El Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, tenía constancia de la magnitud del coronavirus en enero y no hizo nada a tiempo, pese a que expertos le recomendaron tomar medidas con cierta previsión.

Es más, le quitó gran importancia, permitiendo eventos multitudinarios y animó con la ayuda de protagonistas de la televisión como la presentadora Susanna Griso a ir a la manifestación feminista del 8-M, sin saber que aquello sería un despeñaperros más tarde.

 Una negligencia brutal cargada de mantras y mentiras que ha supuesto más de 100.000 contagiados por el Covid.19 y el genocidio de miles españoles que han fallecido sin poderse despedir de sus familiares, un escenario macabro peor todavía que en la Guerra Civil Española.

“No se recuerda una crisis global tan difícil desde la Segunda Guerra Mundial”, asegura el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Y razón no le falta, de hecho, es una justificación más para tachar de irresponsable y magnicida al ejecutivo, ya que ni siquiera cuentan con material suficiente en el momento en la que un ejército de sanitarios, policías, funcionarios de prisiones y militares luchan por frenar el coronavirus.

Realmente, estamos en manos de auténticos psicópatas sin escrúpulos que explican otra realidad en las comparecencias de prensa muy diferente a la que explican los funcionarios públicos, por lo tanto el instante de depurar responsabilidades debe llegar cuanto antes, porque es una necesidad.

Por ello, no es de extrañar precisamente que se controlen las preguntas al Gobierno, que se censure a la oposición y a los medios de comunicación o que se cierre el Congreso para anular así las funciones del legislativo. Toda una serie de premisas que sin duda buscan aprovechar esta emergencia sanitaria para terminar de implantar una dictadura comunista apoyada por otros regímenes autoritarios como el de Venezuela de Nicolás Maduro en medio de la gran depresión que se está produciendo.

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