Hace 175 años, el 25 de agosto de 1846, arribó al puerto de Corral el bergantín “Catalina”, trayendo consigo a los precursores de las familias Aubel, Bachmann, Clemens, Henckel, Hollstein, Ide, Jaeger, Krämer, Kramm y Ruch. Se trató de un proyecto privado de colonización, organizado por los hermanos Philippi, Ferdinand Flindt, Franz Kindermann y Johann Renous, que se anticipó en algunos años a las iniciativas oficiales del Estado de Chile, que en 1845 había dictado la “Ley de Inmigración Selectiva”.
Se trató de familias de artesanos provenientes de Kassel, en el centro de la actual Alemania, que se instalarían en el Fundo Santo Tomás, en los márgenes del Río Bueno. En total arribaron 9 hombres, 8 mujeres y 23 niños, luego de una travesía de más de cuatro meses en que afrontaron varias penurias –entre ellas un motín a bordo y la muerte de cuatro pasajeros-; quienes dejaron importantes huellas en nuestra zona y lo siguen haciendo a través de sus descendientes.
Georg Aubel, en una carta dirigida a su suegro, junto con destacar cuán amablemente fueron recibidos en nuestro país, narra su desembarco en Corral: “¡Qué impresión recibimos al ver las casas! Éstas están formadas por postes clavados en la tierra, uno junto al otro, y sobre ellos a modo de vigas y tijerales, largos árboles cubiertos de paja. El fuego con el cual se cocina está colocado en medio de la casa, sobre el suelo raso. La gente de este país no lleva zapatos, ni en invierno ni en verano”.
A partir de 1849 el flujo de alemanes –tanto colonos como inmigrantes libres- se incrementó. En 1850 arribó en el bergantín “Hermann” Karl Anwandter, que juró solemnemente por él y sus congéneres: “Seremos chilenos honrados y laboriosos como el que más lo fuere, defenderemos a nuestro país adoptivo uniéndonos a las filas de nuestros nuevos compatriotas, contra toda opresión extranjera y con la decisión y firmeza del hombre que defiende a su patria, a su familia y a sus intereses”; en 1852 lo hicieron en el buque “Susanne” los adelantados de Puerto Montt y el desarrollo de la cuenca del Lago Llanquihue, entre otros hitos relevantes.
La escasa difusión de la historia local ha permitido que las actuales generaciones olviden el esfuerzo de quienes les precedieron, cediendo espacio a interpretaciones políticamente interesadas que promueven el conflicto entre la población. Sin embargo, cada vez que vean un campo bien trabajado, una casona bien construida o un camino bien calculado, notarán que la influencia de estos pioneros permanece plenamente vigente.
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