La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha creado la Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional, dependiente del ministerio de Cultura, mediante un decreto publicado el martes en el Boletín Oficial del Estado. Al mando de ella designó al filósofo oficialista, de 56 años, Ricardo Forster.
Ante el pedido expreso de un dilecto amigo escribimos este breve artículo, que no pensábamos escribir para evitar que algún despistado piense que buscamos trabajo.
Hace cosa de unas semanas apareció un artículo del periodista Hernán Brienza, el que entrevistó a Cristina Kirchner, en el diario oficialista Tiempo Argentino, en donde hablando del pensamiento nacional nos menciona junto con otros, como Horacio González, Galasso, Maresca, Pancho Pestanha, Jorge Bolivar, Feinmann o ya fallecidos como Amelia Podetti, R. Kusch, Tucho Methol.
Fue algo premonitorio, pues una semana después el gobierno creó la Secretaría de Estado para la coordinación estratégica del pensamiento nacional y lo nombró a un profesor de filosofía, Ricardo Forster, al frente.
La creación de la Secretaría de marras y la desatinada designación de un secretario no capacitado para ello, (incluso el mencionado Brienza está mejor capacitado) levantó una polvareda de decenas de artículos, todos en contra.
Los primeros que se pusieron en contra fueron los periodistas y ensayistas del sistema: los Lanata, Longobardi, Aguinis, Kovaldoff, J.L.Romero, Sebrelli, Grondona, etc. Afirmando que no existe un “pensamiento nacional” sino que el pensamiento siempre es pensamiento universal. Y que crear una secretaría ad hoc es querer domesticar el pensamiento para uso del gobierno.
Otro tipo de reacción fue la de aquellos que, aceptando la existencia de un pensamiento nacional, cuestionan a Forster porque no está capacitado, pues por su formación: se educó en la lectura de los autores de la escuela marxista de Frankfurt y nunca se ocupó de filósofos americanos.[1] Además tiene otra limitante, y es que todos sus trabajos son sólo sobre autores hebreos (Benjamín, Adorno, Derrida, Horkheimer). Es más, tiene un libro Ensayo en torno a lo judío (1997), en donde sostiene que el cristianismo es la fuente y fundamento del antisemitismo, invirtiendo así, el sacrificio de la Cruz. Tesis desorbitada que hoy, no la sostiene ni el troglodita de Netanyahu.
Finalmente hubo otro tipo de reacción y es la de aquellos que pensamos que el gobierno se equivocó en la designación de un tal Secretario de Estado, porque es lo mismo que poner a un carpintero de electricista, termina provocando un cortocircuito. Pero que al mismo tiempo es acertada la creación de esta Secretaría pues, bien manejada, ello permitiría lograr una mayor y mejor expresión pública de la pluralidad de matices que conforman el denominado pensamiento nacional.
Ese pensamiento no es una creación del fascismo, de los nazis o del populismo como piensan los liberales y los marxistas ortodoxos, como los de la Escuela de Frankfurt, entre otros. Sino que se constituye por la acumulación de trabajos en torno a la explicitación de “lo nacional argentino e hispanoamericano”. Y sobre el tema convergen multitud de corrientes, aspectos y matices que tienen su partida en la Carta a los españoles americanos del peruano Juan Pablo Viscardo en 1792 y que pasando por infinidad de pensadores, ensayistas y filósofos llega hasta nuestros días.
Nosotros tuvimos la oportunidad de publicar en 1992, con motivo del quinto centenario, dos volúmenes sobre Pensadores nacionales iberoamericanos en donde rastreamos en cada unos de los países que conforman nuestra ecúmene cultural a los autores que se habían ocupado de la cuestión nacional y quedamos sorprendidos por la variedad y número de los mismos.
Además en casi todas las universidades americanas existen cátedras o seminarios sobre pensamiento americano, latinoamericano, hispanomericano, iberoamericano, indoamericano, indiano, colonial, etc. de modo que los estudiosos, la materia y los materiales se extienden casi ad infinitum.
Es de esperar, aunque no estamos muy convencidos, que el Secretario Forster, no practique la famosa falacia de la reductio ad hitlerum a aquellos que no piensan como él, y a la que tan acostumbrados nos tiene el marxismo, y de cabida y promoción a la pluralidad de versiones y visiones que conforman el pensamiento nacional americano.
[1] Ya en 1936 un gran filósofo y pensador nacional como lo fue Luis Juan Guerrero, estando a cargo del Instituto de filosofía de la UBA no respondió a la invitación de Horkheimer de colaborar con la escuela de Frankfurt por considerar que la filosofía argentina transcurría por otros caminos. Vale la pena leer su trabajo El problema de la conciencia nacional en su formación ética y desarrollo histórico (1944).