ciudades, pueblos y lugares que tienen a San Lorenzo como patrón.
José Vicente Martínez.
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