El Señor prometió a quien le siguiera el ciento por uno —con persecuciones— en esta tierra, y al final la vida eterna (cfr. Mc 10, 8). Por eso, no nos debe extrañar que la Iglesia sufra el acoso de sus enemigos en todo lo ancho del planeta. Pero lo triste es que, debido a la manipulación que sufren los grandes medios de comunicación occidentales, la persecución contra la Iglesia —realizada a sangre y a fuego— no llegue a los titulares de los periódicos, no sea noticia y, sobre todo, que nadie haga nada para poner solución a tanto sufrimiento y tantas muertes injustas.
La Fundación EUK Mamie-HM Televisión trata de dar voz a nuestros hermanos perseguidos a causa de su fe, para que su testimonio llegue al mundo entero y toque nuestros corazones. En esta ocasión,en Tras las Huellas del Nazareno al sacerdote don Agustín Ntumba Mulumba, de la Diócesis de Luebo, en la República Democrática del Congo (África). Don Agustín, ha recibido el permiso de su Obispo, Mons. Pierre-Célestin Tshitoko Mamba, para conceder esta entrevista —la más amplia de las concedidas a nivel oficial por la Diócesis de Luebo—, mientras el mismo Mons. Tshitoko Mamba permanece escondido, ante la peligrosa situación en la región.
El catolicismo es la religión más extendida de la República Democrática del Congo. Pero la crisis política que sufre el país está siendo reorientada en contra de la Iglesia, en forma de una oleada de violentos ataques que, en la Diócesis de Luebo, ha llevado a la destrucción o inutilización por el fuego de la mayor parte de sus estructuras.
Con todo, la persecución, se está convirtiendo en ocasión de un gran crecimiento de la fe de los fieles católicos. Baste como ejemplo este fragmento de la conversación de D. Agustín Ntumba Mulumba con su Obispo Mons. Pierre-Célestin Tshitoko Mamba: «Hablando con mi Obispo por teléfono, sobre esta entrevista, me dijo que piensa que todo esto es una prueba. Sí, me dijo que quizá es que Dios nos está poniendo a prueba para ver si le amamos de verdad. Me ha dicho que tenemos que pedir perdón a Dios por ellos, y pedir que el Señor nos haga fuertes. Es verdad que lo han destruido todo, pero nosotros tenemos que ser fuertes, para volver a hacer y construir cosas en favor de la población».
Para D. Agustín Ntumba Mulumba, la decisión está tomada: «¿Qué vamos a hacer sino ser fuertes, y pedir la fuerza a Dios para seguir adelante?». La luz que brota de la resurrección de Cristo, permite a sus seguidores abrirse camino en medio de la densa oscuridad que supone la persecución. Y la persecución misma se convierte en ocasión de dar testimonio de nuestra fe en Cristo (cfr. Lc 21, 12-19). Así lo viven nuestros hermanos en la República Democrática del Congo y en otras muchas partes del mundo. Que así lo vivamos también nosotros.