La editorial San Esteban de Salamanca ha rescatado una extraordinaria obra del fraile dominico y obispo Diego de Deza dedicada a la exégesis de la oración por excelencia de los cristianos: el Padrenuestro. Exposición del Pater noster dirigida a la muy cristianísima y muy poderosa Reyna Doña Isabel de Castilla vio la luz en Alcalá de Henares en 1524, es decir, cuando ya habían muerto su autor y la destinataria de la obra, la reina Isabel.

Lamentablemente, y al margen de la familia dominicana, Deza es una personalidad poco conocida en la actualidad. Diego de Deza nació en Toro en 1444 en el seno de una familia noble e ilustre. A los dieciséis años entra en el convento de San Ildefonso, de la Orden de Predicadores, para hacerse fraile dominico. Allí hizo Deza sus estudios y en el mismo convento comenzó a enseñar Artes y Teología. Acude a la universidad de Salamanca donde se licencia en Teología, es nombrado sustituto en el año 1477 y numerario de la cátedra de Teología el 14 de mayo de 1480, ocupándola hasta 1486. Por esa época los Reyes Católicos le encomendaron el oficio de preceptor o maestro del príncipe heredero Don Juan, puesto que ocupó hasta su mayoría de edad (y que, por cierto, murió en los brazos de fray Diego el 4 de octubre de 1497). Nuestro fraile participó de manera decisiva en las conversaciones de los reyes con Cristóbal Colón (hay cinco cartas de Colón escritas a su hijo Diego desde Sevilla, durante los años 1504 y 1505, en las que habla de su protector y amigo Diego de Deza). En 1497 es nombrado obispo de Jaén y al año siguiente ocupa el cargo de Inquisidor General (sustituyendo a Tomás de Torquemada). En 1500 es promovido a la diócesis de Palencia y en 1505 a la de Sevilla. Finalmente, fue nombrado arzobispo de Toledo, pero no llegó a tomar posesión de la sede primada pues murió antes, el 9 de junio de 1523. A pesar de esta intensa labor pastoral y administrativa Deza no abandonó sus trabajos intelectuales, generalmente adscritos a la filosofía tomisma. Su principal obra teológica, resultado de su docencia en Salamanca y que se publicó en Sevilla (1517), es Novarum defensionum (Nuevas Defensiones), también conocida como Comentarios hispalenses. Como se ve, “este hombre de grandes letras é aprobada vida” (Fernández de Oviedo) fue un personaje de extraordinaria importancia en la historia eclesiástica, política y cultural de la España de los Reyes Católicos que merecía rescatarse y presentarlo al publico de hoy a través de su obra más accesible, Exposición del Padre Nuestro.

Muy Alta y muy Poderosa Reina Nuestra Señora.

Yo no sé en la Iglesia de Dios oración que sea de tanta virtud y de tanta perfección cuanto es el Pater Noster. Y no hallo otra en nuestros tiempos en la que menos devoción tengan los cristianos. Todos la saben y es una oración muy usada, mas muy pocos tienen pensamiento en ella, aunque la rezan, ni ponen el corazón en lo que allí se pide, ni lo saben, ni la dicen para demandar a Dios lo que querría en sus necesidades. La rezan como por oficio y cosa acostumbrada de cristianos. Toda su devoción la tienen en otras oraciones inventadas por sí mismos.

Gran vergüenza me parece a mí, que sólo tenemos esta oración compuesta por Nuestro Redentor y sólo ésta nos ha dado, para que le oremos en nuestras necesidades, que nos aprovechemos menos de ella que de otra, y en menos reverencia la tengamos.

Muchas veces teniendo dolor grande y confusión en mi espíritu, pensé servir a Vuestra Alteza para estos días santos que se esperan, con una breve exposición de esta oración, para que por ella se conozca cuánta dignidad y virtud tiene ésta más que todas, y cómo de ninguna otra tiene tanto merecimiento de ser oída por Dios.[…]

Este tratado, compuesto unos veinte años de su publicación póstuma (en vida de la reina Isabel, que falleció en 1504), está escrito no en latín como era usual, sino en un diáfano y bello castellano renacentista que hace las delicias del lector actual (“Parescióme que se debía hacer esta exposición en romance para que fuese para todos, pues la oración es de todos”). Para Ricardo de Luis Carballada, prologuista de la obra, “El comentario al Padre nuestro que aquí presentamos es algo más que un comentario a la oración dominical. Puede considerarse como un tratado breve de vida cristiana”. En afecto, esta Exposición del Padre Nuestro supera el simple comentario pastoral y apologético para adentrarse en profundas reflexiones teológicas, algunas de las cuales mantienen plena vigencia en la actualidad.

Para fray Diego de Deza “la oración no es sino una muestra o manifestación de nuestro deseo. Demandamos en la oración aquello que tenemos en la voluntad y deseamos”. No habría por tanto mejor y más perfecta oración que la instituida por el propio Jesús: “Compuso una oración muy breve, y mandó que aquella hiciésemos. En donde puso Nuestro Redentor las cosas que pidiésemos a Dios, y que son todas de las que tenemos menester estando en este mundo, y las que podemos justamente demandar”. Sorprende la modernidad de sus planteamientos, la profundidad y sutileza de sus reflexiones en torno a cada frase, a cada una de las siete peticiones de la plegaria. Especialmente amplio y profundo es la parte dedicada a glosar el mismo comienzo de la oración, Pater noster —Padre nuestro y no Padre mío, con todas las implicaciones teológicas que eso entraña—. Asimismo es destacable la erudición de nuestro autor en el uso de citas, tanto bíblicas como de padres y doctores de la Iglesia (San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Ambrosio, Gregorio de Niza).

En definitiva, nos encontramos con una obra mayor a pesar de su brevedad, una obra magnífica que aporta tanto disfrute lector como provecho intelectual. Además, la edición de San Esteban es exquisita —calidad material, bello diseño, ilustraciones—, digna de su contenido. Por último, remarcar la labor heroica que realizan las pequeñas editoriales religiosas (usualmente asociadas a las diferentes órdenes y carismas) en el sostén de una tradición cultural y espiritual acosada por todos los flancos. Sólo por ese aspecto ya sería recomendable la adquisición de este libro.

San Esteban Editorial (2022)
Colección: Clásicos de la Escuela
Presentación: Ricardo de Luis Carballada
92 págs.

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Diego de Deza (1444-1523), teólogo dominico y catedrático de Prima en la Universidad de Salamanca, desempeñó muchas tareas en la administración del reinado de los Reyes Católicos (Preceptor del príncipe, obispo de Salamanca, Zamora, Jaén, Palencia, Sevilla y electo de Toledo, Consejero real, capellán y confesor de los reyes, Inquisidor General).

Su obra teológica es considerada como el comienzo del tomismo español. El comentario al Padre Nuestro es algo más que una explicación a la oración dominical. Por la amplitud de sus explicaciones puede ser considerado como un pequeño tratado de vida cristiana. (Sinopsis de la editorial)

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