Los de mente dura y corazón blando, son los santos.

Los de mente blanda y corazón duro, son los imbéciles.

(Padre Leonardo Castellani)

En octubre de 1946, el Sindicato de Actores de USA y, en general, el mundo del espectáculo estadounidense, sufrió uno de sus más duros ataques, cuando ante el  Comité de Actividades Americanas, donde se estaba investigando la influencia comunista en los sindicatos de Hollywood, se presentó una lista de citaciones en la que se incluían los nombres de varios actores sospechosos de participar de esas ideas. Un clima de miedo, incrementado por el temor a más detenciones auspiciadas por la Ley de Seguridad Interna o Ley McCarran, se extendió por toda la industria cinematográfica.

El 17 de noviembre de 1947, el Sindicato de Actores votó una resolución forzando a sus directivos a adoptar un compromiso “no comunista“. El 25 de noviembre se publicó, en lo que se llamó la Declaración Waldorf, una nota de prensa en la que declaraba: “Nunca contrataremos intencionadamente a un comunista o a un miembro de un partido o grupo que abogue por el derrocamiento del gobierno de los Estados Unidos por la fuerza o por cualquier método ilegal o anticonstitucional“. Era el periodo conocido como macartismo durante el cual el Sindicato de Actores cedió a los estudios el derecho de omitir de los títulos de crédito el nombre de cualquier persona que no hubiera limpiado de comunismo su nombre ante el Congreso.

Es curioso por contradictorio, que quienes decían combatir el comunismo implantaran en un país democrático y sin el menor decoro, los métodos represivos de los regímenes comunistas. En España conocimos bien los tribunales populares en la zona roja durante la II República, hecho que justificaban por la necesidad de dar entrada en los tribunales de justicia al pueblo que defiende la República. Aquí y ahora, las fuerzas ocultas que manejan las masas, imponen de nuevo sus criterios y deciden enfrentar a la sociedad por sexos al establecer la necesidad de dar primacía absoluta al sexo femenino. Esto es lo que ahora entienden por justicia popular.

Aquél Sindicato de Actores de 1947, aumentó el número de sus miembros y formó el Sindicato de Actores de Cine y la Federación Americana de Artistas de Radio y Televisión (SAG-AFTRA,) que representa aproximadamente a 160.000 personas del espectáculo. Y en la misma medida que aumentó el número de socios, aumentó su poder. De él surge su filial (AGMA) el Sindicato de Artistas Musicales de EE.UU cuyo vicepresidente, el barítono Samuel Schultz, proporcionó a The Associated Press todos los hallazgos de la investigación del gremio sobre las actividades sexuales de Plácido Domingo que según él, sus líderes planeaban mantener secretos como parte de un acuerdo con el tenor. Pero llega el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, y las feministas radicales tienen que mostrar un triunfo en sus carteles, entrevistas, etc. así que el movimiento Me Too, filial del AGMA, filial, a su vez del todopoderoso SAG-AFTRA, presiona para que se emita un informe en el que se confirman dichas acusaciones y donde se afirma que el tenor español llevó a cabo actos inapropiados de carácter sexual tanto dentro como fuera del entorno de trabajo. El informe señala además que muchos de los testigos expresaron temor a represalias en la industria como justificación por su silencio.

La trama de todo este asunto contra nuestro tenor, no se detiene aquí. De las presiones del Me Too pasan al AGMA y suben un escalón para llegar al SAG-AFTRA y de aquí a la secta de la Cienciología[1], por la vinculación económica entre ambas. Toda una cadena de intereses. La secta invertía millones en SAG AFTRA en forma de publicidad en la revista del sindicato de artistas norteamericanos que animaba a muchos jóvenes en su deseo de triunfar en el mundo del espectáculo, a adquirir sus guías espirituales en la web scientologyforartists.com, que dirige a la página web del centro de celebridades de la cienciología; todo ello al parecer, con el objetivo de la secta de captarlos posteriormente.

La frenética actividad en redes sociales del #MeToo que lanzarían cientos de miles de mensajes denunciando a diestro y siniestro, unido a la fuerza del respaldo proporcionado por el importante sindicato SAG-AFTRA, ha llevado a considerar sus acciones propias de los irracionales tribunales populares. El Decreto de su constitución establecía que los jueces populares debían ser designados por los partidos políticos integrantes del Frente Popular y por los sindicatos afectos al mismo. Ahora viene a ser lo mismo. En ellos, al igual que en el MeToo, falta el principio democrático y liberal ya que se condena al tenor exclusivamente por la palabra de unas señoras que lo denuncian, ahora después de 30 años, sin pruebas, sin juicio, jurado, abogado, etc., aunque en los sistemas judiciales de los países civilizados,quien acusa es quien tiene que probar la acusación, en este caso no ha sido así y hasta se han aceptado denuncias anónimas. Solo la palabra de las denunciantes es lo que tiene validez, lo que viene a convertir la mera palabra de alguien en un dogma de fe que no casa con el Derecho porque no tiene en cuenta el principio jurídico básico que dice in dubio pro reo[2]. Se trata con este principio de evitar que se utilice el sistema judicial como un método para ejecutar venganzas, cometer extorsiones o -simplemente- destruir la reputación de una persona por medio de la mentira y el odio, o la cuestión económica, que suele ser el fondo del asunto.

