El hombre es un ser social. Nace, se desarrolla, vive y muere en sociedad. Aislado, no puede vivir. Si lo juntamos con otros, podemos formar un rebaño. Así el hombre se enardece, grita y hasta acomete. En esas condiciones puede….hacer el bestia. Quemar cajeros y contenedores. Eso no es poder. Eso es ser utilizado.
Nosotros podemos. Pero para ello tenemos que vivir como hombres. Vivir en sociedad. Como siempre han vivido los hombres.
Hoy tenemos un estado que llaman de bienestar. No es nuestra madre. No puede serlo. Pero pretende cuidar de nosotros desde la cuna hasta la tumba. En su cuidado nos mantiene en una niñez permanente. Y el trato que nos da no es de madre, puesto que no es nuestra madre. Es de madrastra.
Por eso también nosotros levantamos nuestra voz y decimos “¡podemos!”. Podemos porque sabemos. Y exigimos libertad para desarrollar lo que sabemos. Y exigimos libertades concretas para nuestras familias, para nuestros municipios, para nuestras regiones, para nuestras profesiones, para educar a nuestros hijos… ¡Para tantas cosas! Para todas las que hoy ha usurpado el estado que se ha constituido en padre y madre.
Podemos porque la Fe que nos ilumina nos permite discernir lo que es justo y lo que no lo es. Porque la razón que Dios nos ha dado nos marca lo que es mejor en nuestra familia. Los conocimientos que hemos adquirido nos permiten ejercer una profesión. No necesitamos de políticos que cuiden de nosotros desde la cuna hasta la tumba. Para ello estamos nosotros. No sólo atendiendo a nuestras necesidades individuales. También a las de los grupos sociales de que formamos parte.
No necesitamos de un estado constituido en falso dios que nos dicte normas morales. Que nos exprima con impuestos confiscatorios. El estado debe limitarse a su función de gobernar y atender subsidiariamente las necesidades a las que no puede hacer frente la sociedad. Si es que surgen algunas de ellas.
Por lo demás exigimos que nos deje a nosotros resolver nuestros problemas. Porque sabemos mejor que el estado cuáles son. Y como sabemos, ¡también podemos!
Solo necesitamos que nos dejen libres.