Este artículo se publicó originalmente en italiano en https://www.ilprimatonazionale.it/

Hace exactamente un año, en este diario , se informaba de una noticia aparentemente singular: Jeff Bezos, Bill Gates y Michael Bloomberg cazando minerales en Groenlandia . Sí, era como leer un cómic, parecía la historia de Scrooge Scrooge buscando pepitas de oro en el Klondike. Pero al final la fantasía, al menos en ese caso, no difirió demasiado de la realidad. Seguía siendo cuestión de multimillonarios y exploraciones, reemplazando la fiebre del oro por la búsqueda de metales como el níquel, el cobre, el cobalto y el platino.. Todos materiales muy preciados que la compañía de exploración minera KoBold Metals, apoyada por una serie de nabobs -entre ellos Bezos y Gates- ya había anunciado en 2021 que quería encontrar en la isla de hielo.

Porque Bill Gates y Jeff Bezos acabaron en Groenlandia

Ahora, un año después del anuncio, la búsqueda del tesoro realmente ha comenzado. Los hombres más ricos del mundo lo apuestan todo a Groenlandia, cada vez menos helada por el cambio climático, y empiezan a explotar los desbordantes yacimientos de minerales raros. Entre estos últimos hay fundamentales, por ejemplo para los coches eléctricos y para las baterías que son fundamentales para almacenar energía renovable. En particular, el níquel y el cobalto, tal y como admite Kurt House, director general de la mencionada KoBold Metals: “ Estamos buscando un yacimiento que sea el primer o segundo yacimiento de níquel y cobalto más importante del mundo ”.

La californiana KoBold Metals emplea sistemas basados ​​en inteligencia artificial y aprendizaje automático para realizar sus inspecciones. También firmó un acuerdo con Bluejay Mining, respaldado por Breakthrough Energy Ventures, un fondo climático y tecnológico, respaldado a su vez por el cofundador de Microsoft, Bill Gates, Michael Bloomberg, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, y Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates, la mayor fondo de cobertura en el mundo.

No hay conspiración, estamos hablando de un club de multimillonarios que simplemente olieron otro trato. Porque los coches eléctricos, destinados a ser cada vez más populares, requieren materias primas muy diferentes a las que se utilizan para los coches tradicionales. Así que los hombres más ricos del planeta aspiran a terminar primeros en un territorio potencialmente rebosante de estos recursos. Quizá aprovechando los efectos del cambio climático del que tanto se habla -muchas veces sin sentido- y a pesar de las tierras casi vírgenes.

Eugenio Palazzini

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