Jorge Martín García, Universidad de Salamanca
No lo entendió ni supo continuar. Y fuera mejor que aquel octavo fenesciera en las manos de su auctor y fuera abortivo que no que saliera a luz.
Con esta dureza se refería Feliciano de Silva en el prólogo del Amadís de Grecia (1530) a Juan Díaz, autor del Lisuarte de Grecia (1525). La diatriba de Silva obedecía a una controvertida decisión argumental de Díaz: matar en el Lisuarte al propio Amadís de Gaula.
Posiblemente, las declaraciones de Silva nos recuerden a ciertas diatribas vertidas a menudo en Internet. Hablamos de los exabruptos de ciertos fanboys de franquicias como Star Wars o el universo cinematográfico de Marvel, descontentos ante supuestas violaciones del canon de sus sagas favoritas. Acaso estas semejanzas se deban a que los mecanismos de producción y consumo de los mundos ficticios nombrados, a pesar de distar siglos entre ellos, no son tan diferentes.
Narrativas transmedia
En su ensayo Convergence Culture : Where Old and New Media Collide (2006), Henry Jenkins describió los rasgos de las actuales narrativas transmedia. Jenkins afirmó que este tipo de relatos se expanden en distintos medios. Por ejemplo, del cómic al cine y los videojuegos. Esta difusión crea una especie de ecosistema de medios regidos por una serie de principios fundamentales. Dichos mecanismos contribuyen a que sus destinatarios los perciban como un todo orgánico. Entre ellos, Jenkins mencionaba procesos como la serialidad de los contenidos o la continuidad entre los mismos.
Así, los consumidores de la actual industria cultural transmedia son conscientes de que sus productos favoritos tienen la capacidad de expandirse de manera casi infinita. Ahora bien, esta ampliación de materiales debe conformar un mundo coherente.
Como dato anecdótico al respecto, podemos mencionar la petición a Change.org de unos aficionados a las películas de la Marvel, que solicitan de forma preventiva que el personaje de Tony Stark permanezca sin vida. Desde su punto de vista, resucitar a Iron Man podría convertir su muerte en una “broma” que alteraría el “sentimiento” en torno al que gira el conjunto de dicha franquicia.
Universo Amadís
Este tipo de fenómenos presentan un claro precedente en la articulación de los ciclos de narrativa caballeresca, que triunfaron a lo largo del siglo XVI y las primeras décadas del XVII. En el caso de los relatos sobre Amadís, podemos señalar el carácter transmedial que ya en su momento tuvieron las aventuras de este caballero andante.
Basta recordar que sus hazañas fueron trasladadas al mundo de la escena, con piezas como la Tragicomedia de Amadís de Gaula compuesta por Gil Vicente (h. 1533) o la ópera Amadís de Jean-Baptiste Lully (1684). También, la saga amadisiana tuvo un hueco en tapices y en pliegos sueltos.
Ahora bien, el Universo Amadís no se limitaba a conformarse como un conjunto serial de libros que saltaron a otros medios. Este mundo de ficción obedecía a una lógica interna, asumida tanto por los autores de los textos como por sus lectores-oyentes. Estos últimos tenían un claro horizonte de expectativas al respecto.
Ya desde los tiempos de Garci Rodriguéz de Montalvo, refundador de los primeros textos amadisianos, hallamos un intento por ofrecer una sensación de continuidad entre sus distintas partes.
A este respecto, podemos recordar un bello episodio de las Sergas de Esplandián (1510), quinta parte de la saga. En dicha obra, el caballero protagonista, hijo de Amadís, encuentra en la isla de Santa María (antigua isla del Diablo) una estatua erigida por los lugareños. Se trata de un monumento erigido para conmemorar la victoria años antes de su padre frente al temible endriago, suceso narrado en el tercer libro de Amadís.
La belleza de las genealogías
En este punto nos parece oportuno mencionar el impreso titulado Albero della geneologia di Perione re di Gaula (1630). Se trata de una hoja suelta, diseñada por Mambrino Roseo, que recoge al completo la genealogía de Amadís y las relaciones existentes entre los distintos personajes de la saga.
De entrada, el Albero puede recordarnos a los numerosos esquemas presentes en la red dedicados a franquicias como Juego de Tronos, Star Wars o el Universo Marvel.
El propio Mambrino Roseo tradujo al italiano varios textos del ciclo amadisiano y expandió este universo con nuevos títulos. En este sentido, a Roseo le interesaba dejar constancia de la estructura narrativa de la saga. Entonces, el Albero servía como guía para los lectores de la saga, además de como herramienta para facilitar su labor a la hora de continuar el ciclo, sin alterar sus bases.
Ya sea por medio de la imprenta o a través de la red, los universos de ficción se expanden con las miras puestas en las expectativas de sus destinatarios. Estos buscan que sus personajes preferidos pueblen un mundo cuya expansión responda a un canon firme y congruente. En fin, tengamos presente que las muertes de Amadís o de Tony Stark no pueden tomarse a la ligera: ambos héroes arquetípicos forman parte de un universo regido por las inexorables leyes de la continuidad.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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