A aquellos que son de buena fe, pero con escaso conocimiento de las encíclicas, les recordamos lo que nos dice la «Gaudium et Spes» (Pablo VI) sobre la necesaria existencia de los ejércitos.
«Mientras exista el peligro de guerra y falte un autoridad internacional competente y provista de medios eficaces, una vez agotados los recursos pacíficos de la diplomacia, no se podría negar el derecho de legítima defensa de los pueblos.».
Sirva de preámbulo cuanto antecede, puesto que el artículo trata de un hombre de ejército, ignominiosamente considerado por esas fuerzas que, de nuevo, en estas fechas y situación vuelven a atacar a España y creo que tenemos la obligación moral de recordar a quien nos sustrajo al férreo dominio estalinista. No podemos por ello, dejar de recordar la figura de quien utilizó ese “derecho de legítima defensa de los pueblos”, mal que les pese a quienes después de 80 años le guardan rencor por haberles vencido en buena lid. Me refiero, naturalmente a Francisco Franco Bahamonde, del que haré mención a su biografía hasta 1936, especialmente para que todos los que repiten consignas como las ovejas de “Rebelión en la granja” de Georges Orwell, conozcan la verdad de la historia de aquél que cortó la barbarie que el comunismo estaba introduciendo en España.
Nace Francisco Franco Bahamonde en la madrugada del 4 de diciembre de 1892 en un rincón de Galicia, su Ferrol, que muchos conocimos como El Ferrol del Caudillo[1]. Fue bautizado en la Iglesia parroquial de San Francisco, templo castrense y primera anticipación militar de su vida. Era aún un niño cuando expresó su deseo de ingresar en la Escuela Naval, pero la maltrecha hacienda española, incapaz de reponer los barcos que con tanta gloria acabábamos de perder en Cuba y Filipinas en el año 1898, aconsejó el cierre de la Escuela. Tuvo que cambiar de arma. Tenía 14 años cuando ingresó en la Academia de Infantería de Toledo. El 13 de julio de 1910, en el patio de esta fortaleza, la estatua del Emperador Carlos V era testigo de que el Alférez Francisco Franco juraba consagrar su vida a defender España. Inició su vida militar en el Regimiento de Infantería Zamora nº 8 en Ferrol, hasta que en 1912 fue destinado, al Protectorado español de Marruecos, donde, a pesar de las entrañables y sinceras relaciones con el Jalifa y Autoridades y una gran parte de la población, El Raisuni y Abd-el-Krim, fueron desde el primer momento hostiles y encendieron la guerra.
En ese año de 1912, entre los contingentes de tropas que siguen llegando a Marruecos, desembarca en el puerto de Melilla un Oficial que es casi un niño, aunque él trate de disimular lo que consideraba un defecto (que no es tal porque se cura solito con el paso de los años), dejándose un bigote representativo. Desde el primer momento se estableció una estrecha vinculación con África, pudiendo decirse que en esas ardientes tierras el nombre de Franco quedó gloriosamente unido a ellas, figurando desde entonces en su Hoja de Servicios como una prolongación de sus apellidos, los de Izarduy, Xauen, Río Martín, Dar-Drius, Riffien, Llano amarillo, el Gurugú, Tiffaruin y Alhucemas.
Su primer destino está en la Columna que opera en vanguardia y está acampada en Tifasor. Recibe su bautismo de fuego en el asalto y conquista de la posición de Haddú-Allal-u-Kaddur.El General Berenguer[2], que dirige las operaciones, comenta admirativamente con sus ayudantes: ¿Quién manda esa Sección que funciona tan bien? “Un recién llegado, mi General, el Alférez Franco”. Por primera vez suena su nombre en el ámbito de estos parajes. Y por primera vez sus ojos asisten al sobrecogedor espectáculo de ver alzarse en victoria la Bandera que juró en Toledo.La sección que por su buen hacer llamó la atención de Berenguer la mandaba un joven de 20 años y eran sus primeros combates. Franco destacó por sus virtudes militares desde el primer momento. Su sección pertenecía a la columna del coronel Villalba[3] con quien luego se enfrentaría en la guerra civil. Dos meses más tarde -julio de 1912- Francisco Franco obtiene la primera Cruz Roja del Mérito Militar y asciende a teniente. Este será su único ascenso por antigüedad en su fulgurante carrera militar.
