Una de las características del carlismo ha sido siempre la fidelidad de sus hombres, fidelidad que se ha mantenido a lo largo del tiempo e independientemente de los vientos de fortuna o desventura que hayan soplado para la causa del legitimismo político.
Uno de esos hombre fieles fue don Emeterio Celedonio Iturmendi Barbarín, que disfrutó del privilegio histórico de haber participado en todas las guerras carlistas del siglo XIX.
Originario de Morentín (Navarra) nació un 3 de marzo de 1812, muriendo en su mismo pueblo natal un 9 de agosto de 1883.
Toda su vida la entregó a la causa carlista. Ya en su juventud figura con tan solo veinte años en el Tercer Batallón de la Columna de Voluntarios de Navarra, en donde se inicio una vida militar dedicada a la defensa de la dinastía legítima.
Figura en su ficha militar que en este primera guerra intervino en la batalla de Nazar (1833) con gran arrojo por su parte lo que determino su nombramiento de subteniente.
Ya como subteniente interviene en numerosas batallas a lo largo del año 1834 (Güesa , Vitoria , Alsasua, Erro, Muez, Gulina y Olazagutía)
Ya como teniente continua la guerra condencoranle el rey Don Carlos con la Cruz de San Fernando de primera clase tras su valiente intervención en el bloqueo de Elizondo (enero de 1835) .
Igualmente, y tras su participación en la batalla de Ziga, es nombrado capitán, interviniendo en la mayoría de batallas y escaramuzas desarrolladas en las tierras de Guipuzcoa y Navarra.
Sus ascensos militares siguen imparables concendiéndosele el 14 de mayo de 1836 el grado de teniente coronel.
Tras sus numerosos éxitos militares es elegido para formar parte de la conocida Expedición Real que lleva al propio Don Carlos V y sus hombres a recorrer gran parte de la geografía española, recibiendo las tropas carlistas el reconocimiento de la mayoría de las poblaciones por las que pasa su expedición.
Con dicha expedición recorre las tierras de Aragón, Valencia, y Cataluña siendo herido en junio de 1838 en Monreal.
Continuo luchando hasta el final de la guerra, manteniendo su fidelidad al rey por lo que se opuso a la traición de Maroto y al Convenio de Vergara.
Participa en la fracasada segunda guerra carlista, por lo que será encarcelado.
Tras su liberación y vuelto a España reside en su pueblo natal en donde recibe la orden de incorporarse al nuevo alzamiento que supondrá la Tercera Guerra Carlista. Tras los primeros fracasos militares y el desconcierto en los primeros momentos de la guerra, recibe por parte del General Rada el mando de la parte media y sur de Navarra, interviniendo en las decisivas batallas de Eraul, Udabe, Allo, Dicastillo, Santa Bárbara, Mañeru y Montejurra.
Ya brigadier interviene en los combates de Portugalete, Luchana, sitio de Bilbao, Somorrostro, sitio de Hernani, Abárzuza, Laguardia, Oteiza, Biurrun, y sitio de Irún, entre otros, siendo nombrado general el 11 de diciembre de 1875, dirigiendo la división de Navarra junto con el general Argonz y otros brigadieres.
Termino la guerra formando parte del Supremo Consejo de Guerra, puesto desde el que pasó al exilio junto a otros miles de carlistas que acompañaron al rey Carlos VII.
Vuelto a España siguió fiel a su ideario hasta el día de su muerte un 9 de agosto de 1883.
Bibliografía: El General Iturmendi, por Marcelo Nuñez de Cepeda, Editorial Gómez, Pamplona, 1960. (Fondo de la Asociación Editorial Tradicionalista)