Dentro de unos días están convocadas en España nuevas elecciones; esta vez a nivel local, comunitario y europeo, por ello es necesario que, al menos los católicos, recuerden, antes de introducir su voto en las urnas, los principios que el papa Benedicto XVI llamó principios no negociables.
En 2007, el Papa Benedicto XVI, en su exhortación postsinodal “Sacramentum Caritatis” reiteró una enseñanza que había usado antes en diversos discursos: la importancia de que las personas en el ámbito público y político den testimonio de fe en “valores fundamentales“, que enumeró así:
– el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural,
– la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer,
– la libertad de educación de los hijos
– y la promoción del bien común en todas sus formas.
“Estos valores no son negociables“, proclamaba Benedicto XVI. “Los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. […] Los obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado”. Ni todos los políticos, ni los legisladores, ni siquiera todos los obispos, defienden esos valores.
Así los defienden los distintos partidos políticos.
Sobre “el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural”.
España ha modificado la regulación del aborto en el año 2010. Se ha tratado de una normativa que presenta un amplio alcance pues no sólo ha introducido nuevas reglas que indican de qué modo ha de practicarse la denominada eufemísticamente “interrupción voluntaria del embarazo”, sino que ha dado lugar a una mutación en su naturaleza jurídica, convirtiendo en un derecho lo que hasta este momento ha sido una conducta despenalizada, de modo que la madre, de ser dadora de vida ha pasado a ser asesina de su propio hijo. La culminación de este proceso se ha facilitado mediante la conexión del aborto con determinados derechos de la mujer, como han sido la salud sexual y reproductiva que concede más derechos a la mujer que aborta que al padre que quiere defender la vida de su hijo. A este respecto, de cara a las próximas elecciones encontramos que
PODEMOS: defiende que las menores aborten sin consentimiento paterno y todas aquellas que se encuentren en situación de vulnerabilidad, aunque para dar facilidades (más?) no determinan cuál puede ser esa vulnerabilidad.
CIUDADANOS Y PSOE: son partidarios de la ley de plazos.
PARTIDO POPULAR: afirma estar comprometido con la vida y que legislará apoyos a la maternidad.
Estas posturas partidarias del asesinato de inocentes nasciturus han facilitado que en 2017 se produjeran, según el Ministerio de Sanidad, 94.123 abortos, el 90% fueron a petición de la madre y el 10% por anomalías fetales incompatibles con la vida.
VOX: define la ley del aborto como la cultura de la muerte. “El aborto no es un derecho, incluso alguna de las feministas más radicales piensan que es malo para la mujer. Alguien tiene que poner al más débil sobre la mesa, también al niño concebido”. “Prohibirá los vientres de alquiler y toda actividad que cosifique y utilice como producto de compra- venta a los seres humanos”.
Otro aspecto de la defensa de la vida que también quieren introducir los políticos (sobre todo los de izquierda) es la que está al otro extremo del aborto: me refiero a la eutanasia, la intervención voluntaria que acelera la muerte de un paciente que consideran terminal, con la intención de evitar sufrimiento y dolor del individuo. La eutanasia está asociada al final de la vida sin sufrimiento. Sin embargo esto se conoce como muerte digna, lo demás, como la de aquellos niños ingleses Charlie Gard y Alfie Evans, es similar a lo que denuncia la Asociación Cruz de San Andrés: “A los niños enfermos se les da el alta en los hospitales públicos de Gran Bretaña para que mueran en casa o en los centros de cuidados paliativos. Son las polémicas ‘vías de la muerte’. Nadie puede pensar que no se vaya a hacer con adultos al igual que hay abortos inducidos puede haber eutanasias inducidas. Inducidas por egoísmos familiares o por el propio sistema político que con ello se ahorrará medicinas, hospitales, médicos y una solución mejor dada la situación del tesoro español: se evitarán pagar pensiones y equilibrarán la pirámide poblacional.
