Desde que una extraña coalición rojo-separatista se ha hecho con los resortes del poder en Pamplona y en Navarra, ha vuelto a cobrar intensidad una campaña de calumnias contra el Carlismo y los carlistas, en coordinación poco disimulada con los medios de comunicación nacionalistas e izquierdistas (en particular con los de la vecina «comunidad autónoma del País Vasco», es decir, las Provincias Vascongadas, y singularmente con el diario del PNV, Deia), que ha llegado al paroxismo con una exposición infame instalada nada menos que en el llamado Parlamento de Navarra. En lo que respecta a una de las familias carlistas objeto de calumnias, así replica Javier Baleztena Abarrategui:
Los odiados Baleztena y la verdad histórica
Querido lector, era mi intención hacer una entrada alegre y entretenida en torno a actividades culturales del aitacho en los años 40 y 50 pero las difamaciones vertidas contra él y la familia me obligan a cambiar de planes y tener que hacer esta otra, que no me hubiera gustado tener que publicar, pero que me veo en la obligación de realizarlo:
Ante las insinuaciones de las últimas semanas, a raíz de la exposición realizada en el Parlamento que debería ser de todos los navarros, que intentan relacionar a mi padre y resto de la familia con cualquier acto de violencia o represión, mediante caricaturas o menciones explícitas, quiero afirmar de forma tajante y de una vez por todas, en mi nombre, en el de mi padre Ignacio Baleztena Ascárate y en el del resto de mis antepasados que al igual que ellos condeno (sí, condeno, ese verbo que a algunos tanto les cuesta conjugar) y es más, maldigo, todos los crímenes, represalias, asesinatos, torturas y vejaciones, que se cometieron de forma cobarde antes de la guerra (en la II República), durante la guerra y en la postguerra (durante la dictadura franquista) en ambos bandos, en Navarra y en toda España, que acabaron de forma ruin con la vida de miles de personas, muchos de ellos navarros de ambos bandos.
Cualquier persona que se hubiera interesado en indagar la verdad mínimamente debería conocer la posición de mi familia, y hubiera bastado con haber consultado este blog (pinchar aquí). Como has podido ver dicha posición quedó bien clara cuando mi tío Joaquín Baleztena Ascárate, Jefe Regional Carlista, hizo este llamamiento el 23 de Julio de 1936 que fue distribuido entre los carlistas y publicado en la prensa al día siguiente: «Los carlistas, hijos, nietos y biznietos de soldados no ven enemigos más que en el campo de batalla. Por consiguiente, ningún movilizado voluntario, ni afiliado a nuestra inmortal Comunión debe ejercer actos de violencia, así como debe evitar se cometan en su presencia. Para nosotros no existe más actos de represalias que los que la autoridad militar, siempre justa y ponderada, se crea en el deber de ordenar». Dicha orden hizo que desde entonces tanto a mi padre Ignacio Baleztena Ascárate como a su hermano Joaquín en algunos ambientes, no carlistas precisamente, se les llamara «los vaselinas», al considerar que eran muy blandos por intentar evitar las incalificables represalias.
Tanto es así que mi tía Dolores Baleztena Ascárate escribiría años después: «¡Lástima no fuera obedecida esta nota tan llena de nobleza, calificada por algunos de vaselina! El señor Obispo le felicitó por ella. De haberlo sido, no hubiéramos tenido que lamentar actos indignos realizados por, quienes huyendo del peligro de la vanguardia, se creían valientes actuando cobardemente en la retaguardia».
Al contrario de lo que injustamente se señala los hermanos Baleztena se distinguieron por hacer todo lo posible por evitar represalias y fusilamientos, poniendo su vida en juego en varias ocasiones, salvando decenas de navarros de izquierdas o republicanos (como puedes ver pinchando estos enlaces: leizarras, miqueletes, enemigo declarado de la familia, carabinero republicano, que sirven de botón de muestra entre otros muchos), y a alguna personalidad ilustre como el Dr. Carlos Jiménez Díaz (ver la historia pinchando aquí). Y eso es ampliamente conocido entre los más mayores de Leiza y de Pamplona, así que no era tan difícil informarse.
Es más, los Baleztena fueron represaliados durante la II República. Para leer todo este episodio puedes pinchar aquí y luego continuar la historia pinchando en «continuará». En Abril de 1932 asaltaron y quemaron su casa con la familia dentro y el Gobernador Civil de la República encargado de mantener el orden público, para quitarse el problema, en vez de detener a los autores desterró a la familia Baleztena de Pamplona. Pues bien, mis antepasados perdonaron y conociendo perfectamente a los asaltantes (teniente de alcalde incluido) en vez de vengarse o hacer algo contra los autores de aquel episodio, aun teniendo posibilidad de haberlo realizado posteriormente, lejos de ello pelearon porque nadie sufriera posteriormente lo que habían padecido ellos ni cosas peores y siempre nos hablaron de perdón cristiano, que produce la ventaja de vivir sin odio.
Por todo lo anterior cualquier referencia, caricatura, retrato o similar vertidos en exposiciones, escritos, libros o soportes de distinto tipo, que relacione a los Baleztena con represiones o crímenes, lo único que hacen es demostrar un profundo desconocimiento en el mejor de los casos, siendo bien pensado, y desacreditar a los autores y a toda su obra. De sabios es rectificar.
Además de los pseudo historiadores, periodistas y dibujantes, también la presidenta del Parlamento que debiera ser de todos los navarros, tiene una ocasión de oro para demostrar su altura de miras pidiendo perdón públicamente. Un gesto que le honraría.
No obstante es posible, y ojalá me equivoque, que todo esto no vaya a servir más que para que ciertas personas sigan difamando la memoria de mis antepasados a cualquier precio. Y lo hacen porque no les mueve la verdad, ni la justicia, sino el odio. Odian a «los Baleztena» porque fueron católicos, navarros, fueristas, españoles y vascos (sí, también vascos, más que muchos de los que los atacan y otros que hasta hace bien poco nos amenazaban de muerte a sus descendientes, nos agredían y nos ponían bombas). Y de estas ideas odiadas por algunos nunca renegaron mis antepasados y por supuesto tampoco yo. Esta es la realidad, esto es lo que realmente no se les perdona ni se les perdonará.
Sirva esto para que por lo menos la gente de buena fe, aunque sean de ideología totalmente opuesta, sepa la verdad a este respecto, desde la coincidencia o la discrepancia ideológica.
Y espero sinceramente que este clima de crispación y odio guerracivilista que están resucitando algunos y que me alarma profundamente no siga entorpeciendo las ansias de reconciliación de la mayoría y pueda seguir la marcha de este blog, contando cosas interesantes del aitacho si Dios quiere. Paz a los muertos.