A pesar de su reducido presupuesto y del ostracismo que sufrió, la película Sound of Freedom ha sorprendido este verano, superando a la mayoría de las superproducciones de Hollywood y provocando controversia, tanto por el mensaje religioso que transmite como por las preguntas que plantea.

Sound of Freedom es una ficción cinematográfica basada en la vida de Timothy Ballard, un exagente del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense que dejó el cargo para dedicarse a rescatar a niños pequeños víctimas de redes de prostitución.

Ya sea en sus especificaciones técnicas –el director, el productor y el actor principal, Jim Caviezel, son católicos– o en sus diálogos, Sound of Freedom asume un enfoque religioso: a través de las víctimas, se trata ante todo de salvar a los hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza.

Jim Caviezel se destacó anteriormente por su actuación en la película La Pasión de Cristo, de Mel Gibson: “No quiero que me vean a mí, yo solo quiero que vean a Jesucristo”, explicó recientemente.

Una connotación religiosa que se encuentra a lo largo de la película donde se muestra la conversión del personaje llamado “Vampiro” -interpretado por Bill Camp- quien decide dejar una vida de perversión: “cuando Dios te dice qué hacer, no puedes dudar ni un solo momento”, declara.

En cuanto al personaje de Tim Ballard –interpretado por Jim Caviezel– el sentido sobrenatural de la misión que le corresponde se va revelando poco a poco: “los hijos de Dios no están en venta”, dice el personaje, en una atmósfera bañada de luz.

Por todas estas razones, Sound of Freedom no gozó de gran éxito en el pequeño mundo de Hollywood, como tampoco entre la élite del cine francés, o más ampliamente europeo, proporcionando material de reflexión a aquellos, cada vez más numerosos, que se preguntan sobre la indisposición persistente dentro de ciertas élites.

Filmado en 2018, el proyecto sería distribuido por 20th Century Fox, antes de que fuera comprado por Disney… que rápidamente canceló todo, según informó Variety, que no duda en señalar que las producciones con un mensaje religioso son a menudo marginadas por la industria cinematográfica estadounidense.

Según Steve Bannon, director del sitio de noticias Breibart News y ex asesor especial del presidente Donald Trump en la Casa Blanca: “Hollywood nunca quiso que se estrenara esta película. Hollywood no quiere hablar de la crisis de pedofilia en este país”, declaró este representante de la derecha religiosa en Real America’s Voice.

Sin embargo, Sound of Freedom encontró refugio en Angel Studios, una joven productora independiente especializada en contenidos de inspiración cristiana.

En apenas unas semanas de estreno, la película condenada al ostracismo encabezó la taquilla, justo detrás de “Misión Imposible” y superando al último filme de Indiana Jones. Hollywood no está nada contento, pues había creído que distribuir malas películas, como Barbie, sería suficiente para satisfacer la demanda de un público cuyas capacidades intelectuales tal vez habían sido subestimadas…

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En Francia, en los círculos progresistas, se ha optado por la reductio ad Hitlerum para alejar al público del deseo de ver una película de este tipo, que sigue estando censurada en los cines en el momento en que se escribe este artículo.

Le Monde tranquiliza así a sus lectores: Sound of Freedom “galvaniza las esferas conspirativas cercanas a QAnon como prueba de la existencia de una red (pedófila) más profunda (…) dirigida por los poderosos”. Poco convincente, cuando se sabe que “los expedientes de niños desaparecidos sin dejar rastro a pesar de largas y engorrosas búsquedas se acumulan en los escritorios de los fiscales”, como explica Le Figaro el 20 de julio.

En Europa, Sound of Freedom se estrenó el 1 de septiembre en Reino Unido, y se emitirá a partir del 11 de octubre en España, según anunció Hollywood Reporter. Para verla en Francia, habrá que esperar hasta el 15 de noviembre…

Fuentes: Le Monde/Le Point/La Croix international/Le Figaro – FSSPX.Actualités

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