Esta gentecilla que se desenvuelve en el Ayuntamiento de Madrid como elefantes en cacharrería, han decidido dar la vuelta como un calcetín al callejero de la capital del Reino y quieren cambiar el nombre a unas 150 calles, sin decirnos, con claridad por qué elementos quiere sustituirlas. Se oye como una de las opciones más destacadas el de La Pasionaria, a la cual, los madrileños, siempre tan generosos o quizás olvidadizos de las “proezas” del personaje, le tienen dedicadas 13 placas todas ellas como Dolores Ibarruri: dos avenidas en Leganés y Rivas-Vaciamadrid (como no podía ser menos), dos paseos, en Coslada y Mejorada del Campo, dos plazas, una de nuevo en Coslada y otra en San Sebastián de los Reyes y calles en Alcobendas, Fuenlabrada, Galapagar, Getafe, San Martín de la Vega y Tres Cantos. Y, por si quieren afirmar que lo quieren en la capital, les diré que tiene una avenida en el distrito con código postal 28051 más otra, ésta en el 28023, bajo su nombre de guerra.
Para aquellos que se crean la historia falseada, esa que repiten como las ovejas de “Rebelión en la Granja” (por cierto, de ese brigadista Georges Orwell, al que pretenden olvidar), les refrescaré la memoria real, desmontando mentiras de la que, por las izquierdas de todo el mundo ha sido elevada a icono mundial.
La primera, si bien de menor importancia, es que, aunque nacida en 1895 en Gallarta, Vizcaya, fue inscrita en el Registro Civil (desconozco la causa) con un nombre mucho más elitista: Isadora, pero su madre, castellana recia, soriana de Castilruiz, decidió que lo que decía el Registro Civil era un papel sin importancia por lo que decidió llamarla con su nombre, el más habitual de Dolores, mucho más congruente dada su pertenencia a una familia conservadora (su madre descendía de los Gómez de la Serna[1]), el padre era minero (recibió el apodo de “el Artillero”, por la especialidad de su profesión consistente en la manipulación de explosivos) y la madre se dedicaba al cuidado de sus siete hijos que sobrevivieron de los once que tuvo.
En 1912 conoce a Julián Ruiz Gabiña, militante activo y comprometido con las ideas socialistas y la lucha sindical, con el que se casa en 1916 desafiando a su madre que acusaba a Julián de ser el iniciador de Dolores en “la subversión”, aunque después ella le superara con creces, tras formarse en el marxismo en la Casa del Pueblo de Somorrostro[2].
Dolores Ibarruri participó en la escisión del PSOE que dio lugar al nacimiento del Partido Comunista
Desde que pasó a la acción con motivo de la huelga general revolucionaria de 1917, Dolores Ibárruri fue adquiriendo prestigio como oradora y articulista política, a pesar de que había interrumpido muy pronto su formación escolar. Impresionada por el triunfo de la Revolución bolchevique en Rusia, Dolores Ibarruri participó, junto con la agrupación socialista de Somorrostro de la que era miembro, en la escisión del PSOE que dio lugar al nacimiento del Partido Comunista de España (PCE) en 1920, llegando a formar parte de su Comité Central en 1930. En 1931 su entorno familiar y social se le quedó corto y decidió dejar a su marido y trasladarse a Madrid para trabajar en la redacción del periódico del Partido, Mundo Obrero.