Han publicado un informe mostrando las acusaciones contra el tenor que van desde “el flirteo hasta proposiciones sexuales, dentro y fuera del ámbito de trabajo”, ante lo cual, Domingo ha manifestado: “nunca ha sido mi intención lastimar u ofender a nadie. Pero sé lo que no he hecho y lo negaré nuevamente. Nunca me he comportado agresivamente con nadie, y jamás he hecho nada para obstruir o perjudicar la carrera de nadie. Al contrario, he dedicado gran parte de mi medio siglo en el mundo de la ópera a apoyar la industria y promover la carrera de un sinnúmero de cantantes”. El daño causado en el honor del tenor, en la carrera profesional y en lo económico, ha sido tremendo. Se ha visto obligado a dimitir de la dirección de la Ópera de Los Ángeles y en España se ha cancelado su participación en las actuaciones previstas en el Teatro de la Zarzuela. El Palau de Les Arts estudiará si mantiene su relación con el cantante. Viendo la situación, ha decidido él mismo, cancelar sus próximas representaciones de La Traviata en el Teatro Real de Madrid y la Asociación Cultural de Amigos de la Música también ha decidido cancelar el concierto del artista previsto en el Festival Internacional de Música y Danza de Úbeda.

Numerosas artistas francesas, entre las que destacan Catherine Millet, Ingrid Caven y Catherine Deneuve, han criticado en el diario Le Monde la “justicia expeditiva” de la campaña #Me too y el “puritanismo” que convierte a la mujer en “víctima eterna”. Las citadas artistas han señalado que dicho movimiento ha conducido a una campaña de acusaciones públicas de individuos que, “sin haber tenido la posibilidad ni de responder ni de defenderse, se les ha situado al mismo nivel que los delincuentes sexuales”.

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A favor del tenor se manifiesta Albert Boadella quien estalla contra los teatros que cancelan las actuaciones de Plácido Domingo a los que tacha de “Puto gremio de vasallos“. También en el mundo de la música se han elevado voces a favor del tenor. La mezzosoprano Virginia Tola denunció: “Actualmente es demasiado fácil calumniar a una persona sin probar ningún hecho”. El tenor mexicano Arturo Chacón-Cruz ha defendido a su “maestro, mentor y amigo, con el que he compartido escenarios durante 20 años” y quien “más ha difundido el arte de la ópera y la cultura a nivel mundial”. Rubén Amoretti, cantante  y el pianista Óscar Lobete, han recordado cómo Domingo “ha ayudado y apoyado a todos los que hemos acudido a él en un cierto momento”. Hasta el grupo pop Taburete, se ha sumado a este apoyo desde su cuenta de Twitter, lamentando esta “manera de destrozar a las personas sin pruebas y sin nada”. Y Ainhoa Arteta se pregunta sorprendida “¿Qué hay de malo en que a un hombre le gusten las mujeres?”

El acoso a Plácido Domingo hay que encontrarlo en su la lucha por sacar a sus hijos de las garras de la secta.

Entonces, ¿a qué viene todo este perjuicio? ¿Quién está en la sombra perjudicando a Plácido Domingo?: “La iglesia de la Cienciología”, considerada así por España[3], aunque para Alemania es una secta anticonstitucional y en Francia está prohibida por ser considerada como culto peligroso. No van descaminados; tienen conexión masónico-satanista por la influencia de las teorías de Crowley. El propio hijo del fundador de la Cienciología, afirmó en una entrevista en la revista Penthouse:

Yo creía en el Satanismo. ¡No había otra religión en la casa! Cienciología y magia negra. Lo que mucha gente no entiende es que la Cienciología es Magia Negra, solo que toma mucho más tiempo. Ejecutar magia negra generalmente requiere unas pocas horas, o como mucho unas pocas semanas. Pero en la Cienciología se estira toda una vida, y así no lo puedes ver. La magia negra es el núcleo interior de la Cienciología.

De modo que estas fuerzas perversas azuzando a las masas feministas han logrado su deseo de destruir a Plácido Domingo, pero ¿por qué? La explicación del por qué son capaces de destruir la fama conseguida después de tantos años de trabajo, la encontramos en la lucha de Plácido Domingo por sacar a sus hijos de las garras de la secta.

