Gloriosa victoria la lograda el 7 de octubre de 1571 por la Monarquía Hispánica y la Europa Católica frente a la barbarie musulmana, encarnada en el Imperio Otomano. Occidente contra Oriente. La Santa Cruz contra la Media Luna sangrienta e infame.

Casi todo el esfuerzo bélico lo puso, ¡cómo no!, nuestra gloriosa Patria, bajo el cetro de uno de los más grandes soberanos de nuestra Historia Heroica: FELIPE II, señor de medio mundo. !Que gran herencia real nos dejaron los Reyes Católicos! !Que grande era la MONARQUIA HISPANICA de la Casa de Austria!

Ayudaron en la cristiana empresa los Estados Pontificios – PIO V era entonces el Papa-Rey- otro gran personaje de la Historia. Totalmente distinto a los personajillos venidos tras otro gran PIO, Su Santidad PIO XII. Igualmente se sumaron, fundamentalmente, “LA RELIGION” – nombre bajo el que entonces se conocía a la insigne Soberana Orden de los Caballeros de Malta -, las repúblicas de Génova y Venecia; el Gran Ducado de Mantua y el Ducado de Saboya. Todos bajo el estandarte de la SANTA LIGA.

¡Y que grandes capitanes comandaron la magna empresa!: D. JUAN DE AUSTRIA, Álvaro de Bazán, Alejandro Farnese, Barbarigo, Colonna, Doria, Giustinianni….los grandes nombres de aquella aristocracia que servía con las armas a su Rey y a su Patria.

Mientras galeras y galeazas, se enfrentaban en rudo combate a muerte; S. S. PIO V convocaba un Santo Rosario público, en la basílica de San María La Mayor.

¡Y vaya que si Dios escucho sus ruegos y la intercesión de la Santísima Virgen que concedió a su armada una clamorosa victoria!

Victoria que frenó en seco el expansionismo musulmán en el Mediterráneo occidental, así como los intentos de conquista de la Media Luna. La llamada Sublime Puerta, sus harenes, baños, sultanes y visires quedarían igualmente debilitados tras esta grandiosa derrota suya.

Me causa un enorme dolor y pena comprobar cómo han cambiado las tornas actualmente. Que distintos son aquellos soberanos que sabían por que luchar y hasta por que morir.

Aquel Soberano Pontífice con espíritu de Cruzada, defensor de sus fieles, tan distante de los últimos, tras S.S. PIO XII “EL MAGNO”, no digamos ya si lo comparamos con el actual titiritero acólito del Mundialismo y defensor de la invasión islámica.

No menos distintos aquellos aristócratas de los mindundis que hoy copan las páginas de actualidad y de color rosa.

Y, para concluir, cuan digna era aquella Europa que, salvo la pérfida y traidora Francia, -entonces aliada al Infiel – se supo unir para luchar contra su enemigo NATURAL: el oriente musulmán, que hoy como ayer, e igual que mañana que no ceja en su empeño de conquistar y destruir el Occidente, cristiano por más que muchos renegados e ignorantes les pese.

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