(Gaudium Press) La película “Mirando al Cielo”, sobre el niño-mártir cristero San José Luis Sánchez del Río, está siendo un éxito de taquilla en los EE.UU., donde se estrenó el pasado 18 de abril.
En conversación con Aciprensa, la productora de la película, Laura Díaz de Peláez, dijo que “se colocó en el segundo lugar en toda la unión americana como la película con mayor número de asistentes por copia”.
Ella y Antonio Peláez, que es su esposo y guionista y director de la película, dijeron estar “muy contentos, sobre todo por la reacción de la gente que sale conmovida y con el corazón abierto para hacer algo por el Reino de Dios”.
La película ya tiene repercusiones tan lindas, como la de la niña de 10 años que al despedirse de su madre para irse a la escuela, le dice: “¡By mom, Viva Cristo Rey!”: la chica había visto el film.
Datos
La película tiene mucha materia interesante para el mejor de los argumentos, al versar sobre este niño que cuando tenía 14 años fue torturado y muerto por oficiales de Plutarco Elías Calle, al no querer renunciar a la fe católica, en el marco de la rebelión cristera. Esto ocurrió el 10 de febrero de 1928.
Cuando el niño tenía 13 años, pidió ante la tumba de otro mártir, el abogado Anacleto González, poderlo acompañar en el camino del martirio. Fue entonces que decidió unirse a los cristeros.
Él era portaestandarte de la Guadalupana, y no tomó parte en los enfrentamientos armados, pero fue capturado porque le cedió su caballo al del general Guízar Morfín, a quien habían herido su cabalgadura.
Llevado a prisión, que era una antigua iglesia que estaba siendo usada como lugar de entrenamiento de los gallos de pelea del gobernador, Joselito mató esos gallos y les dijo a los carceleros que lo asesinasen si querían pero que “la casa de Dios es para rezar, no para usarla como un establo de animales”.
Quien dio la orden de matarlo fue Rafael Picazo, su padrino de primera comunión, que primero lo tentó de abandonar la fe católica, para conservar la vida. Incluso le ofreció inscribirlo en la escuela militar del régimen, y enviarlo a EE.UU., pero el niño no aceptó. Finalmente le pidió a la familia cinco mil pesos oro para el rescate del muchacho, algo que reunió el padre de Joselito, pero el niño le pidió a su padre que no pagara el rescate, pues había ofrecido su vida a Dios “y su fe no estaba a la venta”.
Entonces lo torturaron, arrancando la piel de la planta de sus pies, y así lo hicieron caminar hasta el cementerio, mientras lo apaleaban. Pero el muchacho no apostató.
En el cementerio ordenaron apuñalarlo, cosa que hicieron, mientras el chico proclamaba “¡Viva Cristo Rey, Viva Santa María de Guadalupe!” Todo esto ocurrió en Guadalajara.
Con información de Aciprensa
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