La gran enemiga de la propiedad es la propiedad misma, o mejor dicho, la propiedad sin límites. En los límites está el derecho, así los grandes capitalistas atentan al derecho de propiedad, pues para conformar la suya atacan la ajena.
Cuando el propietario no es capaz de apreciar el límite de su finca es que ha roto el sagrado límite de la propiedad, pues esta no queda definida tanto por lo que puede hacer, como por lo que no puede hacer. Así cuando el propietario tiene más derechos propios que límites ajenos, es que ha derogado el concepto de propiedad.
El capitalismo sin límites tiende a la concentración de la propiedad, al monopolio en el mercado, y esto hace del comunismo la última etapa del capitalismo al reducir el número de propietarios hasta la unidad: el estado.
Carlos María Pérez- Roldán y Suanzes- Carpegna
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