“Si hay algún idiota en el poder, es porque quienes le eligieron están bien representados” (A.F.de Brinkechoff)
“Delenda est Carthago” es una frase que con obsesiva reiteración pronunciaba Catón el Viejo al concluir cada uno de sus discursos ante el Senado romano, tuviera o no que ver con el debate que le hiciera intervenir. Nos situamos alrededor del año 150 a C., ante la última guerra púnica que serviría de pretexto a Roma para saquear y arrasar Cartago, como ninguna otra ciudad había sufrido hasta entonces.
La expresión ha llegado hasta nuestros días representando la obsesión irracional por una idea fija que se persigue sin descanso hasta que se logra realizar. Esta es: Hay que destruir España parece el deseo de alguno de nuestros políticos. Todo surge de una convicción común a Zapatero, Moratinos o Chaves y ahora Sánchez: rechazar todo lo que fortalezca a España y favorecer todo lo que la debilite. Gibraltar incluido.
¿Quién duda que esta legislatura que se estrena hoy ha de servir para consolidar esos proyectos? ¿Quién duda que el resultado último de esos planes es la desintegración de España y su confederalización? Cambiar la nación, cambiar la sociedad, reventar la Constitución sin que los españoles –a los que se les está hurtando la nación por la puerta de atrás– lo decidan. Por lo menos, no dirán que Zapatero no tiene proyecto, advierte que lo piensa hacer y está firmemente determinado a llevarlo a cabo.
Pero como siempre suelen actuar, lo hacen poco a poco siguiendo el dicho italiano “chi va piano, va lontano”, hablaremos solo de lo ocurrido a partir de 1975 cuando se produjo el
1)Vergonzoso abandono del Sáhara occidental. Franco había dicho: Si entran en el Sáhara, declaramos la guerra a Marruecos. Pero a la muerte de Franco, se perpetró el ominoso abandono del Sáhara Occidental por orden de grupo dirigente de Kissinger y una vez eliminado Carrero Blanco, hecho esencial.
2)La ruptura de España en 17 autonomías. Con la Constitución de las Autonomías del 78 – aquellos polvos de donde vienen estos lodos separatistas-. La Carta magna del 78 permitió romper España en 17 trozos, instalando toda la burocracia autonómica y su corrupción sistémica que está llevando a España a la ruina.
3) La destrucción de la industria española para entrar en la Unión Europea,
oficiada por Felipe González, un “socialista” amigo de magnates que también inició
la “privatización” de los tesoros nacionales que significaban sus empresas públicas muy poderosas, tanto que en España no se pagaba IRPF, ni IVA, ni ITV, ni IBI. El Estado era rico porque tenía empresas públicas muy poderosas. A partir de Felipe González se empezaron las privatizaciones (esto es, la venta a los amiguetes de siempre) de nuestros tesoros nacionales, 100 empresas públicas como Telefónica, Repsol. Cepsa, Endesa, SEAT, Gas Natural, Iberdrola, CASA, Canal de Isabel II, Iberia (vaciada por British Airways).
Como el atentado contra Carrero Blanco no fue suficiente, programaron otro para el 11 de marzo de 2004, días antes de unas elecciones, que llevó a la presidencia a Rodríguez Zapatero cuyo rechazo a defender los intereses y necesidades de la nación española ha sido una constante desde su primera legislatura. Lo primero que hizo fue destruir el Plan Hidrológico Nacional que tenía la gran virtud de ser una política integradora de la nación respaldada por el Estado. No es ocioso que en un primer momento se vistiera esa vergüenza bajo el manto verde de la hipocresía ecológica. Los otros grandes logros de Zapatero en la primera legislatura fueron la retirada de Irak, que borró de un plumazo el prestigio de España en el exterior; el pacto secreto con ETA mientras seguía asesinando, debilitando la unidad contra el terrorismo; y sobre todo, haber forzado la aprobación del mal llamado estatuto de Cataluña, que rompió jurídicamente la nación española.
Esos apoyos externos aprovecharon la pulsión antiespañola de este gobernante, que le lleva a actuar contra la nación, sus valores y sus intereses. Seamos claros desde el principio: la gravedad de la actitud del Gobierno ZP renunciando de facto a la soberanía española sobre Gibraltar, con ser enorme, no es sino una demostración más del significado del socialismo español del siglo XXI: éste recoge de su propia historia el patológico fanatismo antiespañol y el ensalzamiento de todo aquello que atente contra los intereses de España. No es realmente sorprendente: era la izquierda de la II República, la que Zapatero dice añorar, la que gritaba “muera España” y “Rusia sí, patria no”. Ese es el verdadero problema rechazar todo lo que fortalezca a España y favorecer todo lo que la debilite.
Así que, acabado Kissinger, aparece Soros con su entramado de ONGs del Open Society y su billetera que riega abundantemente tanto a los políticos nacionales como a los eurodiputados, creando el 15 M y Podemos que han permitido abonar la sociedad para la inoculación en vena de la ideología de género, la imposición de ideología de los musulmanes, la aceptación de actitudes anticlericales y hasta blasfemas.
Y como está súper demostrado, Soros está también detrás del Procés, ese peligroso juego que lo único que ha conseguido es romper y empobrecer a Cataluña y a España. Es necesario acabar con esa nefasta ideología socialista que nos ha traído la indignidad, la miseria y va camino de disolver la nación.
Según los resultados de las últimas elecciones, el PP ha sufrido un muy mal resultado, a pesar de los denodados esfuerzos de Casado por evitarlo, pero hay que decir que iba cargado con una pesada mochila que guardaba todas las mentiras, hipocresías y traiciones de Rajoy con Soraya a la cabeza y que quizá a pecado de ingenuo dejando la organización de campaña en manos de alguien que nunca demostró su valía, hasta el punto que no ha sacado ni su propio escaño.
Los resultados de VOX, con ser muy buenos por ser sus primeras elecciones generales, creo que no han cubierto todas las expectativas que algunos tenían depositadas después de tantos mítines, llenos a rebosar de simpatizantes. Quizás Abascal debería haberles dicho aquello que en su día dijo Adolfo Suárez a los suyos: “Quererme menos y votadme más”….
Por el contrario, Sánchez ha sabido rentabilizar su situación de presidente ayudado por televisiones y prensa escrita abundantemente regada con concesiones millonarias.
Sin embargo, al no haber ganado con suficiente amplitud, tiene que recurrir a aliarse como siempre con los radicales y, naturalmente, estos exigirán un peaje:
*la España plurinacional (es decir, desintegración de España)
*las exigencias económicas de Podemos harán huir a las empresas y empobrecerán el país
*si tiene que recurrir a los votos de ERC, estos ya plantean el indulto para los presos y, por supuesto, su independencia.
De modo que España parece que, dado los recientes resultados electorales, va hacia un nuevo Frente Popular. Pablo Iglesias, el de Vallecas, ya se ve de vicepresidente; los suyos parecen haberle perdonado lo del chalet de Galapagar….claro que Stalin también disfrutaba de su dacha….
Sánchez ha conseguido hacer realidad su eslogan de “teñir España de rojo”. Esperemos que sólo sea una metáfora y no vuelvan a las andadas y que el temido “Delenda est Hispania”, haga reaccionar a la gente para que no llegue a producirse.