Durante años sufrió una especie de chantaje. La organización de la secta le impedía ver a su hijo Plácido y a sus tres nietas, que militaban en la organización. Su ex nuera, Samantha, afirmó al periódico británico The Daily Mirror que Domingo tuvo que pagar dos millones de dólares para que le permitieran verlos. Ese dinero habría sido pagado en concepto de cursos educativos a Samantha, a su propio hijo y a sus nietas. Estos cursos los impone la organización a quienes tienen familiares fuera de la misma y desean tener contacto con ellos, según explicaba Sam en la misma entrevista. Cuando en 2008 el matrimonio se rompió, Plácido Domingo siguió ayudando a su hijo para salir de la Iglesia de la Cienciología, algo que consiguió definitivamente en 2011. Años después Samantha y sus tres hijas también se apartaron de estas creencias, sin embargo, José Domingo, primer hijo del tenor, fruto de su corto matrimonio con Ana María Guerra Cué que duró solo un año, continúa formando parte de la controvertida organización, según dijo su ex cuñada, Samantha, a The Daily Mirror. “A José le encanta y le gusta seguir formando parte de la pandilla de famosos de Los Ángeles, es parte del atractivo”, según reveló la ex mujer de Plácido Jr., quien también explicó que su sobrino, Dominic, se pasa todo el tiempo hablando de la Cienciología y que han intentado reclutar también a Álvaro Domingo, el hijo pequeño del tenor.

Harto del chantaje continuado al que se veía sometido, el tenor decidió dejar de financiar a la Iglesia de la Cienciología en cuanto consiguió sacar a su hijo Plácido Jr.de su dominio. Éste llevaba dos décadas siguiendo al pie de la letra la doctrina de la secta y el padre pagando para poder verle. Una vez en libertad, reveló que la Iglesia de la Cienciología se vengó de forma “espantosa y patética”, no solo con un llamamiento a otros miembros para que lo vetaran en las redes sociales sino con una campaña de desprestigio llegando incluso a publicar detalles de su vida personal. No contentos con ello, ahora atacan al ex financiador de la secta por amor paternal, el tenor Plácido Domingo. Así es como actúan.

Este es el trasfondo del tema que las feministas radicales proclaman como un triunfo del Me Too en su lucha del “Solo si es si”. Un tema que presentan en relación con las relaciones sexuales. No, no solo es eso. Es un problema de imposición y chantaje, de control y manipulación de la sociedad, punto en el que confluyen los intereses del comunismo y la masonería, −en cualquiera de sus múltiples ramas−, los cuales se sirven de las feministas del Me Too y de las feminazis españolas a las que utilizan, mangonean y manipulan como “tontas útiles”, incluidas las “anticapi”, que incongruentemente con lo que dicen defender, apoyan que una secta millonaria haga chantaje a un trabajador, bien que de élite, pero trabajador. Y todas ellas, que tanto presumen de independientes, en este caso además de su matraca contra el heteropatriarcado, han desplegado pancartas groseras y faltas de ingenio, todo vale, el caso es seguir obedientes y sin rechistar como las ovejas de “Rebelión en la granja” de Orwell, lo que les marca el heteropatriarcado del Gran Timonel. Sin embargo, conviene mirar más allá para darse cuenta que el problema es mucho más serio, importante y peligroso.

Se trata de imponer a la sociedad sus normas hasta acabar por destruir la libertad.        

[1] La Iglesia de la Cienciología fue fundada en 1953 por el gurú, estafador convicto y mediocre escritor de ciencia ficción a tiempo parcial, Lafeyette Ron Hubbard. La Cienciología predica que los humanos son seres espirituales inmortales que han olvidado su verdadera naturaleza. Su método de rehabilitación espiritual se llama “auditación”, y al hacerla, los practicantes reviven hechos o experiencias traumáticas (a menudo olvidadas) de su pasado con el objetivo de liberarse de su carga negativa o efectos limitadores y así mejorar su vida presente y futura. Este concepto tiene muchas similitudes con la idea del Karma de las religiones orientales. La Cienciología destaca como movimiento religioso moderno pero se le han hecho acusaciones de lavado de cerebro, estafa o abuso. Adopta un enfoque más abiertamente religioso centrado en el tratamiento de cuestiones espirituales que abarcan múltiples vidas pasadas además de la actual.

[2] In dubio pro reo es una locución latina que expresa el principio jurídico de que en caso de duda, por ejemplo, por insuficiencia probatoria, se favorecerá al imputado o acusado.

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[3] En la mayoría de países donde ha intentado introducirse se lo han prohibido. En España deberíamos saber que durante el gobierno de Zapatero, su ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar denegó la petición en 2005, pero en 2007, la Audiencia Nacional obligó a inscribirla en el Registro de Asociaciones Religiosas, es decir, como la católica. ¿Habría algún masón que impusiera su influencia?

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