La segunda mentira a desmontar es la de haber sido persona íntegra, de buenos principios y fiel a sus compañeros, cuando sólo lo fue a Stalin. No lo fue a su marido ni tampoco a sus hijos, porque siempre primó su amor al comunismo, de modo que, cuando por su activismo de luchadora incansable, en el que incitó con ardor a la rebelión armada, fue encarcelada por dos veces en 1931-33, olvidó la situación en que quedaba su pequeño hijo Rubén. Éste fue echado de la casa porque la criatura no tenía medios para pagar la habitación alquilada. El pobre niño de once-doce años comenzó a vagar por la ciudad, hasta que, finalmente, terminó durmiendo en la puerta de la cárcel madrileña. La noticia llegó a Dolores quien consiguió que llevaran al niño a Somorrostro, donde quedó viviendo con su padre. Su madre, a pesar de que de los seis hijos que tuvo solo le sobrevivieron dos, éste, Rubén y su hermana Amaia, seis años mayor, se desentendió de ellos hasta que aprovechó en 1937 uno de los envíos de niños que desde Bilbao se hicieron a Rusia y allí los mandó para ser educados por Stalin. Por cierto que Rubén es considerado héroe de la Unión Soviética al morir en la defensa de Stalingrado. Tenía 22 años.
Además de la traición a la familia, mencionaremos algunas de las que hizo a sus compañeros.
*Después del empujón inicial del marido, su padrino político fue José Bullejos[3]. Por él entró en el Comité Central en 1929, pero en 1932, la troika Bullejos-Adame-Trilla cayó por pretender cierta autonomía con respecto a Moscú. Dolores Ibárruri, tras un amago de respaldo, traicionó a Bullejos y lo injurió ritualmente. Nunca más se rebeló en serio contra la URSS. Así sobrevivió en la dirección del PCE hasta su muerte en 1989.
*En su política de deshacerse de los críticos con su línea política, clamó y obtuvo la ilegalización del POUM, con el encarcelamiento de su dirección, la tortura y asesinato de Nin y la calumnia póstuma a que se vio sometido.
*En aquellos mismos años, de la caída de Bullejos por la injerencia staliniana, 1931-1933, ya era toda una estrella de la política, de modo que cercana a la cuarentena, empezó una relación con Francisco Antón, un guapo militante comunista 17 años menor que ella, pero, visto lo ocurrido con Bullejos y aterrorizados por ello, la élite comunista española se apresuró a aceptar la relación sin hacer el más mínimo comentario, en una época en que las mujeres de la clase obrera no solían tener amantes, y menos con hombres más jóvenes que ellas.
Su relación se convirtió en una gran historia que algunos dicen de amor, aunque yo creo que solo era sexo. Ella se hartó de proclamar las directrices de la III Internacional respecto a las féminas: emancipación de las mismas del yugo de la familia, de la maternidad, de la religión y de la moral burguesa predicando el amor libre más desvergonzado. Así que lo practicó con amplitud aunque cuando se terminó “la efervescencia”, su carácter la llevó al rencor y la venganza. De modo que Francisco Antón, guapo mozo pero de nulo nivel intelectual y político, se convirtió en aquel momento, por mor de los “favores” dispensados a la Pasionaria, en un enchufado protegido bajo sus faldas. Ella, que arengaba y enardecía a otros jóvenes a ir al frente a jugarse la vida, llegó a enfrentarse con Indalecio Prieto y Largo Caballero para que su ligue no fuera movilizado. Le consiguió el puesto de super-comisario político del ejército defensor y le promocionó hasta la cúpula del Partido Comunista de España (PCE).
El Buró Político del PCE decidió que en 1938, cuando cayera Cataluña, los miembros del Buró, Pasionaria y Delicado, debían ir a Madrid a continuar la resistencia contra el fascismo. En vez de hacer lo acordado, se encerraron en un chalé de Elda (Alicante). Era la denominada Posición Dakar. Muy cerca de Negrín, sus ministros y los comunistas, estaba el aeropuerto militar de Monóvar, desde el que, fácilmente, huyeron en aviones el 6 de marzo olvidando a sus correligionarios, incluido Antón que pudo huir hasta Francia mientras ella se ponía a salvo en Moscú. Francisco Antón fue atrapado por los nazis e internado en el campo de concentración de Le Vernet, hasta que Dolores consiguió que Stalin mediase en su liberación y fuese trasladado a Moscú donde continuaron su relación. Sin embargo, tal vez por la diferencia de edad (ella rondaba los cincuenta y él no llegaba a los cuarenta), por los problemas de salud de Pasionaria, por la depresión que le causó la muerte en el sitio de Stalingrado de su hijo Rubén, (realmente, el verdadero motivo permanece en el misterio), pero lo cierto es que Antón regresó a Francia, y rompió su relación con Dolores, volvió a enamorarse, esta vez de la compañera comunista Carmen Rodríguez y tuvieron dos hijas, una de ellas con síndrome de Down.
