Si quieres que tu niño diga la verdad, lo mejor es no amenazar con castigarlos si mienten. Eso es lo que algunos investigadores han descubierto a través de un simple experimento que involucró a 372 niños entre las edades de 4 y 8 años.
¿Cómo se hizo el experimento?
Los investigadores, dirigidos por la Prof. Victoria Talwar del Dpto. de educación y asesoramiento de psicología, de McGill dejaron a cada niño solo en una habitación durante 1 minuto con un juguete detrás de ellos en una mesa, tras haber dicho al niño que no podía mirar al juguete.
Mientras los profesores estaban fuera de la sala, una cámara de video oculta gravaba a los niños.
Cuando los investigadores regresaban hacían al niño una simple pregunta: ¿Cuando me fui te volviste y miraste al juguete?
Los resultados fueron los siguientes:
Un poco más de 2/3 de los niños habían mirado el juguete (67,5% o 251 niños de entre los 372 que participaban en el experimento).
Cuando se preguntaba a los niños si habían mirado el juguete cerca de 2/3 de ellos mentían (167 niños o 66.5%) – siendo más propensos a mentir cuanto más edad tenían.
Pero lo más interesante para los investigadores fue:
Los niños tenían menos probabilidades de decir la verdad si tenían miedo de ser castigado, pues los niños a los que se les decía que decir la verdad agradaría a los adultos, o que decir la verdad era lo correcto reconocían haber mirado el juguete.
Los investigadores descubrieron que mientras que los niños más pequeños se concentraban más en decir la verdad para complacer a los adultos, los niños mayores habían internalizado normas de conducta que les llevaba a decir la verdad porque era lo correcto.
“La conclusión es que el castigo no promueve la verdad,” dice Victoria Talwar, el investigador principal del estudio. “De hecho, la amenaza de castigo puede tener el efecto inverso al reducir la probabilidad de que los niños dirán la verdad cuando se animó a hacerlo. Esta es información útil para todos los padres de niños pequeños y para los profesionales como los maestros que trabajan con ellos y quieren animar a los niños pequeños para ser honesto”.
Para leer el artículo completo lo puede hacer en el Journal of Experimental Child Psychology