De noche, cobardes manos,
empuñando odio y rencor,
destrozaron cruces sacras,
levantadas en honor
de requetés que en España,
derrochando fe y valor,
lucharon como los bravos
por la Patria, el Rey y Dios.
Valientes hijos de puta,
de cada casa el peor,
nacidos en mala cuna,
ponzoña en el corazón,
seguros en la negrura,
como lo hace un felón,
las Cruces de Montejurra,
cruces de sangre y fervor,
fueron rompiendo una a una
con saña y con deshonor.
Gentes de tiro en la nuca,
que piensan ganan batallas,
rompiendo cruces forjadas
en los frentes y en campaña,
sabed, que merece vuestra hazaña,
asco, desprecio y nausea,
de cualquier persona honrada,
que no os perdonará nunca,
ni jamás podrá olvidarla.
Villaro, Mayo 6/015.
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