*Mientras esto sucedía con Antón, se produce la “Operación Reconquista de España”, ideada por Jesús Monzón, el hombre fuerte del PCE en Francia, quien hasta la fecha había sido el precursor de las victorias guerrilleras contra la Francia de Vichy y los invasores alemanes; dicho dirigente, se dejó guiar por las proclamas de invasión hechas por un viejo militar republicano, el general José Riquelme, deseoso de una revancha contra el régimen de Franco. La operación se componía de 13000 voluntarios, que desde Toulouse y Foix, en Francia, eran dirigidos por Vicente López Tovar, veterano militar republicano muy condecorado y reconocido por sus éxitos contra los nazis, en la zona sur de Francia. El objetivo era tomar Viella, la capital del Valle de Arán, (solamente comunicada con el resto de España por el puerto de la Bonaigua), establecer un gobierno republicano para desestabilizar el régimen franquista y provocar un levantamiento interior en España.
La Pasionaria y Carrillo avalan la operación pensando que se podría lograr en España lo que el PCI había conseguido en Italia o el PCF pretendía lograr en Francia. Pero Carrillo no era Togliatti y las hazañas se limitaron, de nuevo, a fusilar a unos pocos párrocos indefensos y a llamar a la sublevación armada a unas poblaciones hartas de guerra. El fracaso, a la staliniana, tenía que contar con responsables que cargaran con él como adecuados cirineos. Así fue. Ambos dirigentes ordenaron el asesinato de los presuntos culpables del desastre a manos de sus propios camaradas. Repetiría esa conducta una y otra vez, infamando a camaradas plenamente adictos como Quiñones o Comorera porque si los resultados no eran los esperados, siempre se debía a los traidores infiltrados. Stalin, la propone que se disuelvan las guerrillas. La actuación de la Pasionaria a partir de este momento no puede ser peor: disuelve la guerrilla de la noche a la mañana, sin tomar medidas para proteger a sus seguidores a los que antes había azuzado y que habían confiado plenamente en ella y los dejaron, como era habitual, abandonados a su suerte, perseguidos por toda la capacidad represiva del ejército de Franco. Resistieron durante años, viviendo de lo que podían, incluyendo la decomisación de ganado y alimentos para poder sobrevivir, de ahí que les acusaran de bandoleros. Por esto, tratando de defenderse, mantuvieron la consigna: “SIEMPRE GUERRILLEROS, NUNCA BANDOLEROS”.
Pasionaria y su segundo, Santiago Carrillo, defendiendo antes sus carreras políticas que el apoyo a sus camaradas, prefirieron dejar aislada la intentona y desamparados a los guerrilleros, centrándose en los importantes territorios que la URSS iba a controlar tras la debacle nazi en Europa Central.
*Cuando las guerrillas fracasaron del todo, Pasionaria siguió con su táctica habitual de culpar a alguien de haber hecho mal lo que ella había pensado bien. Todas las purgas del PCE, encabezadas finalmente por ella misma, son iguales. Alguien es un obstáculo, por listo o por tonto. La dirección, con Dolores al frente, carga contra él. Si los rusos no lo respaldan, lo aplastan. Si ella se da cuenta de que la URSS puede no estar de acuerdo, pacta en secreto con los rebeldes y carga contra sus compañeros de la víspera. Así una y otra vez. La sumisión a los criterios de Stalin, la responsabilidad directa en el desmantelamiento del maquis, incluso la liquidación de sus camaradas “inconvenientes”…. El golpe más asombroso lo dio en 1956, cuando Uribe, su mano derecha, se dispone a terminar con la disidencia calculada de Carrillo y Claudín. Santiago Carrillo maniobra y acaba siendo la mano derecha de Dolores, mientras Uribe es condenado por el “culto a la personalidad” de Dolores y rematado por el propio objeto de culto.