La impopularidad en España de la guerra de Marruecos motivó al General Berenguer la idea de organizar una Tropa indígena que actuaría como Fuerza de choque, los llamados «Regulares» que, al estar compuestas por nativos habituados al medio ambiente en que se combatía, darán buen resultado. Se escoge para mandarlos a los Oficiales más hábiles y valerosos. En abril de 1913, el Teniente Franco solicita y obtiene el ingreso en las Fuerzas Regulares, que al año de su fundación habían aportado al triste balance de nuestras pérdidas el 40 por 100 de sus efectivos.
En poco tiempo, Francisco Franco seria condecorado tres veces con la Cruz del Mérito Militar, en recompensa a sus extraordinarios servicios. El 5 de enero de 1915, a consecuencia de la heroica toma de Beni-Hosmar, es citado en la Orden del día y ascendido a capitán. Tiene veintidós años, y es el capitán más joven del Ejército español. Entre los «regulares» a sus órdenes -que le obedecen con fe ciega- es creencia general que el capitán Franco es invulnerable a las balas. Dicen de él que tiene la «baraka», una fuerza misteriosa que defiende de la desgracia, al que la posee.Lo cierto es que en 1916, tras cuatro años de continuas batallas, Franco es uno de los únicos siete oficiales que todavía no han recibido ni un rasguño.
Pronto, sin embargo, pasarán a segundo plano las noticias de los periódicos sobre África debido al estallido de Gran Guerra de 1914. Durante los siguientes años, ésta, va a hacer olvidar a los españoles, que en Marruecos sigue estallando la guerra cada mañana para millares de hombres que luchan hasta la muerte por un palmo de terreno. Su bautismo de sangre no tardará en llegar. Es a fines de junio de 1916 durante una terrible batalla al norte de la península del Yebala. Franco, al frente de sus hombres, tiene que conquistar al asalto unas alturas bien defendidas y cayó por primera vez herido. Durante el ataque le alcanza una bala en el vientre. En el furioso combate del Biutz tenía que tomar, al mando de su Compañía, estas lomas conocidas, por su fortificación y emplazamiento, como las Lomas de las Trincheras. A mitad del asalto una bala le atravesó el vientre. Sigue, a pesar de ello, al frente de sus soldados y toma la posición, pero poco después la hemorragia le desvanece. En una camilla es transportado al puesto de socorro, donde fue atendido por el Capitán Médico D. Enrique Blanco Salas, quien dictamina que su estado es gravísimo y no es posible trasladarlo al hospital de Ceuta. Y afirman que la trayectoria de la bala es «milagrosa»: por milímetros no hay perforación del intestino ni del hígado y la temida infección no se presenta.
De la dureza de aquél combate nos da idea el elevado número de bajas que hubo, 247. El comunicado de la batalla cita una vez más al capitán Franco «distinguido por su innegable valor, sus dotes de mando y la energía que ha desplegado en el curso del duro combate». Y se le concede la Cruz de María Cristina. El Alto Comisario de España en Marruecos, general Gómez Jordana, da su parecer favorable en el sentido de que Franco sea ascendido a comandante, pero se duda debido a ser considerado excesivo por su juventud al tener sólo 23 años.
Mientras Franco se restablece de su gravísima herida, le llega la gran noticia: su ascenso a comandante (el más joven del Ejército español). Aún convaleciente, pide de nuevo el mando de las Tropas en Marruecos, pero no hay vacante de Comandante y ha de aceptar destino en el Regimiento del Príncipe, de guarnición en Oviedo, aunque deja firmada una solicitud permanente para volver a África en cuanto haya ocasión.
En Oviedo Franco retorna otra vez a la vida tranquila. Los ovetenses le miran con simpatía y le admiran porque su breve pero intenso historial guerrero es conocido por todos. El joven comandante entabla relaciones con una joven de buena familia asturiana, la señorita Carmen Polo y Martínez Valdés. En sus ratos libres Franco lee mucho: historia, sociología, economía, política, revistas militares… E incluso pronuncia conferencias ante sus compañeros de armas, comentando las grandes batallas de la primera guerra mundial que desde 1914 asola a Europa.En agosto de 1917 estalla una huelga general revolucionaria en toda España. El Gobierno moviliza el Ejército y a Franco le toca apaciguar el foco más difícil: la cuenca minera de Asturias.
