Debido al éxito editorial de la 1ª edición la Asociación Editorial Tradicionalista publica una segunda edición corregida y ampliada, incluyendo 16 páginas de archivos fotográficos.

El carlismo, en sus 200 años de historia ha sido protagonista indiscutible de la historia de España.

Publicamos en la colección aDebate una breve, brevísima historia del carlismo. Algo más de sesenta páginas no son suficientes para recoger los casi 200 años de un movimiento social y político que ha sido protagonista indiscutible de la historia de España.

Antes que nada, el carlismo es pueblo que no reniega de su pasado, pero también es pueblo que sabe enarbolar la bandera de Dios- Patria- Fueros- Rey cuando el deber se lo demanda, y también es pueblo que sabe reflexionar sobre el sentido de la tradición y los deberes cristianos para con la cosa pública.

Efectivamente, la longevidad del movimiento tradicionalista-carlista ha sido posible gracias a la existencia de un pueblo celoso de su pasado y de sus tradiciones, que hasta la fecha ha sabido combatir en cuatro guerras civiles, que ha sabido cribar lo esencial de lo accidental a través de las grandes plumas del tradicionalismo político, y que actualmente sabe conservar vivo un fuego que sin duda será capaz en el futuro de reavivar rescoldos que muchos creen apagados.

El carlismo, como todo gran movimiento social, es multiforme, complejo, abigarrado, y ante todo es movimiento físico, que, si bien sabe conservar sus principios, es capaz de modificar sus formas de acción/reacción según las necesidades de las épocas y los siglos.

Que duda cabe que hoy sigue siendo necesario disputar académicamente de carlismo por cuanto nuestro nefasto sistema educativo simplemente quiere ver en las luchas que protagonizaron nuestros bisabuelos, abuelos, y padres, simples reyertas dinásticas, reduciendo al tradicionalismo a un mero conflicto familiar, y quién sabe si el feminismo actual no querrá vender las guerras carlista como un conflicto patriarcal en el que un varón, Carlos V, quiso relegar a una mujer, Isabel (II) a un segundo plano.

Lo cierto, es que el carlismo está en la esencia del pueblo español, pues ni en el siglo XIX, ni en el XX, ni en el siglo actual, un pueblo se levanta contra hermanos por defender únicamente unos derechos dinásticos, que poco, o nada –si sólo fuera esto- interesa al común de las gentes. Entonces, como ahora, los pueblos solo se levantan cuando ven atacados sus principios, aherrojadas sus tradiciones, y vilipendiados sus derechos.

Sería inútil hablar del carlismo sin comprender que el pueblo español evoluciona en sus expresiones sentimentales, pero no en sus amores profundos. El carlismo es ante todo tradición, y la tradición es por esencia movimiento, herencia de lo pasado para su amejoramiento y su transmisión a lo futuro.

Estas páginas, por tanto, están dedicadas a los más jóvenes, por ser ellos la esperanza del resurgir de una nueva hispanidad que celosa de sus tradiciones sepa buscar futuro de libertad para las nuevas generaciones.

Esta breve historia del carlismo de Valentina Orte cumple una clara misión: incitar a los más jóvenes al estudio no sólo del carlismo, sino de los movimientos tradicionalistas, demostrarles que hay una historia que ellos desconocen, una historia de valor y de fidelidad, pero ante todo una historia de amor a la libertad, a la verdadera libertad concreta cercana a la esencia de las  cosas.

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Esta pequeña historia es solo una introducción para el lego, pues en este pequeño opúsculo apenas figuran nombres, fechas, batallas, triunfos y derrotas, ya que la autora a vuelapluma sólo apunta los nombres de nuestros reyes legítimos, de algunos de nuestros eximios pensadores, cita únicamente a grandes rasgos la realidad de nuestros conflictos bélicos, y apunta algunas de las causas de las divisiones internas que han ido mermando las fuerzas del legitimismo.

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