*Volvemos a Antón porque la venganza contra él fue algo especialmente terrible. Rencorosa, humillada porque su antiguo “protegido” había rehecho felizmente su vida, decidió tomar represalias. Primero lo hizo aparecer culpable, junto a Santiago Carrillo, del fracaso del Partido en el interior de España. Carrillo defendió a Antón pero, viendo que nada detendría a Dolores, traicionó a su compañero de París y pasó a acusarlo de las peores fechorías. Llamado a Moscú, Antón fue arrojado a las tinieblas exteriores tras un vergonzoso y humillante juicio de factura estalinista al que se trató de dar un precario barniz político, (es hoy todavía un tabú para muchos veteranos militantes y dirigentes del PCE); pero él acepta su derrota y suscribe una humillante autocrítica. Dolores no está satisfecha. Quiere que se le acuse de más delitos. Antón se arrastra y se acusa de todo. No es suficiente. Tres años de juicio. Le destierran a Varsovia donde tiene que trabajar jornadas extenuantes en una fábrica, con su joven esposa que no puede atender a la hijita subnormal.
Pero la antigua amante es implacable. Cuando Antón ha reconocido hasta el número de sus víctimas en el partido durante años, Dolores revela para sorpresa de todos algo que sólo podía conocer por su intimidad con él: que su padre pertenecía a un organismo policial. Vuelta a confesar y arrastrarse. Dolores, en la cúpula del PCE, lo acusa finalmente de ser un agente extranjero, basándose en que ella sabía que era un hijo de policía además de agente capitalista. Se ve que lo supo mientras dormía con él, pero nadie preguntó por qué calló tanto tiempo. Fue restituido en 1957 y readmitido en el comité central del partido en 1964. Tras su rehabilitación, se instaló en Checoslovaquia, donde contempla con júbilo la Primavera de Praga. Murió en París el 14 de enero de 1976, 13 años antes que Dolores quien falleció en Madrid el 12 de noviembre de 1989, tres días después de la caída del Muro, ese muro del que se sentían tan orgullosos los líderes comunistas.
*Las incongruencias del personaje fueron notables.
- Preconizó continuamente la resistencia a ultranza contra Franco, hasta la última gota de su sangre, como quería Stalin, aunque ella huyó por avión con la dirección del Partido sin haber facilitado un éxodo menos horrible ni preparado una mínima estructura de resistencia a cuantos creyeron sus palabras. Mucho hablar de las penalidades de los exiliados españoles y de arremeter contra la facción ganadora de la guerra civil, pero ella solo se preocupó de sí misma.
- Inmediatamente después, ensalzó el pacto nazi-soviético y glosó el reparto y represión de Polonia entre Stalin y Hitler. Algunos se atrevieron a recordárselo cuando murió su hijo Rubén en Stalingrado. Pero ella siguió apoyando con entusiasmo las masacres de los demócratas alemanes, checos o húngaros por la policía y el ejército soviéticos. Exiliada de alto standing en Moscú, y luego en París, donde se alojó en residencias de lujo con chóferes, criadas…a diferencia de la gran mayoría de los exiliados que vivían en los campos de concentración franceses, nada hizo imprevisible o que pusiera en riesgo las prebendas conseguidas. Volvió a España en 1977 convertida en mito y presidió la Mesa de Edad de las primeras Cortes democráticas.
