El presidente guatemalteco Alejandro Giammattei envió un enérgico mensaje a la administración Biden la semana pasada cuando le dijo a otros gobiernos que dejaran de presionar a los países pro-vida para que legalicen el asesinato de bebés por nacer en abortos.

Hablando en un evento organizado por el Instituto para la Salud de la Mujer en Washington, D.C., Giammattei enfatizó el compromiso de su país de proteger el derecho a la vida de los bebés por nacer, informa el Christian Post.

“Buscamos proteger la vida y evitar interferencias”, dijo. “No aprobamos el aborto por mi fe, pero también por mi profesión como médico. La vida debe ser protegida desde la concepción”.

Giammattei no mencionó específicamente al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pero la administración Biden, las Naciones Unidas y algunos países europeos están presionando a Hispanoamérica para que legalice el aborto. La mayoría de los países de América Central y del Sur protegen el derecho a la vida de los bebés por nacer y prohíben los abortos.

Según el Post, los líderes pro-vida creen que la fuerte postura pro-vida de Giammattei fue una razón clave por la que Biden no lo invitara a una Cumbre Internacional de los democratas durante el fin de semana.

“Alfonso Aguilar, presidente del Grupo Internacional de Derechos Humanos, sugirió que las diferencias ideológicas eran probablemente una razón significativa para la omisión del país, ya que Guatemala es pro-vida sin paliativos”, dijo el Instituto para la Salud de la Mujer en un comunicado.

La semana pasada, Giammattei dijo que Guatemala será declarada oficialmente la capital pro-vida de América Latina en 2022.

“Cada individuo merece tener sus vidas protegidas desde la concepción hasta la muerte natural”, dijo. “… Es totalmente falso que el aborto sea un derecho humano. Cualquier esfuerzo para tratar de imponer el aborto en un país es una interferencia indebida en los asuntos internacionales”.

Giammattei calificó de “absurdos” los intentos de retratar el aborto como un derecho humano, diciendo que no es “otra cosa que la negación de los verdaderos derechos inherentes de la persona”.

El país hispanoamericano se ha mantenido firme en su compromiso de proteger a los bebés por nacer.

Entre otras cosas, sus líderes se unieron a más de 30 países para firmar el histórico Consenso de Ginebra, que declara que “no existe un derecho internacional al aborto”. Estados Unidos también firmó el documento bajo el liderazgo del presidente Donald Trump, pero Biden retiró a Estados Unidos después de que asumió el cargo.

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Valerie Huber, presidenta del Instituto para la Salud de la Mujer, señaló cuán agresivamente pro-aborto se ha vuelto el gobierno de Estados Unidos bajo Biden. Dijo que la administración Biden está utilizando el dinero de los impuestos de los estadounidenses para promover abortos en el extranjero, incluso en países donde el aborto es ilegal.

“Recientemente nos enteramos de que nuestro propio gobierno de los Estados Unidos financió un proyecto de video que promueve el aborto con medicamentos en un área de Hispanoamérica donde el aborto no es legal”, dijo Huber en un comunicado. “Y en otro país, escuché que estamos apoyando a los candidatos pro-aborto para el Congreso de esa nación. Eso es intromisión, o algo peor”.

La administración Biden ha adoptado las políticas pro-aborto más radicales en la historia de Estados Unidos. En abril, el secretario de Estado Anthony Blinken prometió que la administración Biden promoverá el aborto en informes internacionales sobre derechos humanos y otros esfuerzos. También promocionó la decisión de Biden al principio de su presidencia de obligar a los estadounidenses a financiar el negocio del aborto de Planned Parenthood y su agenda global de aborto.

Biden también quiere deshacerse de las enmiendas Hyde y Helms y obligar a los contribuyentes a pagar por abortos electivos en Estados Unidos y en otros países.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en lifenews.com

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