Además de corruptos y de sinvergüenzas, si hay algo de lo que la España ‘regimensetentayochista’ puede presumir es de ignaros.

No hablamos de ignorantes henchidos de estupidez, sino de algo mucho peor: de ignorantes ahítos de malicia.

Y es que la democracia -esa “superstición, muy difundida, un abuso de la estadística” en palabras del gran escritor argentino Jorge Luis Borges- otra cosa no, pero lo que es ignorantes maliciosos es algo que genera en cantidades industriales, debido a su modus operandi de exaltar la cretinez de las mayorías.

Pues bien, últimamente a esta dañina especie de ignaros le ha dado por la necrofilia (ora asaltando tumbas por los camposantaos de nuestra “piel de toro” en busca de muertos de “su bando”, ora profanando la sepultura del general Franco en el Valle de los Caídos o la del general Queipo de Llano en La Macarena) y por la iconoclastia (destruyendo cuanto vestigio se conserve aún del régimen anterior)…en lo que supone una forma (miserable a la par que cobarde, ahí dando “lanzadas a Franco muerto”) de saciar el resentimiento que corroe a estos fracasados sociales por una guerra acaecida hace más de 80 años y cuyo resultado siguen sin asimilar.

Lamentablemente, estamos ante una ignorancia que no puede curarse con la educación, mucho menos con el dinero.

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