Si a pesar de lo expuesto, este Ayuntamiento podemita decide homenajearla con otra calle más, me permito sugerirle una zona que le va como anillo al dedo por varios motivos:
1)*Confluiría con una avenida dedicada, no diré a su amigo, porque las sordas luchas que por el poder mantuvieron, les distanciaron en algún momento, pero sí desde luego su gran conmilitón, el llamado “Lenin español”, Francisco Largo Caballero, aquél que siete meses antes de que se produjera el levantamiento del 18 de julio de 1936, amenazaba:
“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”. (19-01-1936 en un acto electoral en Alicante, y recogido en El Liberal, de Bilbao, 20-01-1936).
“La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución”. (Mitin en Linares el 20-01-1936).
“Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos”.
“Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”. (Febrero de 1933, Largo Caballero, Escritos de la República, Pablo Iglesias, 1985, p.34-5).
“Cuando el Frente Popular se derrumbe -anunció-, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que… quiere decir la represión… de las clases capitalistas y burguesas”.( 24-05-1936, en Cádiz, tras la victoria del Frente Popular, al que pertenecía el PSOE. El socialista, 26-05-1936. H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona, 1976, p. 203).
2)*La avenida a sustituir sería la de Daroca. Desconozco el motivo por el que se la denominó así, pero aunque hubiera sido por el recuerdo del milagro de los Corporales , como a ellos estos temas ni los conocen ni están interesados en respetar, podría ser sustituida por mor de su inmejorable situación. Para aquellos que la desconozcan explicaré que después de su confluencia con la calle que ya dedicaron a Las Trece Rosas, avanza hacia el este dejando la tapia del cementerio de La Almudena a su derecha para casi converger en una plazuela con la anteriormente mencionada avenida dedicada a Largo. En el ángulo que forman ambas calles se encuentra el cementerio civil donde, en una gran sepultura de mármol blanco purísimo, sin ningún signo religioso (a pesar de que se afanan en decir que murió cristianamente) descansa Dolores Ibárruri y muchos otros compañeros suyos de militancia política.
3)* Ante esa y otras tapias del cementerio, entonces llamado del Este, asesinaron vilmente a muchas personas inocentes, políticamente incorrectas, porque no pensaban como ellos. El más conocido, José Calvo Sotelo, amenazado impunemente en un pleno del Congreso de los Diputados. Así sucedió:
Casares Quiroga había anunciado medidas para tratar de controlar el Ejército, que se manifestaba inquieto ante los desmanes ocasionados por miembros revolucionarios y que nadie controlaba. Calvo Sotelo expresó veladamente la posibilidad de un golpe militar, afirmando que sería “loco el militar que no estuviese dispuesto a sublevarse a favor de España y en contra de la anarquía, si esta se produjera”, palabras que generaron grandes protestas. El presidente de las Cortes, Martínez Barrio, le advirtió de que no hiciese “invitaciones” que pudiesen ser “mal traducidas”, pero Calvo Sotelo insistió en demostrar que las autoridades daban un trato preferente a las milicias del Frente Popular frente al ejército y las fuerzas de seguridad. También criticó que se permitiese “poner verde” a la Guardia Civil mientras se prohibía informar sobre determinados sucesos como el de un guardia que supuestamente habría sido degollado en la Casa del Pueblo, afirmación esta última que dio lugar a un intercambio de expresiones gruesas entre Calvo Sotelo y Wenceslao Carrillo[4] y que Martínez Barrio ordenó borrar del Diario de Sesiones.
En la contestación a Casares, Calvo Sotelo declaró que la afirmación del presidente del gobierno de hacerle “máximo responsable” de una posible sublevación, eran “palabras de amenaza” en las que se le había convertido en sujeto no solo activo, sino pasivo, de hechos que decía desconocer. La verdad es que para las izquierdas, Calvo Sotelo se había convertido en una amenaza por su bonhomía, su oratoria brillante que tenía gran poder de convicción, su carácter carismático, todo lo cual le convertía en peligroso potencial aglutinador de las derechas.
