Según los datos oficiales España y Portugal lideran el grupo de los países más vacunados del COVID con un 85,65 % y un 86,6 % respectivamente, y curiosamente también lideran el exceso de mortalidad en Europa.

Eurostat (Oficina Europea de Estadística) ha publicado los datos con los que se demuestra el exceso de mortalidad que está sufriendo todo Europa comparando dichos datos con los datos anteriores a la pandemia COVID. Dadas las evidencias es posible que Eurostat se esté planteando dejar de publicar dichos datos al demostrarse que las cifras de fallecidos en Europa por “muerte natural” no dejan de crecer.

España, junto a Portugal, es uno de los países que lidera el exceso de mortalidad en la Unión Europea por cuanto este indicador siguen sin recuperar los números anteriores a la COVID-19 y al proceso de vacunación.

En el caso de España la media del exceso de muertes cuando comparamos los datos con el periodo entre 2016 y 2019 es del 16, 7 %.

Sin embargo la nación con la tasa de mortalidad más alta en junio de 2022 fue Portugal, con un 24 %, siendo necesario destacar que Portugal es el país Europeo con una mayor tasa de vacunación.

Ningún informe oficial vincula el incremento del exceso de mortalidad con la vacunación COVID, y sin embargo dicho estudio resulta pertinente por dos motivos:

• Coinciden los incrementos de mortalidad con mayores tasas de vacunación.
• Si tenemos en consideración que altas tasas de la población europea ha sido vacunada con vacunas experimentales en los que no se estudió el efecto a largo plazo resulta evidentes que es necesario estudiar ahora dichos efectos secundarios, por la ciencia no se puede permitir el lujo de rechazar apriorísticamente el efecto de la vacunación como causa del incremento de la mortalidad.

Oficialmente se trata de vincular sin motivación aparente dicho incremento a las olas de calor y al envejecimiento poblacional, no obstante Europa lleva sufriendo intensas olas de calor desde hace años, sin que dicho dato puede ser considerado nuevo a la hora de valorar el incremento de mortalidad. De los datos se concluye que el exceso de muertes de debe a enfermedades circulatorias, es decir, precisamente una de las contraindicaciones de las vacunas que han sido sistemáticamente denunciadas aunque silenciadas.

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