A finales de septiembre de 1918 Franco abandona Oviedo para asistir, en Madrid a un curso de perfeccionamiento dedicado a comandantes.Allí conoce a un hombre alto, enjuto y exaltado, llamado José Millán Astray, de cuarenta años que había combatido en Filipinas y Marruecos el cual tenía un ambicioso proyecto: crear una Legión Extranjera análoga a la francesa: una fuerza de choque para el Ejército español de África. Millán Astray escribiría:
«Desde el día en que tuve la suerte de conocer a Franco me di cuenta claramente de sus cualidades extraordinarias y de sus aptitudes generales. Como mi pensamiento constante en aquellos días era la fundación de la Legión sabía que tendría necesidad de la ayuda de hombres extraordinarios, y, principalmente, de un hombre que sería mi lugarteniente. Después de haberlo conocido, ya no pensé más que en Franco.». Franco aceptó inmediatamente la oferta de José Millán Astray.
De nuevo en Oviedo, Francisco Franco hace los preparativos para su matrimonio con la señorita Carmen Polo cuando recibe un telegrama de Millán: la organización de la Legión comenzará de un momento a otro. Le necesita a su lado, Franco aplaza su boda, Es el mes de septiembre de 1920. En octubre, Franco ya está en Algeciras dispuesto a embarcar rumbo a Ceuta. Hace la travesía con los primeros cien legionarios españoles y extranjeros. Millán les espera en Ceuta. Les dirige una vibrante arenga. Millán Astray les habla fuerte y claro:
“Habéis llegado hasta aquí para morir. Al dejar atrás el Estrecho habéis perdido nombre, historia y familia. Aún es tiempo para renunciar. Bastará con que digáis al médico que os duele la garganta”. Y lanza, al fin, el grito de guerra: ¡Viva la muerte!
Con las tres primeras Compañías se forma la Primera Bandera de la Legión, que va a mandar Franco con sus 27 años. Durante seis meses, aquellos hombres se entrenan férrea y disciplinadamente para el ejercicio de combatir. Ahora ya es tiempo de que la Legión demuestre combatiendo la calidad del temple que le han dado sus Jefes. En las conquistas de Xauen, Benilai y Bujarraz tendrán el honor de recoger sus primeros caídos y de ganarse, ya para siempre, el puesto preferente en la vanguardia. Entonces, Franco escribe estas líneas llenas de amargura:
«En nuestra vida de Xauen nos llegan los ecos de España. El país vive apartado de la acción del Protectorado, se mira con indiferencia la actuación y el sacrificio del Ejército.»
A principios de julio, la Legión es llamada al frente de Larache. Las operaciones son penosas debido, más que al adversario, al extenuante calor. Días después, de madrugada, Millan Astray llama al comandante Franco y le comunica que debe partir urgentemente con sus tropas hacia el Fondak. La marcha es atroz. La Bandera de Franco requerida apremiantemente, caminando día y noche, en jornadas extenuantes, sin concederse un respiro, llega a Ceuta y embarcan en el “Ciudad de Cádiz” rumbo a Melilla. Llevan dos noches sin dormir y han recorrido cien kilómetros en día y medio. Por qué tanta prisa? Franco lo averiguará en Tetuán: en Melilla ha ocurrido un desastre. Los cabileños de Beni-Urriaguel, levantados por Abd-el-Krim, se lanzan furiosamente sobre las Tropas del General Fernández Silvestre, que guarnece la zona de Alhucemas y se produce el desastre de Annual. El Ejército español había perdido unos quince mil hombres y todo el dispositivo militar de la zona oriental del Protectorado se habla venido abajo. En muy pocas jornadas, los harqueños de Abd-el-Krim han operado este increíble avance. Melilla está en peligro y el pánico cunde entre la población civil. Se hace necesario el envío urgente de refuerzos desde otros puntos del Protectorado y Península. El deber de la Legión era salvar a Melilla, la ciudad amenazada.