“Yo tengo, Sr. Casares Quiroga, anchas espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para las palabras de amenaza. Le he oído tres o cuatro discursos en mi vida, los tres o cuatro desde ese banco azul, y en todos ha habido siempre la nota amenazadora. Bien, Sr. Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de S.S. Me ha convertido su señoría en sujeto, y por tanto no sólo activo, sino pasivo de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga. “Lo repito, mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi patria (exclamaciones) y para gloria de mi España, las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: ‘Señor, la vida podéis quitarme pero más no podéis”. Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio. (Rumores.)[5].
El ambiente en las Cortes era tal, (reflejo, por otra parte de la sociedad) que al terminar la intervención de Calvo Sotelo, Julián Besteiro, comentó: “Si el gobierno no cierra el Parlamento hasta que se aquieten las pasiones, seremos nosotros mismos los que desencadenaremos, aquí dentro, la guerra civil”.
La Pasionaria, diputada del PCE afirmó en esta sesión, refiriéndose a Calvo Sotelo y Martínez Anido, que era una vergüenza que en la República todavía no se les hubiese juzgado, refiriéndose a sus responsabilidades como ministro de la dictadura de Primo de Rivera y como organizador de la guerra sucia contra el sindicalismo anarquista, respectivamente. (De la que los miembros de su partido llevaban a cabo contra sus no afines, nunca dijo nada). Tarradellas, en una entrevista, acusó a la Ibarruri de exclamar en esta sesión, dirigiéndose al diputado monárquico: “Este hombre ha hablado por última vez”. Sin embargo, la controvertida frase no aparece en el Diario de Sesiones y la diputada siempre negó haberla proferido. No obstante, el historiador y parlamentario en aquella época Salvador de Madariaga (activo militante en contra del comunismo soviético, pero también un férreo opositor a Franco), sostiene la veracidad de dicha cita, aunque algo modificada:“Dolores Ibarruri, Pasionaria, del partido comunista de las Cortes, le gritó: Este es tu último discurso. Y así fue.”[6]
Aunque explicada brevemente la trayectoria vital de semejante personaje, empeñados los podemitas, Carmenas y Carmonas en homenajearla, ¿no consideran que la ubicación sugerida le va como anillo al dedo? ¿Dónde mejor que en medio de ambos cementerios?
[1] Antonio Ruiz Vega en “Cosas de Soria” http://www.soria-goig.org/Abanco/Abanco_23.htm
[2] Isabel Goig Soler en “Cosas de Soria” http://www.soria-goig.org/Abanco/Abanco_23.htm
[3] José Bullejos Sánchez (Romilla, Granada, 7 de diciembre de 1899 – Méjico, mayo de 1975) fue un dirigente comunista español. Desde muy joven formó parte de movimientos sindicalistas. De profesión cartero, en 1919 fundó la Junta de Defensa de Telégrafos. Poco después ingresó en el Partido Comunista de España y fue elegido presidente del Sindicato Minero de Vizcaya. En plena Dictadura de Primo de Rivera, en 1925 fue elegido secretario general del PCE en sustitución de César Rodríguez González, que se hallaba encarcelado. Fue fundador también del histórico periódico del PCE, el Mundo Obrero, y de la revista Bolchevismo.
Fue el primer dirigente comunista español que pudo dirigir el partido durante un lapso prolongado de tiempo, al lograr evitar las continuas redadas policiales al partido y saber organizar una estructura clandestina que perduró durante toda la Dictadura de Primo de Rivera. Bullejos sería reelegido máximo dirigente del PCE en el III y en el IV Congreso del partido, celebrado este último en Sevilla a mediados de marzo de 1932.