PSOE, Podemos o EH Bildu, Izquierda Unida, Esquerra Republicana, PNV, Más Madrid, EnComúMarea, son partidarios de que se apruebe la ley. PP y C,s matizan su aplicación y Vox dice estar absolutamente en contra.
“La familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer”
En España, excepto por la poligamia y los matrimonios forzados (que practican algunos inmigrantes de países islámicos) todas las otras realidades que la Iglesia combate, están legalizadas e incluso son socialmente alabadas y subvencionadas por todos los partidos políticos. La situación deviene de 1981 en que el ministro Fernández Ordóñez y la Unión de Centro Democrático implantaron el divorcio, que requería causas y plazos de separación. En 2005 el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero implantó el “divorcio exprés”, que no requiere causa ni plazo alguno. En 2015 el Partido Popular facilitó aún más el proceso implantando el divorcio ante notario para ciertos casos.
Uno implantó leyes anti-familia y anti-matrimonio, otro las mantuvo, otros compiten en radicalización, en consecuencia, la ley española no reconoce legalmente la institución del matrimonio indisoluble, de forma que el divorcio rompe 100.000 matrimonios al año y añade 90.000 niños cada año al triste club de “hijos de divorciados”… y ninguna fuerza política
busca prevenirlo ni disminuir esta epidemia en España. No hay propuestas ni debate político para reducir los divorcios ni planes anti-ruptura para fortalecer familias. Tampoco se incentiva el matrimonio frente a la frágil, vaporosa, cohabitación: más bien al contrario.
Por si faltaba algo, surgen, vinculados a partidos de la ultraizquierda, especialmente Podemos, asociaciones como Infancia Libre, que de alguna manera, como recientemente ha descubierto la Guardia Civil, amparaba el secuestro de niños por sus madres en casos de rompimiento del vínculo entre los progenitores. Tres casos de niños cuyas madres estaban vinculadas a dicha asociación, que irónicamente se titula Infancia Libre y tenía a los niños secuestrados sin asistencia médica ni escolar, sin socializar con otros niños, siempre valorados por el mismo psicólogo, el de referencia de la institución, también doctor cum laude, que informaba a las autoridades de los supuestos malos tratos que recibían del padre asegurando que los niños sufrían por ello un síndrome de alienación parental, aun cuando fuera del todo incierto. Las declaraciones de la Guardia Civil contando sorprendidos la reacción de los niños a su llegada, dan ganas de gritar contra el médico, la abogada y especialmente contra esas madres maltratadoras de sus hijos. Según las últimas estadísticas del Informe de Personas Desaparecidas en España 2019 -del Centro Nacional de Desaparecidos dependiente del Ministerio del Interior-, el año pasado se contabilizaron 320 secuestros parentales en nuestro país. Partidos hay (Podemos, especialmente) protegiéndolos si los autores son mujeres. De los niños no se preocupan.
“La libertad de educación de los hijos”
PSOE: Los socialistas se centran en la necesidad de una nueva ley, así como de un pacto educativo, la mejora de las condiciones laborales del profesorado, de las becas y en la necesidad de la gratuidad de las escuelas infantiles de primer ciclo (¿Y en la mejora de conocimientos del niño?)
PODEMOS: Aumento de la inversión hasta al 5,6% en 2023, una nueva ley, más becas (sin determinar exigencias para conseguirlo) eliminación de conciertos y subvenciones a los centros que separan por sexos, universalización y gratuidad del 0-3, una asignatura de feminismo, la entrada de la educación afectivo-sexual.
C,s Más calidad, más innovación y el triple de inversión para acabar con el fracaso escolar”. Además de esto, un pacto educativo, una selectividad única o una asignatura sobre la Constitución.
Vox: Pacto por la educación, y de devolver la competencia al Gobierno central, se exige el reconocimiento del español a nivel internacional, además de como lengua vehicular obligatoria en todo el país. También, para asegurar la libertad de las familias, Vox defiende el cheque escolar. Habrá exámenes al finalizar cada etapa (incluido uno de español) y defiende un “generoso y exigente” sistema de becas para las familias con menos recursos.
