Por Ramiro Grau Morancho.
Hace unos años, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, tenía que dar cobijo a una persona procedente del PAR, ese partido traidor a los “suyos”, y que apoya al gobierno socialcomunista de Aragón, e inventaron para ella el cargo de directora general de atención al paciente.
¡Total, un alto cargo más!
Obviamente un cargo absurdo, pues el curriculum de la señora, trabajadora social, tampoco daba para más…
Anteriormente había sido directora general de administración local, coto vedado del PAR, desde siempre, dónde también demostró, cumplidamente, que el cargo le venía grande, muy grande.
El 22 de junio de 2022 acudí a un centro de reconocimiento para conductores, dónde supere las pruebas correspondientes, para renovar el carnet de conducir.
El médico me preguntó si alguna vez había estado ingresado en un hospital. Como soy una persona legalista, y voy siempre con la verdad por delante, le dije que sí, y que el año pasado había sufrido un ictus.
En ese caso, me dijo, quería ver mis últimos informes médicos.
Así lo hice, pero, como por error el neurólogo puso que había sufrido el ictus en octubre del año pasado, sin especificar día concreto, me advirtió que según un real de decreto de 2017, no podía conducir un año después del ictus.
(He revisado la normativa, y supongo se referiría a la Orden PARA/375/2018, de 11 de abril, por la que se modifica el anexo IV del Reglamento General de Conductores, aprobado por Real Decreto 818/2º009, de 8 de mayo…, con esa “técnica” legislativa tan peculiar, de cambiar un Real Decreto con una simple Orden Ministerial. ¡Pero España es ansí!).
Como la fecha del ictus fue el 15 de agosto de 2021, ya puedo conducir a partir del 16 de agosto de 2022, pero claro, para eso hacía falta que el neurólogo rectificara su error, y dónde puso octubre de 2021, pusiera 15 de agosto…
Personado el 23 de junio a las 8 en punto, en la puerta de la consulta correspondiente, le digo a la enfermera lo que sucede, y le aporto fotocopia del documento, cuyo original guardo a buen recaudo, pues uno ya tiene una edad.
No me hace ni caso, y me dice que vaya al Servicio de Atención al Paciente, como así hago.
Llego allí, y resulta que hay que pedir cita previa por teléfono, pero que también puede pedirse allí, cuando sale alguna empleada, supongo que administrativas o auxiliares.
El horario del “servicio” es de 9 a 13 horas, pero hasta las 9,30 no sale alguien…
Al final consigo explicar mi caso a una persona, no sin antes perder allí media mañana, pues te atienden el último. Previsoramente, llevaba el asunto escrito a ordenador, pues mi letra manuscrita es todavía peor que la de los médicos, que ya es decir.
Me indica que van a tramitar el asunto para rectificar su error, y que me mandaran el documento correspondiente por correo, para que no tenga que acudir allí, arrastrándome –literalmente-, como consecuencia del ictus que me paralizó medio cuerpo.
Y, encima, no paro de mear, con lo cual voy a tener que llevar un orinal en una mano. Menos mal que si algo sobra en España son bares…
Hoy, 1 de julio, sigo sin recibir el escrito en cuestión. He llamado en varias ocasiones al Centro Médico de Especialidades San José, de Zaragoza, pero que si quieres arroz: no lo cogen. Pasan de todo. Una “atención” de cero pelotero.
Me arrastró otra vez al Centro, y al ordenanza, conserje, subalterno o lo que sea, le espetó con sorna aragonesa: la plaza de telefonista está vacante, ¿no?
Consigo ser recibido en “audiencia” por una empleada, que me dice que ellos no pueden hacer nada.
Entonces, ¿para qué sirve esa dirección general, y esos servicios de “desatención” al paciente del SALUD aragonés…?
Otra mañana perdida, y ya van dos.
No voy a mover un dedo más. Creo que ya he hecho lo que debía hacer.
Simplemente, si antes del 15 de agosto de 2022 no recibo el documento correspondiente, con los datos correctos, el 1 de septiembre presentaré en los juzgados una demanda contra el SALUD, Dios mediante, en reclamación de daños y perjuicios, pues no es lo mismo poder empezar a conducir el 16 de agosto que el 1 de noviembre.
Palabra de Ramiro. Y os que me conocen, saben perfectamente que lo que digo, lo hago.
Ramiro Grau Morancho, Académico, jurista y escritor. https://www.ramirograumorancho.com
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Pedro
04/07/2022 at 21:36
No podemos tener dieciste sanidades públicas, más las de Ceuta y Melilla, todas ellas con numerosos altos cargos -más bien, altas cargas-, que lo único que hacen es cobrar buenos sueldazos, a cambio de nada.