Tras el golpe de estado del general José Sanjurjo, el 10 de agosto de 1932, Bullejos apoyó decididamente la legalidad republicana y las diferencias, ya perceptibles con la entonces estrategia ultraizquierdista de la Internacional Comunista se profundizaron, lo que le llevó a ser llamado a Moscú en septiembre de 1932 y destituido junto a sus compañeros del Comité Central: Etelvino Vega, Gabriel León Trilla y Manuel Adame. Tras su expulsión, ingresó en las Juventudes Socialistas de España, el PSOE y la UGT, pero al poco tiempo, el PCE (dicen que por instigación de la Ibarruri) consiguió que fuese expulsado y objeto de persecución hasta su huida a Méjico, donde obtuvo un doctorado en Derecho y Ciencias Sociales y dirigió también la Biblioteca de Estudios Económicos del Banco de Méjico.
[4] Wenceslao Carrillo Alonso-Forjador (Valladolid, 1889-Charleroi, Bélgica, 1963) Obrero fundidor en Gijón, afiliado a la Unión General de Trabajadores (UGT) con catorce años, y a las Juventudes Socialistas de España (JSE) casi desde su fundación por Tomás Meabe. Militante del PSOE desde 1905. Activo miembro de la UGT, fue detenido en numerosas ocasiones entre 1910 y 1917.. Abandonó su puesto como trabajador y dirigente sindical en Asturias por una plaza de redactor en El Socialista en 1923. Al mismo tiempo accedió a la dirección de UGT y fue partidario de impulsar acuerdos con la dictadura de Primo de Rivera antes que enfrentarse al dictador, convencido como otros dirigentes sindicales de las bondades del proyecto paternalista de este. En 1929comenzó a criticar abiertamente la dictadura, al tiempo que UGT iniciaba a alejarse del régimen. En 1931 fue elegido, concejal del Ayuntamiento de Madrid, siendo uno de los miembros del mismo que proclamó la República en la Puerta del Sol. En las elecciones de las Cortes constituyentes de la República, fue elegido diputado al Congreso por la provincia de Córdoba, y reelegido en todas las consultas posteriores.
Siendo miembro ya de la ejecutiva del PSOE, tras la sublevación militar fue nombrado subsecretario de Gobernación en el gobierno de Francisco Largo Caballero. Ocupó más tarde diversos cargos gubernamentales, participando en la sublevación de Casado contra Juan Negrín, y formando parte como Consejero de Gobernación del Consejo Nacional de Defensa, que intentó en vano una negociación con Franco, porque perdida Cataluña y con el comunista Negrín derrocado por los propios compañeros, no quedaba sino firmar una paz que acabara con la sangría humana
Esto significó la ruptura total con su hijo Santiago (miembro entonces de las JSU y dirigente después del PCE) que condenó duramente lo que consideraba traición de su padre. Hasta tal punto fue el enfrentamiento entre padre e hijo que Santiago Carrillo firmó una carta pública en un diario comunista en la que abiertamente decía avergonzarse de su progenitor y afirmaba que para él ya no había nada que les uniera. Wenceslao Carrillo, demostrando mayor y más fino sentido político, contestó con otra carta abierta dirigida metafóricamente a Stalin en la que denunciaba que lo dicho por su hijo en realidad obedecía a la maquinaria soviética, que había convertido a Santiago en un “esclavo”. La dureza de ambas epístolas no reflejaba sino odio. La sensación imperante en una España que se había matado por odio. La total separación entre ambos se mantendría durante dos décadas.
El anciano Wenceslao pasó a ocupar posturas de izquierda en el PSOE que propugnaban la unión con los comunistas. Antes de la caída de Madrid consiguió huir y se instaló en Bélgica. Fue dirigente de la UGT en el exilio durante cuatro años tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
[5] Extracto del Diario de Sesiones de las Cortes Españolas del 16 de junio de 1936.
[6] Salvador de Madariaga: “España. Ensayo de historia contemporánea” (11ª edición revisada por el autor en 1978) p.384