El 8 de diciembre celebraremos con inmensa alegría la solemnidad de la Concepción Inmaculada de la siempre Virgen María,  la patrona de España.

Si. Nuestra. Señora del Pilar es la patrona de la Hispanidad, la Inmaculada lo es de toda España y de algunas naciones, pueblos y ciudades de Hispanoamérica. 

De ahí que con tanto relieve folklórico, cultural, religioso y espiritual se celebre esta fiesta en honor a la Inmaculada Madre de Dios,  madre de la Iglesia y madre de los creyentes pues el Señor nos la dio como madre y a nosotros como hijos suyos:

Ahí tienes a tu madre.

Ahí tienes a tu hijo.(Jn. 19)

En los evangelios vemos siempre a María obediente a la voluntad de Dios. María vivió en plenitud la obediencia de la fe.

También sirvió con inmenso amor a la obra de la Redención y mantuvo la esperanza y la unión con su Hijo Jesucristo hasta el final, cuando ya no había motivos meramente humanos para creer.

El Concilio Vaticano II dedica todo un capítulo de la Constitución sobre la Iglesia a ilustrar la misión de la Santísima Virgen María en el misterio de Cristo y de la. Iglesia. La Iglesia es madre como María y al mismo tiempo es también virgen, ambas cosas a la vez: la virginidad y la maternidad.

Hoy  es sumamente importante destacar las virtudes de la virginidad y de la maternidad del conjunto de la Iglesia y de las mujeres cristianas a quienes Dios ha concedido estos dones que María vivió ejemplarmente.

Al ser concebida, María fue preservada de contraer el pecado original con el que los demás venimos a este mundo. Ella es la pre-redimida en atención a los méritos de Jesucristo, el único salvador y el único mediador entre Dios y los hombres.

La Iglesia nos invita a contemplar a la Madre de Dios a fin de que podamos aprender de Ella como vivir santamente  y también nos anima a tener a la Virgen como medianera nuestra para que  Ella interceda por nosotros ante su Hijo.

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Hoy necesitamos acudir con una gran fe y con mucha esperanza a la Purísima. Virgen María para  que no deje de mostrarnos a su Hijo  Jesús y para rogarle por nuestro mundo con sus luces y sus sombras y por todos y cada uno de los hombres, sobre todo por los enfermos, los pobres y los más necesitados.

Que todos podamos experimentar la ternura maternal de la  Virgen Santísima, concebida sin pecado y asunta al cielo en cuerpo y alma, ejemplo y modelo para todos nosotros.

Ave María Purísima.

Sin pecado concebida.

Ruega por nosotros que recurrimos a Vos. 

Amen.

P. José Vicente Martínez.

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