“Nunca debe el hombre quejarse de los tiempos en que vive, pues no le servirá de nada. En cambio, en su poder está mejorarlos”,
(Thomas Carlyle)
Muy cierta la reflexión, pero hay que ver por qué es tan difícil para algunos aceptar los símbolos patrios. La cuestión de la dificultad en aceptar, por ejemplo, una letra para el himno español estriba, al decir de Ana Grau en Crónica de Tabarnia, en que sigue siendo difícil ponerse de acuerdo sobre qué valores queremos compartir abiertamente como comunidad y como pueblo. Otros creen que quizá sea debido a la presión que los poderes públicos ejercen sobre los ciudadanos. Últimamente es tan evidente esa coacción que importantes personajes lo han denunciado más o menos veladamente.
“La corrección política es una nueva forma de censura. Una censura perversa, para la que no estábamos preparados, pues no la ejerce el Estado, el Gobierno, el Partido o la Iglesia, sino fragmentos difusos de lo que denominamos sociedad civil”. Este es el punto de vista de Darío Villanueva, el director de la Real Academia Española, sobre los peligros que entrañan las nuevas formas de comunicación para la libertad de expresión y la democracia. “El mayor peligro que entraña la corrección política es la pérdida de la capacidad crítica en la sociedad, ya que la cultura actual invita a dar más peso a los sentimientos antes que a la realidad de los hechos. Hasta el punto de que profesionales excelentes y pundonorosos se convierten en sumisos servidores y vergonzosos aduladores al servicio de quien manda”. Y termina su conferencia pronunciada en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid con una cita del escritor Robert Hughes, “vivimos en la cultura de la queja“.
Es cierto. Nos quejamos de la opresión que significa que no podamos defender ideas, valores, tradiciones si estas no son del agrado de las izquierdas. Y nos quejamos porque esa censura que tienen establecida solo va encaminada contra aquellos que no comparten sus ideas. Por el contrario, a los afines se les permite todo, hasta destruir símbolos y ofender sentimientos religiosos, incluso blasfemar, apoyándose en que son términos lanzados en virtud de su libertad de expresión. La cuestión está en que el poder exige a la sociedad que pase por sus horcas caudinas y acepte lo políticamente correcto que siempre es lo que ellos dicen aunque eso se encuentre alejado años luz de la verdad. Parece necesario tener en cuenta la reflexión de Carlyle…, pero, ¿Qué puede hacer un individuo?
Llama la atención que nada más llegar los socialistas al poder, allá por 1982, ocultaron los símbolos de la Nación: Himno, Bandera y Escudo, y, aún promovieron que sufrieran un descrédito brutal. Olvidando que la Constitución fue firmada y ratificada por el entonces rey en ejercicio Juan Carlos I y que en ella aparecía el tradicional escudo del águila de San Juan creado por los Reyes Católicos, sin ningún respeto por lo que simboliza, muchísima ignorancia de nuestra Historia y ganas de hacer daño, el pobre escudo ha sido llamado del aguilucho, del pollo, de la gallina… Sin embargo, no se atreven a insultar del mismo modo a los de Méjico, Alemania, Rusia, Serbia, Montenegro o Albania cuya mayoría muestran águilas, muchas bicéfalas.
El odio al escudo del águila es el exponente del odio que mantienen al vencedor de una guerra que terminó hace 80 años y que no le perdonan porque con ello libró a España de caer bajo la órbita comunista; esa a la que ahora nos empujan de nuevo.
Un filólogo, periodista, escritor, director de radio, llama “maricomplejines” a la derecha y creo que es un adjetivo que ha demostrado merecer, aún en los tiempos en que con más firmeza ha defendido sus valores tradicionales. La deriva desde entonces ha sido tremenda acercándose a todas las premisas de izquierda, aceptando leyes terribles que facilitan el asesinato de nasciturus por sus propias madres (¿terminarán dando un premio a la “Madre más abortadora”?), ahora van a imponer la eutanasia, para así nivelar la pirámide poblacional, las leyes LGTBI (todo el mundo es homófobo si muestra la mínima objeción), la ley de Memoria Histórica, cuyo fin es volver al revés la verdad de la Historia para favorecer a la izquierda, etc. De modo que en este intento de afinidad, aceptan sin batallar cuanto las izquierdas imponen a la sociedad, así que, entre los cambios que la han transformado, van mutando hasta los símbolos de la Nación que deberían ser imperecederos. Hablando del escudo, vemos que consiguieron imponer uno más parecido al de su añorada II República. Sólo respetan la corona, que, de momento, es la real y no la mural masónica.
En el afán de destruir todo lo referente a Francisco Franco llegan a realizar actos que son risibles por la ridiculez, o desesperantes por la distinta vara de medir que les aplican. Los medios de izquierdas, con Público, El País, columnacero.com, elnacional.cat, la sexta.com a la cabeza, y también La Vanguardia, han puesto el grito en el cielo por ser cantado el himno español con letra de Pemán en un acto oficial con asistencia del rey Felipe VI, acompañado del rey emérito Juan Carlos, quienes participaron el pasado 6 de mayo en la XIII cumbre de Cotec Europa[1], celebrada en Nápoles. Acompañados del presidente de Italia, Sergio Mattarella, y del de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, se situaron todos ellos en el palco de honor del Teatro San Carlos, uno de los más famosos del mundo.