A su llegada, los Legionarios han tirado por la borda su fatiga y desembarcan formados y cantando, con su Comandante al frente, por las calles de Melilla. Y del barco al combate sin tomar un respiro.Millán Astray cae gravemente herido junto a Franco cuando le está dando órdenes, y éste, con 28 años, se hace cargo interinamente del mando de la Legión. Y ocupa Nador, que semanas atrás había sido saqueada por las tribus rebeldes. Los cadáveres de los españoles están salvajemente mutilados. El 1 de octubre de 1921 comienza la reconquista del monte Gurugú. Los combates son feroces. En la batalla de Sebt la Legión pierde 143 hombres y siete oficiales. El día 10, tras sangriento combate, es ocupado el monte Gurugú. Allí muere el ayudante de Franco, barón de Misena[4], de dos balazos en la cabeza. En esta y otras acciones bélicas se perfila aún más el carácter y estilo de Francisco Franco, que todos admiran, sus propios hombres y sus adversarios. Ensalzan su sangre fría y audacia. Un combatiente-escritor dice de él:
«Lo he visto marchar a la cabeza de todos, completamente derecho, cuando ninguno de nosotros nos atreveríamos a despegar los morros del suelo, de espesas que pasaban las balas.»
Tras un breve permiso que aprovecha para ir a El Ferrol a ver a su madre, Franco regresa a Marruecos, donde los combates continúan. El Ejército español utiliza, por primera vez, carros de combate ligeros. En una de las batallas muere el comandante Fontanes, jefe de la Segunda Bandera. Y Franco, apesadumbrado, escribe en su diario:
«La Legión está de luto. Ha perdido uno de sus mejores jefes, y los soldados están tristes. Sus ojos no lloran porque en sus cuencas ya no quedan lágrimas. ¡Han visto caer ya tantos oficiales y camaradas!»
El 30 de junio de 1922 el alto comisario concede al comandante Franco la Medalla Militar, señalando que «se ha distinguido particularmente a la cabeza de dos Banderas, demostrando que posee las más brillantes cualidades militares, siempre en primera línea, sabiendo inspirar a las Banderas del Tercio su espíritu intrépido y dirigirlas según los mejores principios de la técnica militar». Dicha Medalla le es impuesta en el campamento de Dar Drius, el 12 de enero de 1923. Después, a consecuencia de una combinación de mandos, Franco regresa a Oviedo, donde podrá reunirse con su novia y, tal vez, casarse. Estos son sus proyectos más queridos cuando ya ha cumplido treinta años. Pero una vez más tendría que aplazar su matrimonio con la señorita Polo, porque…
En Marruecos ha renacido la acción rebelde. En una operación llevada a cabo por la Legión para liberar el puesto de Tizi-Azza, muere en combate el teniente coronel Valenzuela, jefe de la Legión. Era preciso reemplazarle. No se piensa en Millán Astray, que está al mando del Regimiento de la Princesa. Sí se piensa en cambio, en Franco. Más se plantea de nuevo el eterno dilema: ¿no es demasiado joven para ser ascendido a teniente coronel? Alfonso XIII se pronuncia a favor del ascenso, y el Consejo de Ministros da su beneplácito. Así es cómo Francisco Franco Bahamonde, el teniente coronel más joven del Ejército español, recibe la orden de regresar a África para ponerse al mando de la Legión. Y el 18 de junio de 1923, en Ceuta, asume la jefatura legionaria.
Nuevos combates, más sangre y heroísmo. Cuando el puesto de Tifaruin está cercado y se sabe que no podrá resistir mucho tiempo a sus asaltantes, el jefe de la pequeña guarnición recibe este mensaje:
«Resistid durante unas horas. Franco viene en vuestro auxilio.» Esta es la respuesta:
«Si viene Franco, resistiremos. ¡Viva España!»
Franco ataca por la espalda y los rebeldes, cogidos entre dos fuegos huyen en desbandada. El puesto es liberado. Y llegan unos días de calma. Franco los aprovecha para trasladarse a Oviedo y contraer matrimonio, el 16 de octubre de 1923, con Carmen Polo la novia que tan pacientemente había sabido esperar ese momento. Franco disfrutaría de un mes de vacaciones. Después… otra vez el fragor del combate en África.