PP: El derecho a la educación pertenece a las familias y las Administraciones tienen una función de colaboración con ellas”. Se asegurará la libertad de elección, se ampliarán conciertos a bachillerato y formación profesional inicial, se legislará sobre las donaciones a las fundaciones de la concertada, se reforzará la alta Inspección para que tenga capacidad sancionadora y sobre libros y material curricular. También se habla del Estatuto Docente. Universidad: Más financiación mediante contratos-programa, fomento de la investigación con aplicación en el sector productivo, o el fomento de la relación empresa universidad.
Estos dos últimos partidos son los únicos que defienden con claridad el derecho de los padres a decidir la educación de sus hijos y se defiende la libertad de elección de centro. No pocos pretenden que el Estado intervenga en la educación de los niños y adolescentes pisoteando el derecho de los padres a oponerse a que sus hijos reciban una formación contraria a sus creencias religiosas y morales -eso ocurría con Educación para la Ciudadanía-
“La promoción del bien común en todas sus formas”
El concepto de ‘bien común’ es propio del pensamiento político católico y, particularmente, de la escolástica en sus diversas encarnaciones, desde Tomás de Aquino hasta Jacques Maritain, y sirve de base a la doctrina social de la Iglesia. Pasando de lo general, el bien común es un concepto difícil de establecer. Distintos autores lo han intentado: Joseph Schumpeter, Wilhem Grewe… Christian Felber propone que: el ‘bien común’ no es más que el considerar el bienestar de todas las personas como igual en importancia. Por ello estima que la esencia del bien común es la democracia, aunque él mismo reconoce, no ser capaz de formular con claridad y rigor por qué medios es posible lograr esa igualdad de las personas.
En nuestro país ningún partido político, ni fuera ni dentro del parlamento, hace una defensa integral del ser humano. Unos por acción, otros por omisión o por ambas cosas según el tema, están colaborando a que crezca la injusticia. Todo el espectro político comparte una concepción materialista y relativista del ser humano y la sociedad. Todos manejan esencialmente modelos antropológicos semejantes, que se convierten, en el fondo, en modelos políticos convergentes, advierte solidaridad.net.
Benedicto XVI viendo la deriva de la humanidad publicó la Encíclica Caritas in Veritate con el fin de orientarla, hablando de la caridad en la verdad como principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. Un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral. Deseo volver a recordar particularmente dos de ellos dice el Papa, requeridos de manera especial por el compromiso para el desarrollo en una sociedad en vías de globalización: la justicia y el bien común.
La caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y los pueblos. Se ocupa de la construcción de la «ciudad del hombre» según el derecho y la justicia. Por otro, dice Benedicto XVI, la caridad supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de la entrega y el perdón.
El bien común. Es el bien de ese «todos nosotros», formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. Trabajar por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así como polis, como ciudad. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales. Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la polis.
La dignidad de la persona y las exigencias de la justicia requieren, sobre todo hoy, que las opciones económicas no hagan aumentar de manera excesiva y moralmente inaceptable las desigualdades y que se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos, o lo mantengan. El aumento sistémico de las desigualdades entre grupos sociales dentro de un mismo país y entre las poblaciones de los diferentes países, es decir, el aumento masivo de la pobreza relativa, tiende a erosionar la cohesión social y, de este modo, pone en peligro la democracia.
Reflexionar sobre los aspectos brevemente expuestos de las encíclicas de Benedicto XVI, podría ser un buen referente para todas las fuerzas políticas, aunque, el materialismo de unos y el relativismo de otros se lo impedirá. Quien esto escribe, humildemente aboga a quien pueda leer estas líneas, que presten atención a los mensajes de Benedicto XVI para elegir acertadamente en la próxima votación.