La ceremonia se inició con un coro de voces blancas del teatro que interpretaron el himno de Europa con la Sanitansamble Orchestra de Nápoles, para, a continuación, hacer lo mismo con el himno de cada uno de los tres países: España, Italia y Portugal. El primero fue el de España, y tras los primeros compases musicales, los niños se dispusieron a cantar la letra que el gaditano José María Pemán compuso en 1928 por encargo de Miguel Primo de Rivera, ocho años antes de la Guerra Civil,
De inmediato, según informaron a Efe fuentes de la Casa Real española, el presidente italiano pidió disculpas a Felipe VI y a don Juan Carlos y les explicó que se trató de un error de la organización del evento. También la superintendente del teatro presentó sus excusas a los dos reyes por esa equivocación. No consta que ninguno de los dos personajes españoles abogaran por la licitud del canto, máxime cuando no existe disposición alguna que lo prohíba. Entonces, ¿por qué aceptaron las disculpas? ¿También ellos están sometidos a la dictadura de lo políticamente correcto? ¿tan terrible es la letra del himno que por eso no la defienden?
Ni mucho menos. José María Pemán y Pemartín fue un escritor español, que cultivó todos los géneros literarios, destacando como periodista, dramaturgo y poeta, además de notable orador, siempre con fina ironía y gran sensibilidad al que la gente joven desconoce por estar proscrito al haber cometido el gran pecado de ser un defensor de los valores de la derecha. Esa proscripción le llevó al más oscuro ostracismo y alcanzó no solo a su persona, también a toda su obra, incluida la letra del himno, de modo que alguno hay que me ha negado que el Himno Nacional español tuviera letra.
En contraposición tenemos el himno oficial de Cataluña, declarado como tal en 1993, desde entonces, suena a la menor ocasión y, desde luego, cada 11 de septiembre en el marco de la ofrenda floral a Rafael Casanova, en la previa a la Diada de Cataluña. ‘Els Segadors‘ (‘Los segadores’), escrito por Emil Guanyavents en 1899, narra la revuelta de los segadores catalanes en 1640 contra la oligarquía catalana y el Ejército español al mando del Conde Duque de Olivares. La sublevación arrancó durante la festividad del Corpus Christi, el 7 de junio de 1640, en lo que luego se conoció como el ‘Corpus de Sangre’. Campesinos y segadores, hartos de los abusos del Ejército real, que se había desplegado en suelo catalán a raíz de la guerra abierta con Francia, se levantaron en Barcelona contra los castellanos.
“Con la sangre de los castellanos haremos tinta roja para teñir las barretinas…” decía la versión preconstitucional; luego se moderó algo, a pesar de lo cual habla de buenos golpes de hoz, en defensa de la tierra…. Así dice:
¡Cataluña, triunfal,/
volverá a ser rica y grande!/
¡Retrocedan esas gentes/
tan ufanas y arrogantes!/
¡Echad mano de la hoz!/
¡Echad mano de la hoz, en defensa de la tierra!/
¡Echad mano de la hoz!/
¡Llegó la hora, segadores!/
¡Hora es ya de estar alerta,/
y para el próximo junio/
de templar las herramientas!/
¡Que tiemblen los enemigos/
al ondear la enseña:/
como las espigas de oro /
¡así caerán las cadenas!/
La letra de Pemán para el Himno de España es mucho más respetuosa. No habla de emplear hoces en defensa de nada ni para atacar a nadie. Comparen:
¡Viva España!
Alzad los brazos
hijos del pueblo español
que vuelve a resurgir.(Bis)
Gloria a la Patria
que supo seguir
sobre el azul del mar
el caminar del sol.(Bis)
¡Triunfa, España!
Los yugos y las flechas
cantan al compás
del himno de la fe.(Bis)
Juntos con ellos
cantemos de pie
la vida nueva y fuerte
de trabajo y paz.(Bis)
La comparación de estas dos composiciones, una, belicosa y agresiva pero promocionada y jaleada por las autoridades de todo signo; la otra, escondida y oculta, sutil y espiritual, que habla de fe y de trabajo en paz, está proscrita y ni las más altas autoridades de la Nación, se atreven a defenderla, ni a la letra ni al autor, aunque éste perteneciera al mismo club de la insigne Orden del Toisón de Oro, ya que, por sus méritos recibió el reconocimiento de Caballero de dicha Orden.
Para los librepensadores que dominan la situación imponiendo lo políticamente correcto, Pemán tenía en contra, (porque según ellos son factores negativos) entre otras cosas: 1) pertenecer a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas de Cádiz, de la que llegó a ser presidente demostrando tal celo, que se decía que su militancia religiosa superaba en un principio a su interés político, lo cual consideran intolerable. 2) A la caída de Primo de Rivera, se integró en la Unión Monárquica Nacional junto a Ramiro de Maeztu, José Calvo Sotelo, Antonio Goicoechea y José Antonio Primo de Rivera. Malas compañías según estos demócratas, así que lo solucionaron asesinando a tres y el cuarto, Goicoechea, se salvó porque abandonó su domicilio la tarde anterior al pronunciamiento, así que no lo encontraron cuando fueron a detenerle.3) Por último, el lema de la Unión: “Familia, Patria, Religión y Monarquía”, tampoco era fácilmente aceptable ni por los radicales de entonces ni por los actuales.
Así que Pemán y sus estupendos e ignorados escritos, seguirán escondidos en el baúl de los recuerdos, en tanto no haya democracia en España. De modo que, mientras podamos, aunque no sirva de mucho mientras no aparezca un líder, nos conformaremos con seguir practicando exclusivamente la cultura de la queja. No tenemos otra opción. Ya en 1982 lo advirtió el grupo gallego “Golpes Bajos” y desde entonces no hemos hecho sino empeorar; espetaron: (son)
Malos tiempos para la lírica,
Las ratas corren por la penumbra del callejón.
[1] Organización privada sin ánimo de lucro cuya misión es promover la innovación como motor de desarrollo económico y social. Este foro estaba orientado al debate sobre los retos a los que tiene que hacer frente la administración pública