La descomposición política española obliga a un hombre honrado a barrer el tinglado y empuñar el poder. El 13 de septiembre de 1923, el General Primo de Rivera, da un Golpe de Estado y proclama la Dictadura Militar, que es bien recibida por España entera con entusiasmo y aceptada por el Rey. Ese mismo año, en la Iglesia de San Juan, de Oviedo, el Teniente Coronel Franco se casa con la señorita Carmen Polo y Martínez Valdés. Es apadrinado por el Rey, que delega su representación en el General Losada. En febrero de 1.925, por méritos en Campaña, es ascendido a Coronel. Tiene 32 años y una vez más se repite la constante de ser el más joven en este empleo. De la estimación y aureola popular adquirida por Franco en toda la Nación, da buena muestra esta expresiva carta que el Rey le envía con motivo de su ascenso y que él conservó entre sus más apreciados recuerdos:
“Querido Franco: Al visitar el Pilar de Zaragoza y oír un responso ante la tumba del Jefe del Tercio, Rafael Valenzuela, muerto gloriosamente al frente de sus Banderas, mis oraciones y mis recuerdos fueron para vosotros.
La hermosa historia que con vuestras vidas y sangre estáis escribiendo es un ejemplo constante de lo que pueden hacer los hombres que lo cifran todo en el cumplimiento del deber.
Toqué al Pilar esta medalla que te ruego uses, que Ella, tan militar y tan española, te protegerá seguramente.
Mis felicitaciones y gracias por toda tu actuación y ya sabes lo mucho que te quiere y aprecia tu affmo. amigo que te abraza.
Alfonso XIII
Madrid, 1 de mayo de 1.925”
El General Primo de Rivera toma la decisión de liquidar el problema de Marruecos. La clave está en Alhucemas.Francia, agredida en su Sector por Abd-el Krim, que amenaza Fez, decide colaborar con España y envía al General Petain,el vencedor de Verdun, a entrevistarse con el General Primo de Rivera. En esta reunión, a la que es llamado Franco, se acuerda el desembarco en Alhucemas por las Tropas españolas, con la colaboración de la Marina francesa. En septiembre de 1.925 embarcan en los puertos de Ceuta y Melilla dos Columnas, compuestas cada una de nueve mil hombres. La de Melilla, al mando del General Fernández Pérez, y la de Ceuta, cuya vanguardia ocupará Franco con suLegión, mandada por el General Saro. El General Sanjurjo será el Jefe de la División de desembarco. La orden de operaciones pone en las manos de Franco el privilegio y la responsabilidad de una absoluta iniciativa.
Fue éste el primer desembarco aeronaval de toda la historia y de su éxito, dan fe el General estadounidense Dwight Eisenhower y los Estados Mayores aliados, que durante la planificación del desembarco de Normandía en 1944, estudiaron profundamente la táctica empleada por los españoles en Alhucemas.
En la madrugada del día 8, se inicia la operación con el estallido de los cañones que comienzan a batir las altas crestas dominantes, en las que el enemigo ha situado sus defensas. Las barcazas de desembarco enfilan decididas la playa, pero las mareas no son propicias y las barcazas tocan fondo antes de lo previsto, imposibilitando el desembarque de los Carros de Combate que han de proteger a los hombres. Los momentos son críticos. Los cañones y ametralladoras enemigas dominan la playa. Pero suena el clarín de ataque y los Harqueños y los Legionarios, con sus Jefes al frente, saltan al agua y a pecho descubierto ponen el pie en la playa y toman las primeras posiciones. En ella, con el resto de las Tropas, se han distinguido bravamente los Legionarios de Franco y los Harqueños de Muñoz Grandes. Tras duros combates se alcanzan los ansiados objetivos; Alhucemas es conquistada por el Ejército español. Un Real Decreto nombra a Francisco Franco general de brigada por sus méritos contraídos en campaña. Tiene treinta y tres años y es el general más joven de España… y de Europa. A los 34 años sólo otro militar ha obtenido tal categoría: Napoleón Bonaparte.
El General Primo de Rivera, le requiere para que lleve a cabo una de sus aspiraciones más deseadas: la creación de la Academia General Militar. Se eligió la ciudad de Zaragoza, y en marzo de 1.927, se eligieron para su edificación unos terrenos situados en “San Gregorio” y se le apuró para que en octubre del año siguiente comenzaran las clases. La cosa era difícil y delicada, pero en el plazo marcado, aquel solar se había convertido en un colosal edificio. Cuando el Ministro de la Guerra francés, el célebre General Maginot, vuelve a Paris, después de visitarlo, declara: “España puede ufanarse de que su Escuela de Oficiales es el Centro de este género más moderno del mundo”.
