Título: «Mundus muliebris» Élisabeth Louise Vigée Le Brun, pintora del Antiguo Régimen femenino

Autor: Marc Fumaroli (1932-2020)

Traductor: JOSÉ RAMÓN MONREAL SALVADOR

Editorial: EL ACANTILADO

Nº de páginas: 112

ISBN: 9788419036827

Año de edición: 2024

Reseña realizada por Javier Mª Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna

«Mundus muliebris» no es una biografía al uso, sino un ensayo en el que el autor canta, casi de manera poética, el fin de una época. No en vano Marc Fumaroli fue un defensor de la tradición cultural occidental, hasta el punto de mostrarse crítico tanto con la política cultural oficial en Francia, por cuanto no se limitaba por velar por el patrimonio artístico, sino que pretendía determinar el canon cultural; cuanto con el arte contemporáneo, solo guiado por la provocación, en una escalada constante del cultivo de la fealdad, la obscenidad y la blasfemia.

Utilizando la disculpa de la amistad entre la pintura Le Brun, y María Antonieta, describe los años prerrevolucionarios (anteriores en 1789), en los que los que de algún modo existía cierta “dulzura” en el vivir, que se reflejaba en el arte, en gran parte inspirado por la intervención de las mujeres en papeles destacados del ámbito cultural. Todo esto acabó con la Revolución Francesa, que fue un movimiento claramente misógino en lo político, lo social y lo moral.

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La amistad entre la reina y la pintura Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun (1755-1842) se inicia cuando ésta última, a la edad de 23 años, fue invitada para acudir a Versalles a pintar a María Antonieta. Desde entonces se convirtió en la pintora predilecta de la reina de Francia, si bien sus vidas se separaron con motivo de la Revolución Francesa y la detención de la Familia Real. Lebrun, que sabía que sería perseguida por su cercanía con la monarquía, huyó de Francia, pasando a residir en Italia, Austria y Rusia. Sin embargo María Antonieta, apresada, fue acusada con falsedades, juzgada inicuamente y condenada, si bien asumió tales hechos con la majestad propia de una reina de Francia que además era hija del emperador y la emperatriz de Austria. 

El ensayo se ajusta en su forma al mundo que describe, pues el texto es dulce y encantador, como los cuadros de Lebrun; y como sus retratos, con una leve pincelada nos describe toda la profundidad psicológica de las biografiadas, pues aunque la disculpa del ensayo es Le Brun, sin embargo, tanto se biografía a esta como a María Antonieta.

Marc Fumaroli, sin manifestarlo expresamente, contrapone el exquisito mundo femenino de antes de la Revolución, con la brutalidad revolucionaria; el arte de la belleza delicada de la sensibilidad femenina de antes de 1789, con el arte academicista y oficial, claramente “varonil”, del periodo revolucionario. Y es que si todos conocemos aquella cita de Talleyrand («ceux qui n’ont pas connu l’Ancien Régime ne pourront jamais savoir ce qu’était la douceur de vivre»), en la introducción del libro se recuerda un fragmento de las Memorias de Le Brum (1835), que describe perfectamente aquella época prerrevolucionaria: “Se ha vuelto muy difícil hoy en día dar una idea de la urbanidad, de la graciosa facilidad, en una palabra, de las maneras amables que constituían, unos cuarenta años atrás, el encanto de la sociedad de París. Esta galantería de que os hablo, por ejemplo, ha desaparecido por completo. Las mujeres reinaban entonces, la Revolución las destronó”.

La edición está tan bien cuidada como todos los títulos editados por El Acantilado.

Puede comprar el libro en:https://www.acantilado.es/catalogo/mundus-muliebris/

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