El 5 de octubre, los Caballeros Cadetes de la Primera Promoción del Centro desfilan ante su Director y el Presidente de Gobierno. Franco les ha dado, además del edificio, los cimientos en los que va a edificar su espíritu futuro, condensados en un DÉCALOGO que se observará al pie de la letra. Pero los tiempos vienen turbios para España y esta obra, tan esforzadamente lograda, está amenazada como todo. En enero de 1930, cae la dictadura de Primo de Rivera. Los partidos de izquierdas se movilizaron esperanzados: Puede ser su ocasión. El 14 de abril de 1931, se establece la masónica II República en España.
Manuel Azaña, intelectual de Ateneos convertido en Ministro de la Guerra, comienza en seguida la pulverización del Ejército. Y entre las muchas disposiciones que dicta, figura la de suprimir de un plumazo la Academia General de Zaragoza. Cuando Franco recibe la noticia, siente que algo muy entrañable y necesario se resquebraja, que el sentimiento se alza en protesta de rebeldía, pero es militar y sabe que el primer postulado es el acatamiento al Mando. En el patio de aquel edificio que él levanto con tanta ilusión tres años antes, se despide de sus Cadetes con una alocución histórica:
“El concepto de disciplina reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en última rebeldía o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del Mando. Esta es la disciplina que practicamos. Este es el ejemplo que os ofrezco.”
En octubre de 1934, estalla en toda España la huelga general revolucionaría. En Cataluña y en Asturias la huelga tiene focos aún más violentos. Separatistas y mineros amenazan con hacerse dueños de la situación. El Ministro de la Guerra señor D. Diego Hidalgo, cree ciegamente que en el joven General Franco, Comandante Militar de Baleares, está la clave del éxito. Si bien fue nombrado el General López Ochoa, Jefe de las operaciones militares en Asturias durante la Revolución de Octubre. El General Franco, quedó en el Palacio de Buenavista como asesor y técnico del propio Ministro señor Hidalgo.
Convocadas elecciones para el 16 de febrero de 1936, se crea el Frente Popular. Destituido Niceto Alcalá Zamora como Presidente de la II República, vuelve al poder Manuel Azaña, promotor destacado en la pasada Revolución de Octubre, dominada por Franco. Nada más llegar destituye al General de la Jefatura del Estado Mayor Central y en su obstinación de alejarlo lo más posible, lo envía a Canarias. A pesar de todo, nadie puede asegurar que Franco, a pesar de su definida posición antimarxista, haya sido desleal a la República.
La sublevación militar dirigida por los Generales Sanjurjo y Mola, comenzó el 17 de julio de ese año en Melilla, y se extendió a varias capitales peninsulares al día siguiente. En la noche del 18 de julio, Franco recibe un telegrama que le da cuenta de la sublevación del Ejército de Marruecos. Burla la vigilancia a que está sometido por las autoridades civiles y en una avioneta de turismo inglesa, emprende el vuelo a Tetuán. Donde toma el Mando del Ejército de Marruecos.Tres años de dura lucha le llevarán a barrer el estalinismo de España.
Esta es, digamos, su etapa de formación. Por ella, se observa que su brillante carrera militar la cumplió por méritos propios y no por antigüedad y que no necesitó hacerse masón para desarrollarla, porque, según ellos, «su solicitud había sido rechazada», de modo que no debe nada a su fraternidad. La lucha que siempre mantuvo contra la masonería: (“No hemos jamás de olvidar que entre las fuerzas derrotadas de la anti-España por el Movimiento Nacional español ocupaban puesto principal las fuerzas masónicas de nuestra Patria, que, aunque reducidísimas en su número, eran, sin embargo, las patrocinadoras de todas las traiciones y las que realmente habían abierto las puertas de la Patria a la invasión comunista y a su enseñoramiento de nuestro solar”[5]). No se lo han perdonado. Tampoco su derrota los comunistas, ¿será ésta la causa de tantas ignominias sobre él?
Concluiré contando una significativa anécdota para terminar de conocer al personaje: Meses más tarde de finalizada nuestra contienda, comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Los Ejércitos de Hitler con sus Divisiones acorazadas del Tercer Reich son prácticamente incontenibles y en un espacio de tiempo sobrecogedor, arrollan a Europa y alcanzan su codiciada meta: París. Francia se ve obligada a capitular. Al General Petain le toca en suerte el amargo servicio de afrontar el trance y al tener que designar un mediador para tratar de las condiciones con el invasor, dice:
“Deseo que esta persona sea el General Franco. La espada más limpia del mundo.”
[1] Ferrol, en 1938 cambió su denominación a El Ferrol del Caudillo por orden del Ministerio del Interior a instancias de su titular Ramón Serrano Súñer, vinculando de este modo la ciudad al entonces jefe del Estado. Tras la muerte de Francisco Franco en noviembre de 1975, siete años más tarde, el 28 de diciembre de 1982, el ayuntamiento ferrolano aprobó una moción para recuperar la denominación anterior, El Ferrol, sin «del Caudillo», denominación oficial del municipio que recuperó el 5 de octubre de 1984.
[2] Dámaso Berenguer y Fusté, I conde de Xauen, fue un militar y político español, que presidió el penúltimo gobierno de la monarquía de Alfonso XIII conocido con el nombre de «dictablanda».
[3] José Eduardo Villalba Rubio:(Toledo 1882-Madrid 1960) fue un militar español, hijo de José Eduardo Villalba Riquelme que fue ministro de la Guerra. Está vinculado a dos dinastías de gran tradición militar que dieron a España insignes militares. Sus cinco hermanos Ricardo, Antonio, Álvaro, Fernando y Carlos, todos ellos, al contrario que José Eduardo, fueron militares del ejército nacional español.
El día 8 de septiembre de 1925 se inicia el desembarco de Alhucemas y en primera línea al mando de las Harcas de Regulares va el Comandante José Villalba junto a las tropas legionarias al mando de Teniente Coronel Francisco Franco, tras la batalla es destinado a mandar segunda Bandera de la Legión Española, cuerpo fundado por su padre José Villalba Riquelme cuando fue Ministro de la Guerra el año 1920. Combate por toda la zona del Protectorado Español en Marruecos recibiendo numerosas condecoraciones y varias heridas, siendo felicitado de forma oficial en numerosas ocasiones. A principios de 1936 es ascendido a coronel, y en abril es nombrado jefe de la 2ª media brigada de la 1ª Brigada de montaña, con sede en Barbastro y batallones en Barbastro y la Seo de Urgel.Durante los meses siguientes tiene conocimiento de la preparación de la sublevación y se muestra partidario de ella. Por tradición familiar, todos sus hermanos, primos, tíos y hasta sus dos hijos estuvieron del lado de los sublevados, por sus convicciones políticas y por su forma de entender España estaba con el bando que se iba a sublevar. Se reunirá con Miguel Cabanellas un par de veces y prepara la revuelta en Barbastro. Se concretaron actividades en caso de que se produjera dicha sublevación, El Coronel Villalba se haría cargo de todas las tropas y del mando de la Guardia Civil y declararía el estado de Guerra a favor de la sublevación. Sin embargo, a última hora cambió de opinión, se unió a los republicanos y consintió que bajo su mando ocurrieran los terribles sucesos de Barbastro y su zona. Enviado a Málaga, huye desobedeciendo la orden republicana de defenderla. El 21 de febrero de 1937 es cesado de su cargo en el Ejército del Sur, y días después se dicta un auto de procesamiento contra él. Permanecerá entonces en prisión hasta casi el final de la guerra, siendo entonces rehabilitado y nombrado comandante militar de Gerona en febrero de 1939, en cuyo cargo organiza la retirada a Francia de los restos del ejército republicano.
[4] Joaquín Moore de Pedro, Barón de Misena, nació en Madrid el 29-10-1892. Fue Teniente de Infantería, Ayudante de la Primera Bandera, cayó gravísimamente herido de dos disparos de bala en la cabeza, de cuyas heridas y tras una larga agonía fallecería dos días mas tarde (12-10-1921)
[5] Franco: “La Masonería actual” (3 de mayo de 1951)